Las buenas: escribo estas líneas mientras preparo un viaje a Bruselas del que daré detalles el mes que viene. En estos días se van a celebrar importantes reuniones relacionadas con el impulso a la electrificación rural en los países en vías de desarrollo. Después de muchos años de titubeos y de políticas de apoyo poco claras y nada contundentes se va a pasar a crear un marco de desarrollo muy potente.
Promovido por Naciones Unidas y el Banco Mundial y apoyado por las más altas instituciones internacionales, el SE4ALL, Sustainable Energy for All (Energía Sostenible para Todos), el programa que pretende proporcionar el acceso universal a la energía en 2030, va a recibir un gran apoyo por par te de la Comisión Europea.
Uno de los objetivos es asegurar que los fondos destinados a promover proyectos de electrificación rural alcancen la máxima eficiencia, atrayendo a la inversión privada y promoviendo el desarrollo empresarial en estos países de forma estable, consiguiendo que los miles de millones de dólares de inversión previstos beneficien fundamentalmente a los habitantes de esos países pero que, además, tengan un efecto muy positivo en las empresas europeas.
Esta situación la comparo a la que se daba a principios de la pasada década en lo que se refiere a las expectativas de las EERR. Todo parecía que iban a despegar, pero tardaban y el escepticismo era generalizado, hasta que en muy poco tiempo pasamos de los sueños a unos grandes mercados que en su conjunto este año sumarán más de 50 GW. Puedo asegurar que nadie, absolutamente nadie, pudo predecir esta situación. Pues bien, esto es lo que va a pasar con un mercado que hasta hace muy poco era testimonial y casi exclusivamente ligado a la cooperación internacional.
Una de las claves es que las instalaciones aisladas, la generación distribuida en base a EERR, ya no es considerada como un parche “mientras llega la red eléctrica convencional”. Y esa es la realidad en la que se basan estos planes.
Hace un par de años, Xavier Vallvé, uno de los pioneros de la electrificación rural en España, con 30 años de experiencia en este campo, comentó esta idea en una conferencia en Múnich. La famosa “off-grid” ya no es una solución temporal si no una alternativa competitiva a la extensión de red.
Las malas: el mismo Vallvé, hace unos días en Barcelona, donde su empresa coorganizó una conferencia sobre Mini-Grids, me habló de un Master de Ingeniería y Gestión de EERR de la Universidad de Barcelona en el que lleva unos diez años como profesor y de la pena que le daba ver que después de unos años en los que a veces han tenido que hacer encajes de bolillo para atender a la gran demanda de alumnos, se enfrentaban a una muy sensible caída de la demanda. Su tristeza, que comparto, es la de comprobar el enorme “daño colateral” que ha provocado en nuestro país la negligencia de los últimos gobiernos y el ataque a las EE RR.
Porque el gran mercado del que hablo va a necesitar muchos profesionales bien formados si queremos que nuestras empresas puedan salir a competir en condiciones. El daño no sólo se puede evaluar mirando al pasado, que no es poco. También han perjudicado enormemente nuestro futuro. Menos mal que aún hay muchos empresarios y trabajadores dispuestos a seguir peleando dentro y fuera de nuestras fronteras.