El centro tecnológico Ceit ha liderado el proyecto WaterEye, de 3 años de duración, y en el que han participado las empresas Cobra (España), Semantic Web Company (Austria) y Delft Dynamics (Países Bajos); los centros de investigación y desarrollo Flanders Make (Bélgica) y Sintef (Noruega), la Plataforma Oceánica de Canarias (Plocan) y la Universidad Técnica de Delft (Países Bajos). El objetivo principal del proyecto WaterEye -informa Ceit- ha sido "reducir los costes de operación y mantenimiento de los aerogeneradores offshore, contribuyendo a mejorar el funcionamiento de los parques eólicos marinos mediante el seguimiento remoto de su salud estructural". Para ello -explican desde el centro tecnológico-, se ha propuesto "un sistema novedoso de monitorización en tiempo real de la corrosión".
Ainhoa Cortés, investigadora de Ceit: “el sistema que se ha desarrollado está basado en ultrasonidos y busca monitorizar en continuo la estructura de acero desde el interior de la torre offshore, donde se despliegan unos nodos sensores que miden el espesor de la estructura y con ello su pérdida de grosor debido al fenómeno de la corrosión”
La tecnología está compuesta por unos sensores fijos y un nodo sensor móvil basado en un dron. Esta solución móvil, que ha ayudado a desarrollar la empresa Delft Dynamics, hace volar el dispositivo de detección de ultrasonidos a un punto determinado dentro de la torre del aerogenerador para realizar la medición. El dron, que no puede utilizar GPS en el interior de la torre, se desplaza en base a la información que le proporciona una cámara de seguimiento combinado con otros sensores de posicionamiento hasta una serie de puntos críticos de la estructura, donde hace la medición del grosor automáticamente gracias a los sensores de ultrasonidos desarrollados por Ceit.
Para desarrollar la solución, Flanders Make fue responsable del diseño de la interfaz 3D para visualizar el estado de la estructura a partir de las mediciones de los sensores y la instalación de una maqueta de la torre del aerogenerador, en la que se creó un entorno relevante para efectuar las mediciones.
Por su parte, la Plataforma Oceánica de Canarias ha tenido el papel de organizar la validación y la integración final del proyecto WaterEye en sus instalaciones, que cuenta con un banco de ensayos en mar abierto en el que la tecnología puede ser probada en un entorno real.
Pues bien, tras tres años de trabajo, el pasado mes, "el proyecto WaterEye -informa Ceit- ha finalizado con éxito, cumpliendo los objetivos principales del mismo y buscando crear un impacto significativo en el funcionamiento de los parques eólicos marinos y su mantenimiento".
El centro tecnológico Ceit explica
«La energía eólica offshore es una fuente de energía de muy rápido crecimiento debido a que proporciona altas potencias a la red de forma estable y a costes muy competitivos. Aun así, uno de los mayores problemas de esta energía viene dado por el difícil acceso a los aerogeneradores y por las complicadas condiciones ambientales del mar, que aumentan sustancialmente los costes de operación y mantenimiento (OyM) frente a los parques instalados en tierra. Estos costes pueden llegar a suponer un 30% del coste nivelado de la energía para un parque eólico marino. En concreto, la corrosión es la causa raíz de los altos costes de OyM y del fallo en las estructuras offshore, ya que tiene la menor probabilidad de detección y la mayor gravedad en caso de fallo.
Gracias a una detección temprana, inteligente y precisa de la corrosión en las estructuras, se reducirán los costes de los seguros, el esfuerzo de inspección de la corrosión (relacionado con los costes de operación) así como de los costes de mantenimiento y se mejorará la disponibilidad integrando los datos de corrosión. Actualmente, el proyecto se sitúa en un nivel de madurez tecnológica de TRL5, y se espera que la tecnología desarrollada pueda ser utilizada en proyectos piloto durante los próximos meses de cara a estar lista para su comercialización dentro de 3 años»
Credenciales
Ceit se define como un centro tecnológico sin ánimo de lucro, creado en 1982 por iniciativa de la Universidad de Navarra. Está especializado en las áreas de fabricación, movilidad, digitalización y economía circular (desarrollo de proyectos industriales de investigación aplicada). Es miembro de Basque Research and Technology Alliance (BRTA).