Confieso que el mes pasado tuve un momento de debilidad. Desde luego el escenario no permite sentirse muy positivo y la opción de la rendición siempre tiene un punto deseable. Significa que has perdido pero por otra par te puedes ya descansar. ¡Descansar en paz! Parece que esta expresión viene de la primera guerra mundial, en donde la corta vida de los soldados era tan atroz que los supervivientes al menos veían la parte positiva de la muerte.
Lamento la comparación y lamento haber dicho que me rendía. Por supuesto la situación de las renovables nada tiene que ver con la gran guerra, aunque desde luego es una guerra. Una guerra entre los que defendemos su implantación en nuestro país y en todos los demás, y especialmente, en mi caso, en los países en vías de desarrollo.
Pues no me rindo, porque a pesar del oscuro panorama, la fortaleza de nuestras tecnologías, a pesar de la enorme debilidad de nuestra industrias, hace que vuelva a resurgir la esperanza.
El pasado mes participé en la Segunda Cumbre de Alto Nivel entre Europa y África, y volví a identificar los grandes progresos en los países africanos y las ventajas que esto supone industrialmente para Europa. No os voy a aburrir con lo mismo de siempre, pero tengo que hacer dos comentarios un tanto recurrentes.
El primero, que la representación institucional española fue a través de un empleado de AECID de origen guineano que supongo que se sintió bastante solo y descolocado. En cualquier caso, ¡bien por él! La verdad es que quise saludarle pero sólo le vi en una sesión sentado en el sitio reservado para España. Hasta aquí ninguna novedad.
Lo bueno es que en la pequeña exhibición estuvieron presentes dos pequeñas empresas españolas: Aora Solar, a los que no tuve oportunidad de saludar y Solar Milling, que presentan un ingenioso molino fotovoltaico para pequeñas aplicaciones en los países pobres. Desde aquí les deseo mucha suer te ya que, en parte, son la razón de mi vuelta a la pelea.
Pelea que sabemos que seguirá siendo dura y como muestra un botón, una anécdota en la que posiblemente no hayáis reparado. Estando en Addis Abeba, lo primero que hice como todas las mañanas cuando estoy fuera, fue echarle un vistazo a El País en internet, y ahí estaba en primera página la foto del Rey inaugurando la planta termoeléctrica que ilustraba la noticia de la demanda interpuesta por Emiratos Árabes contra el Estado Español. Pues por la tarde, fui a enseñarles la noticia a los amigos de Solar Milling y la noticia había abandonado la primera página para sumergirse en la sección de economía.
¿Casualidad? ¿Tienen los medios de comunicación la libertad que se supone que deberían tener? En este oscuro escenario, ¿qué posibilidades tenemos de que se escuchen nuestros argumentos en los medios de comunicación masivos? Pues a la vista de los resultados, muy pocas.
¿Qué opciones quedan ante el feroz ataque de los representantes de las energías convencionales? Apar te de sonrojarnos por las tonterías y mentiras que repiten como un mantra. ¡Hay que ver los comentarios de Eduardo Montes del pasado diciembre en Onda Cero! ¡Cómo son los súper managers! Prefiero no extenderme… Pues no tengo la respuesta, para variar, pero ¿Rendirnos? ¡Jamás!