El pasado 26 de junio se publicaron los balances de Crown Estate, entidad británica que gestiona las propiedades de la familia real, y así se supo que el año fiscal 2016-2017 ha resultado especialmente positivo para la familia real británica, gracias, en gran medida, a la decisión pro energía eólica tomada por la reina.
Medios británicos informan de que hace unos años Isabel II se posicionó a favor de la instalación de plantas eólicas en el mar cerca de las costas de Escocia, en una zona perteneciente a la Corona Británica. Una inversión que, según las mismas fuentes, habría encontrado la oposición de su marido Felipe, duque de Edimburgo, que la describió como "absolutamente inútil" y también de su hijo Carlos, Príncipe de Gales, que se refirió a la obra como "una horrible mancha en el paisaje escocés". La reina mantuvo su decisión, que ahora ha rendido a las arcas reales 27,7 millones de libras.
La ley británica estable que los ingresos de Crown Estate deben depositarse directamente en el Tesoro del Reino Unido, y éste pasa parte de esos recursos a la familia real, sobre la base de un valor calculado cada dos años. De esta forma, Elizabeth recibirá 82,2 millones de libras (93,5M€) para financiar su trabajo oficial, 6 millones de libras más que en el anterior ejercicio.
La reina utiliza ese dinero para pagar los viajes oficiales, los salarios de sus empleados y otras actuaciones, como la rehabilitación de su residencia, el Palacio de Buckingham, que se encuentra en una situación muy crítica. La obra durará al menos diez años y ha sido presupuestada en 396 millones de libras (450,6 M€).