Los ingresos del fabricante danés entre enero y septiembre alcanzaron los 11.036 millones de euros, un 4,6% más que un año antes, con un volumen de pedidos de 9.100 millones, incluyendo 3.000 millones en nuevos encargos durante el tercer trimestre. Entre julio y septiembre, el beneficio neto de Vestas se redujo un 57,6% respecto del mismo periodo de 2020, hasta 123 millones de euros, mientras que sus ventas sumaron 5.538 millones de euros, un 16,1% más. "El trimestre se caracterizó por la inestabilidad de la cadena de suministro y el aumento de los precios de la energía, así como una acelerada inflación de materias primas, transporte y componentes de turbinas, que afectó gravemente la rentabilidad y limita la visibilidad", señaló el presidente y consejero delegado de Vestas, Henrik Andersen.
De cara al conjunto del ejercicio, la danesa advierte de que la inestabilidad de la cadena de suministro y la inflación de costes causada por la pandemia continúan afectando a la industria de la energía eólica, por lo que ha revisado sus expectativas. De este modo, Vestas continúa esperando alcanzar unos ingresos de entre 15.500 y 16.500 millones de euros, pero ahora prevé lograr un margen de Ebit antes de partidas especiales de alrededor del 4%, frente a la anterior horquilla de entre el 5% y el 7%.
"Con la inestabilidad de la cadena de suministro y los altos costos de componentes, materiales y transporte que se espera que duren a lo largo de 2022, así como las crecientes crisis climáticas y energéticas que hacen que nuestras soluciones sean cada vez más importantes, nuestro enfoque pasa por mitigar el impacto de factores externos para proteger la rentabilidad y ejecutar en nuestro estrategia sin comprometer la seguridad o la calidad", subrayó el máximo ejecutivo de Vestas.