“El control que los fabricantes hacen de los datos de los aerogeneradores, de los que somos propietarios, es abusivo. Y no es aceptable que tengamos que pagar por datos de máquinas que son nuestras”. Así empezaba Miguel Colomo sus andanadas contra los tecnólogos, que compartían precisamente su mesa de debate. “No sabía que iba a ser el único propietario de parques en una mesa con tres fabricantes”, ha dicho. Pero no se ha amilanado en absoluto.
Colomo se ha referido a la dificultad añadida de tener máquinas de muchos fabricantes repartidas en muchos países. “A veces, cuando nos encontramos con que una máquina tiene un problema menor pueden pasar semanas, incluso meses, hasta que nos proporcionan datos para entender lo que está pasando”. También se ha quejado de que sean los propios fabricantes –cuando se les asigna a ellos las tareas de mantenimiento–, los que controlan esos datos, “al tiempo que son los que te venden los repuestos”.
El experto de Enel Green Power se ha referido a aspectos como el control de vibraciones y al análisis del aceite. Aspectos para los que es fundamental contar con sistemas de monitoreo (en inglés, Condition Monitoring System–CMS), “que integran los fabricantes en sus máquinas y que generan datos que deberían de ser muy útiles pero a los que no tenemos acceso. Por eso ahora estamos trabajando con diagnósticos digitales propios, con machine learning”. Porque Colomo también ha criticado los escasos resultados obtenidos por empresas a las que contratan para que les hagan, por ejemplo, el análisis de datos de scada. “Si pones en la balanza el coste que tiene ese servicio y lo que consigues mejorar el rendimiento de la máquina no merece la pena”.
“Los datos son estratégicos para optimizar la O&M de los activos. Por eso, los propietarios deben tratar con los fabricantes para conseguir todos los datos disponibles en las turbinas. Y ese debe ser un punto clave en su compra”, ha dicho Colomo. Que también ha puesto sobre la mesa la competencia de la eólica frente a otras tecnologías. “Si los datos no fluyen estamos perdiendo capacidad competitiva”. En este sentido cabe recordar que el propio sector eólico reconoce el empuje imparable de la fotovoltaica. Y no son pocos los que alertan de los riesgos de esa competencia tecnológica. Así que por la jornada de la Asociación Empresarial Eólica sobrevolaba un comentario que se deja oír de vez en cuando entre la gente del viento: “la principal ventaja de la fotovoltaica sobre la eólica es que en la energía solar no existen los fabricantes de aerogeneradores”.
Comprometidos con los retos tecnológicos
En la inauguración de la jornada, Rocío Sicre, presidenta de AEE, ha asegurado que “el sector eólico tiene el compromiso de abordar los retos técnicos a los que nos vamos a enfrentar en la transición energética. Para ello, será necesario contar con un consenso político, estabilidad regulatoria y una visibilidad retributiva a medio plazo para la toma de decisiones industriales, además de la coordinación entre las políticas energéticas, industriales y de innovación”.
El sector eólico “ha llegado a su madurez 20 años después del arranque de los primeros parques eólicos –ha dicho Sicre–. Por lo tanto, más de 8.000 MW han superado los 15 años de vida útil y unos 2.000 MW están próximos a completar la misma. Esto implica avanzar en el conocimiento de la tecnología más allá del umbral de diseño inicial para conocer la durabilidad de las componentes, el grado de fiabilidad de los mismos y detectar nuevas soluciones para el mantenimiento avanzado de aerogeneradores y parques eólicos”.
“El escenario futuro está marcado por la existencia de tecnologías con distinto grado de antigüedad, que deben responder a las exigentes condiciones técnicas y económicas del suministro eléctrico, que condicionarán la explotación actual y futura de los parques eólicos” ha apuntado Sicre. Y ha hablado de retos como la hibridación, el uso del almacenamiento, la producción de hidrógeno, el uso del Big Data y la creación de modelos digitales, la repotenciación de los parques existentes, así como el cumplimiento de los códigos de red de las nuevas instalaciones.
