Aerogeneradores de ocho megavatios, con palas de ochenta metros (el más largo de los autobuses articulados que circulan por España mide 18,5; así que habría que colocar cuatro autobuses articulados en fila y aún no alcanzarían la longitud -ochenta metros- que tienen estas palas). Son las medidas, desmesuradas, de la eólica marina. Ørsted ha querido ensayar la inspección de palas con drones precisamente allí, en las 32 máquinas de ocho megas que tiene en Burbo Bank Extension, frente a las costas británicas: máquinas de dimensiones formidables ubicadas en un entorno -ventoso, frío y salino- extraordinariamente hostil. Y lo ha hecho -ha probado los drones- en colaboración con la empresa especializada en soluciones robóticas SkySpecs. ¿Resultado? Los pequeños ingenios voladores han resistido, robustos, todas las inclemencias meteorológicas; han registrado las imágenes que buscaban los equipos de mantenimiento de Ørsted (imágenes, precisas, de los elementos inspeccionados); y, en definitiva, han superado la prueba. Según la multinacional danesa, el resultado del ensayo es que el empleo de drones reduce el tiempo de inspección de las palas en un 85%, "desde las aproximadamente 2 horas a los aproximadamente 20 minutos".