La combinación de ambos guarismos eleva el valor de la cartera de productos y servicios de Vestas hasta los 21.600 millones de euros, 1.600 millones de euros por encima del registro del año pasado. Según el comunicado que ha difundido esta mañana, el fabricante danés mantiene así el rumbo de su Guía 2018 en lo que se refiere a retornos (previstos de entre 10.000 y 11.000 millones de euros), márgenes (de entre el 9 y el 11%), inversiones (aproximadamente 500 millones de euros) y flujo de caja (de un minímo de 400 millones de euros).
Si la mirada la circunscribimos al mismo período del año pasado -"un primer trimestre muy fuerte", según Vestas-, entonces los números son otros: caída del beneficio neto antes de intereses e impuestos desde los 126 a los 85 millones de euros; y caída del margen de beneficio neto antes de impuestos e intereses desde el 11,2 al 7,4% (el beneficio neto sigue siendo saludable, en todo caso, pero menor ciertamente que el registrado durante el mismo período del año pasado).
El presidente del Grupo Vestas, Anders Runevad, vislumbra, a la luz del abaratamiento de la electricidad que está impulsando la tecnología eólica, un mercado saludable a largo plazo para el sector. Saludable por eso, porque está impulsando -con sus soluciones cada vez más eficientes- la caída del precio de la electricidad. "En el corto plazo, sin embargo, la fiera competencia ha impactado en la rentabilidad del sector", reconoce Runevad. A pesar de todo, a 31 de marzo de 2018 Vestas ha declarado la mayor cartera de pedidos de sus 40 años de historia, "a la par que el retorno en nuestra división de Servicios postventa continúa creciendo orgánicamente a una tasa del 5% y produciendo sólidos márgenes".