2019 ha sido un punto de inflexión para la industria eólica. La potencia que se ha instalado hasta el momento en este año y la que queda pendiente de instalar de las subastas de 2016 y 2017 antes de que finalice el año, pone de manifiesto el relanzamiento del sector eólico en España. Actualmente, la eólica es la segunda tecnología en el mix energético con un 19% de cobertura de la demanda eléctrica, emplea a más de 22.500 personas, evita la emisión de 25 millones de toneladas al año de CO2, estimula la inversión local, es el cuarto país exportador de aerogeneradores y quinto por potencia instalada en el mundo con 23.484 MW.
Por su parte, Ángeles Heras, secretaria de Estado de Universidades, Investigación, Desarrollo e Innovación del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades ha destacado un futuro esperanzador para el sector “por las numerosas empresas que trabajan actualmente en la puesta a punto de algoritmos para realizar el diagnóstico avanzado de los parques. Esta actitud proactiva que muestra la eólica es la indicada para llevar a cabo la transición energética y la descarbonización de la economía y, al mismo tiempo, la mejor manera de seguir posicionados en ese liderazgo del que estamos orgullosos”.
Heras ha destacado la labor del sector eólico “como referente por el excelente trabajo realizado por pymes y grandes empresas, en colaboración con universidades y centros tecnológicos y de investigación. El sector ha ejecutado perfectamente la colaboración público-privada, lo que incide en la mejora de la competitividad y en su fortalecimiento, al tiempo que crea valor añadido y empleo de calidad”. Asimismo, la secretaria ha manifestado el interés del Gobierno de España para aumentar el presupuesto dedicado a I+D+I de manera continua y sostenida, además de promover la transferencia de conocimiento entre los sectores público y privado, y el incremento de los recursos humanos en todos los ámbitos de la investigación y la innovación.
A la jornada ha asistido, por tercer año consecutivo, una delegación de empresas danesas, que consideran este evento como punto de referencia para el análisis de la mejora operativa de los parques eólicos. En concreto, este año, la delegación ha estado representada por 21 profesionales de 11 empresas, gracias a la colaboración de Danish Wind Export Association y la Embajada de Dinamarca.
Hibridación y almacenamiento
Ha sido el primer tema de debate de la mañana. Hugo Lucas, jefe del Departamento de Marco Regulatorio y Estrategia Corporativa para la Transición Energética del IDAE, ha recordado que “en el momento en que podamos almacenar la energía eléctrica cambiarán nuestras vidas”. Y aunque todavía es preciso dar muchos pasos en este tema, ha ofrecido un dato que resulta significativo: “en las directivas de renovables anteriores no se habla de almacenamiento. Pero en la 2018/2001 ya aparece esa palabra 60 veces. De lo que se sigue sin hablar es de hibridación. Y ambos conceptos, almacenamiento e hibridación, son claves si queremos dar cabida a más renovables y si queremos evitar vertidos”.
Los participantes de esta primera mesa han hablado de distintas tecnologías, como las baterías de flujo de vanadio, “intrínsecamente más seguras que cualquier batería de estado solido”, ha dicho Iñigo Luna, responsable del área de Soporte a Explotación de la Generación Eléctrica de Naturgy. Son baterías que “tienen una eficiencia del 76% en DC y un ciclado ilimitado”. Para Luna, “si hay un lugar donde ya se justifica el empleo de sistemas de almacenamiento es en las islas”.
Para Eckard Quitmann, jefe de ventas del departamento de Grid Integration de Enercon, “hay mucha variedad de tecnologías, pero el aspecto más importante a tener en cuenta es el precio MWh. Y, gracias al desarrollo de la movilidad eléctrica, el litio es la tecnología que más ha reducido su precio. Aunque entiendo que, a medio plazo, otras tecnologías como el hidrógeno o baterías líquidas tienen más futuro”.