Tendencias de la Financiación y la Inversión concreta en 24.600 megavatios la nueva potencia eólica financiada en 2021 en Europa, lo que constituye (esos 24,6 gigavatios) el máximo registro de todos los tiempos. WindEurope advierte sin embargo que las inversiones se están quedando cortas, si tenemos en cuenta los Objetivos 2030 que se ha fijado la Unión Europea en materia de ambición climática y seguridad energética. Para alcanzar esos objetivos sería necesaria, según la asociación, la instalación de 35.000 megavatios (35 gigas) de nueva potencia eólica cada año. La inversión en todo caso en 2021 ha alcanzado –como se dijo– los 41.400 millones de euros, un 11% menos que en 2020 (los costes han bajado y de ahí que el sector haya sido capaz de financiar en ese ejercicio, con menos dinero, la instalación de más potencia que nunca antes).
La mayoría de los parques eólicos financiados el año pasado han sido ejecutados en tierra firme (19,8 GW), lo cual también explica en parte que el volumen de capital empleado en la financiación de la nueva potencia eólica haya descendido once puntos con respecto al registro 2020 (financiar la instalación de un megavatio terrestre es considerablemente más barato que hacerlo en el mar, donde el año pasado fueron instalados, en aguas territoriales europeas, solo 4,8 gigas de los casi 25 totales).
Según el informe Financing and Investment Trends 2021, las inversiones han estado considerablemente distribuidas por Europa. Once naciones recibieron inversiones por encima del millardo, o sea, más de mil millones de euros. Reino Unido fue perceptora del mayor volumen inversor, casi todo él en su caso destinado a eólica marina (el Brexit no parece estar afectando al sector eólico en aquellas islas). A continuación, le siguen en el escalafón, por este orden, Alemania, Francia, España, Suecia y Finlandia. España ha sido la nación que más ha invertido en eólica terrestre. Suecia, Finlandia, Polonia y Lituania han recibido inversiones eólicas en 2021 más elevadas que nunca antes en un año.
Tramitación
Según WindEurope, la fuerte inversión en “eólica terrestre” muestra que Europa comienza a superar por fin la barrera de la tramitación, algo que el sector lleva y llevaba años denunciando (la lentitud de los procedimientos de tramitación de las autorizaciones). No obstante, la asociación de la industria eólica europea insiste en que la velocidad de crucero alcanzada por la eólica en Europa está aún lejos de lo que se necesita para que el Viejo Continente cumpla con los nuevos objetivos que se ha planteado en materia de cambio climático y seguridad energética. En ese sentido, WindEurope recuerda que el Plan REPowerEU plantea elevar la potencia total del parque eólico continental desde los 190 gigavatios de la actualidad hasta los 480 gigas en el año horizonte 2030, lo cual significa –insisten desde la asociación– instalar 35 gigas cada año hasta esa fecha (el guarismo, 35, queda pues muy alejado del registrado en tierra firme el año pasado: 19,8).
Cadena de suministro
El informe Tendencias de la Financiación y la Inversión 2021 analiza también la situación de la cadena de suministro en Europa. Según WindEurope, esta debería (y está capacitada para) operar a un mayor ritmo. Pero lo cierto es que no está materializando todo ese potencial –lamentan desde la asociación-, orque el tamaño del mercado es prácticamente la mitad del que debería ser. Todo ello –insiste WindEurope– está perjudicando la competitividad de la cadena de suministro europea, situación a la que vienen a añadirse tres factores coyunturales adicionales: el aumento de los costes del acero, otras materias primas y componentes; las interrupciones de la cadena de suministro (por motivos diversos); y el aumento de los costes de transporte. Así –destaca el informe–, los cinco principales fabricantes de turbinas eólicas europeos están operando hoy a pérdidas.
“Para restaurar la salud de la cadena de suministro eólica, la Unión Europea –destaca el informe– debe continuar mejorando los procedimientos de tramitación de autorizaciones, debe robustecer su mercado doméstico y debe implementar políticas comerciales e industriales que apoyen al sector”.
Tramitación
La volatilidad de los mercados también favorece a los gobiernos... gracias a los contratos por diferencias. Según Financing and Investment Trends 2021, un creciente número de nuevos inversores eólicos está apuntalando su actividad mediante contratos por diferencias que los gobiernos están ofreciendo en sus concursos renovables. Los contratos por diferencias –explican los autores del informe– entregan retornos estables para los desarrolladores de proyectos a un bajo coste para los gobiernos, porque los gobiernos solo pagan cuando el precio de la electricidad está por debajo del precio salido de la subasta, pero ingresan cuando ese precio es más elevado. Los contratos por diferencias –continúa WindEurope– también reducen los costes de financiación porque la perspectiva transparente de retornos propicia que los bancos estén financiando las operaciones a tipos de interés menos elevados.
El año 2021 también ha sido un año top para los power purchase agreements (contratos bilaterales de compraventa de electricidad de largo plazo). Según los datos recabados por WindEurope en su informe, en 2021 han sido anunciados 97 contratos PPAs por valor de hasta 6,9 gigavatios. La energía eólica supone dos tercios del total de 18,8 gigas de potencia contratada vía PPA ahora mismo en Europa.
Subastas
WindEurope advierte que Europa solo alcanzará sus objetivos climáticos y garantizará su abastecimiento de energía si levanta las barreras a las que ahora mismo ha de enfrentarse el sector y se asegura de que la inversión en eólica sigue siendo atractiva. En ese sentido, la asociación considera que los gobiernos deberían evitar subastas que permitan pujas a cero o precios negativos. “Las pujas a cero incrementan el riesgo financiero para los desarrolladores eólicos. Peor aún, las pujas negativas, como las registradas en la subasta danesa del parque eólico marino Thor del último año, se traducen en que los desarrolladores tienen que pagar por el derecho a construir un parque eólico. “Estos costes adicionales –advierten desde WindEurope– tienen que repercutirse en los consumidores finales de electricidad, que ya están luchando con facturas elevadas, o sobre la cadena de suministro, que ya está muy presionada con los crecientes costes de materiales y componentes”.