El informe Ofgem compara cuatro escenarios posibles de futuro. El peor para la energía eólica y para la economía es el que consistiría en la aceleración de la construcción de centrales convencionales y el consecuente incremento de las importaciones de combustibles. Dicho escenario, que responde a la posibilidad de una rápida recuperación económica, contempla solo un 15% de renovables en el mix eléctrico (la mitad del objetivo nacional hasta 2020). “La competencia entre países por los recursos energéticos resulta en una sobredemanda de gas y precios altos de los combustibles”, dice Ofgem. “Esto repercute sobre la factura doméstica con un incremento de un 60% hasta 2016”, concluye.
“El fiarnos de los combustibles fósiles podría perjudicar el medio ambiente irreparablemente y no supondría ahorro económico alguno”, señala Maria McCaffery, de la Asociación Eólica Británica (British Wind Energy Asociation, BWEA). “Las energías eólica, mareomotriz y de las olas brindan tanto la seguridad de suministro como la estabilidad de precios”, añade. BWEA también afirma que ninguna otra tecnología, salvo las tres citadas, podría desplegarse de manera suficiente "dentro de los plazos necesarios”.
Asimismo, la asociación asegura que el secuestro de carbono, tras el que subyace el concepto de "carbón limpio", aún no ha sido ensayado a escala, mientras ninguna central nuclear nueva estará lista antes de finales de la próxima década. “También se debe tener en cuenta que, mientras el 'carbón limpio’ y la energía nuclear son fuentes de reducida huella de carbono, ninguna de ellas emplea recursos sostenibles y, además, ambas incrementarán los costos energéticos de futuro”.
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