Al cerrar el año 2013 los defensores de las fuentes de energía renovables hemos visto materializado un antiguo sueño: España se ha convertido en el primer país del mundo en el que la energía eólica ha sido la principal fuente de generación de electricidad, superando a la generación electro–nuclear y a la electro–térmica.
Lo que los fundadores de la cooperativa Ecotècnia, no solo soñaron al fundarla en 1981 sino que, incluso, manifestaron de palabra con ocasión del acto oficial de puesta en marcha (Vilopriu, 10 de marzo de 1984) del prototipo de aerogenerador bautizado como Ecotècnia 12/15, finalmente se ha hecho realidad. En el discurso de inauguración, entonces, se dijo: “el hecho de que este aerogenerador esté en pié ayudará a ridiculizar Ascó y Vandellòs”.
Y se dijo mientras importantes políticos del país afirmaban que “lo fácil es decir que el problema de la energía se puede resolver acudiendo a la solar o a la eólica, pero eso son tonterías. Y son tonterías que han dicho algunos políticos muy importantes. Queda claro que la base de la energía es hoy la de origen térmico o nuclear”. Son palabras del president Pujol pronunciadas en el acto de inauguración de la planta de calentamiento solar de agua en el hospital–residencia Sant Camil, Sant Pere de Ribes, el 28 de mayo de 1982, donde añadió: “No podemos volver a los molinos de viento”. Este fue el titular del diario barcelonés de tarde, El Noticiero Universal, del 29 de mayo de 1982.
Han transcurrido 30 años desde entonces y hoy se puede afirmar que la energía eólica ha ridiculizado abiertamente a la energía nuclear. ¡Con qué elegancia se pueden hoy día generar grandes cantidades de electricidad sin producir ningún tipo de residuo, sin ningún tipo de contaminación!
Las palabras que la nucleocracia y sus servidores pronunciaron, en su día, acusando a los pioneros de la energía eólica de “querer volver a las cavernas”, se han vuelto contra los que, entonces, las dijeron. Y han sido desmentidas por la cruda realidad, que ha puesto de manifiesto que con tecnologías complejas y peligrosas como la nuclear, es mucho mas probable destruir las bases ecológicas de la sociedad (véase lo ocurrido con los accidentes de Chernobil y Fukushima), que no con tecnologías simples y amigables, como son las tecnologías que captan la energía contenida en los flujos biosféricos y la transforman en energía útil a disposición de la humanidad.
Si bien hoy disponemos de numerosas tecnologías energéticas renovables, en España aún no se ha generalizado lo que, en términos académicos y en círculos militantes, se denomina “apropiación social de la tecnología”, especialmente la eólica. Mientras en numerosas sociedades europeas y americanas es frecuente y común la existencia de proyectos eólicos cooperativos y comunitarios, en España brillan por su ausencia.
Por eso, hace unos pocos años, con motivo del 25 aniversario de la inauguración del prototipo Ecotècnia 12/15, surgió la idea de promover un proyecto eólico de propiedad colectiva, cosa que empezó a materializarse en marzo de 2012 cuando el proyecto inició su tramitación administrativa. Hoy está en la fase final para obtener la autorización, después de haber pasado su proceso de tramitación ambiental, urbanística, aeronáutica, arqueológica, etc. (ver: www.viuredelaire.cat).
Hemos entrado, pues, en la fase decisiva del proyecto, ya que en poco tiempo se podría materializar. Pero para que sea realidad se hace necesario juntar las voluntades y los medios económicos de aquellas personas que ya hoy están convencidas de que el modelo energético del siglo XXI se basará en las iniciativas ciudadanas, y que, además de estar convencidas, están dispuestas a actuar, hoy y aquí, para poner su grano de arena en la transformación del obsoleto e ineficiente modelo energético heredado del siglo pasado.
Si bien la materialización de un proyecto para la instalación de un aerogenerador de 2,7 MW de potencia, cuyo coste se sitúa en torno a los tres millones de euros, está fuera del alcance del 99% de la ciudadanía del país, algunas personas estamos convencidas que, de forma colectiva, podemos hacerlo realidad. ¡SI, PODEMOS! ¿Cómo? Siguiendo el consejo que Margaret Mead nos legó hace un tiempo: “Nunca dudes que un pequeño grupo de ciudadanos reflexivos y comprometidos puede cambiar el mundo; de hecho, es el único que siempre lo ha logrado.”
En nuestro caso, eso significa: juntar las aportaciones de un grupo decidido de personas (por ejemplo, 3.000 personas a 1.000€/persona). Con ello se posibilitará la materialización de este innovador proyecto, que servirá de ejemplo para que docenas o centenares de proyectos parecidos sigan el camino abierto y se colaborará seriamente, desde la apropiación social de la tecnología eólica, a la tarea de democratización del sistema energético español.
Sea esto un llamamiento a las primeras 3.000 personas que están dispuestas a actuar para hacer realidad un ejemplo emblemático, en nuestro país, del poder colectivo de la sociedad, frente al poder que unos pocos ejercen sobre la población, amparándose en privilegios trasnochados del siglo XX.
Por todo ello, se buscan 3.000 personas para hacer posible el primer proyecto eólico colectivo en nuestro país. ¿Eres tú una de ellas?