La cifra (150 €/MWh) la ha mencionado David Carrascosa, director de Operaciones de la ingeniería española Saitec, en Genera, la gran feria anual de las energías renovables de España, que tuvo lugar la semana pasada en Madrid. En ese marco, la Asociación Empresarial Eólica (AEE) organizó un foro de largo título -El año de la eólica marina en España. ¿Estamos preparados?- al que invitó a Carrascosa y, así mismo, al director de la división Eólica Marina de Capital Energy, Pablo Alcón; la directora de Proyectos de Iberblue Wind, Dorleta Marina; y el secretario del Consejo de Administración de la asociación de pequeños y medianos astilleros españoles, Pymar, José Francisco Fernández Aparicio. Durante más de una hora, moderados por el director técnico de la AEE, Tomás Romagosa, los cuatro identificaron los retos a los que se enfrenta el sector eólico marino flotante español y coincidieron (con matices) en un cierto diagnóstico: este año (2023) debe ser el año de la eólica marina en España... o perderemos el tren.
La eólica marina española está muy bien posicionada, porque los astilleros y la industria naval nacionales están trabajando y mucho para los parques eólicos marinos de Reino Unido y el norte de Europa. Y la eólica marina flotante española también lo está, porque las ingenierías y los tecnológos nacionales llevan ya diez años afinando sus prototipos flotantes.
Ahora mismo hay en todo el mundo entre cincuenta y sesenta soluciones de flotación (estructuras sobre las que se ubican los aerogeneradores flotantes) en todo el mundo. Pues bien, hasta quince de ellas -contaba Romagosa en Genera- han sido o están siendo desarrolladas en España. Y la tecnología flotante está llamada a ganar la partida, es una solución disruptiva. Porque abre espacios imposibles para la eólica fija.
¿Y por qué?
Pues porque a partir de determinadas profundidades no es posible (sería antieconómico) fijar los aerogeneradores al lecho marino.
Sin embargo, si la solución es flotante, los horizontes al alcance de la tecnología (los vientos a cosechar) crecen extraordinariamente. Y ahí está (oteando esos horizontes) la industria eólica marina toda. Porque los mares en los que las aguas son poco profundas (someras) y en los que esas aguas están cerca de la costa (o sea, los mares en los que las máquinas pueden ser "clavadas" en el lecho marino) son muy pocos. Así que todos los promotores están buscando ya localizaciones más alejadas de la costa donde haya buen recurso para situar allí sus aerogeneradores marinos... flotantes.
Y España está muy bien situada ahí, según Romagosa. Lo está entre otras cosas... por necesidad. Porque la plataforma continental española (la franja marina más próxima a la costa, aquella en la que las aguas son someras, o sea, poco profundas) es muy estrecha. Vamos, que, en torno a la península ibérica, Canarias y Baleares, en cuanto uno se aleja unos metros de la costa, el fondo marino cae en picado hasta alcanzar demasiados metros de profundidad como para clavar allí aerogeneradores que tendrían que tener torres demasiado largas como para que la inversión fuera económicamente eficiente.
Así que el sector nacional ha espabilado -lo hizo ya hace algunos años- y pronto se puso a investigar en bases flotantes sobre las que ubicar los aerogeneradores marinos que han de cosechar los vientos inalcanzables para las máquinas que operan sobre base fija. Y ahí está el resultado, según Romagosa: quince prototipos (sobre un total de entre 50 y 60 en todo el mundo) son made in Spain. Es decir, que el 25% de las soluciones que ahora mismo están compitiendo por ese formidable mercado que viene llevan la Marca España puesta. Ahora lo que hace falta es pasar de la fase prototipo a la fase experimental, precomercial o llámese equis.
Y de ello se estuvo hablando en el foro que organizó la Asociación Empresarial Eólica en Genera. La conclusión general fue una y solo una: el Gobierno debe publicar ya los Planes de Ordenamiento del Espacio Marítimo (para que los promotores sepan dónde pueden colocar sus máquinas y dónde no) y debe clarificar el marco regulatorio-administrativo, lo que pasa por, entre otras cosas, concretar un calendario de subastas, fijar una retribución (un marco retributivo) para el megavatio hora eólico marino y precisar los criterios que se van a tener en cuenta en las subastas a la hora de adjudicar (¿se priorizará la fabricación made in Spain?).
Ahí han coincidido todas las voces presentes en el foro.
Pero ha sido el director de Operaciones de la ingeniería española Saitec, David Carrascosa, el que le ha puesto el cascabel al megavatio. Probablemente porque su prototipo flotante es el más avanzado de cuantos compiten hoy (15) en España. De hecho, Saitec ya ha completado la construcción de ese prototipo de plataforma flotante, al que ha denominado DemoSATH.
La construcción ha tenido lugar en el Puerto de Bilbao. La plataforma está finalizada, se encuentra ya a flote y está esperando la próxima ventana de oportunidad (el verano) para su instalación, conexión y puesta en marcha en aguas del banco de ensayos BiMEP (Biscay Marine Energy Platform), frente a la costa de Armintza (Vizcaya).
Será la primera instalación flotante que vierta electricidad a la red española (la plataforma encaja sobre sí un aerogenerador de dos megavatios de potencia).
Además, Saitec está trabajando así mismo en dos parques precomerciales, de cincuenta megavatios, Geroa y MedFloat. Geroa sería una continuación del proyecto DemoSATH, se ubicaría frente a la costa vizcaína. Y MedFloat, frente a la costa de Girona.
"Estos dos proyectos suponen un paso intermedio -ha explicado Carrascosa- entre un demostrador de una unidad de dos megavatios, como DemoSATH, y un gran parque de cientos de megavatios. ¿Por qué los planteamos? Porque al final estos parques van a tener un plazo de ejecución mucho más corto que los parques comerciales que se van a subastar esperemos que este año".
Mucho más corto porque, al estar calificados como de I+D, ser proyectos de menos de 50 MW (el parque en cuestión estaría limitado a tres máquinas), tienen ciertas ventajas en materia de tramitación ("ahora mismo por encima de los 50 MW directamente es que no se puede tramitar", ha dicho Carrascosa). Y, además, al ser modestos (menos de 50 MW) pueden ser ejecutados lógicamente en menos tiempo.
"Los parques que se subasten este año 2023 -ha explicado el director de Operaciones de Saitec- tendrán que pasar por el período de estudio ambiental, de ingeniería, de preparación de la construcción, de la construcción propiamente dicha, puesta en marcha, etcétera, y nos van a llevar a fechas... 2027-2028. ¿Qué hacemos nosotros con estos parques precomerciales? Irnos a 2026. Iniciar la construcción en 2024. Porque son menos unidades, porque hemos empezado a desarrollar esos proyectos mucho antes".
Según Carrascosa, es una manera de acelerar el proceso, "porque utilizas la cadena de suministro tal y como está a día de hoy, ayudas a escalar esa cadena de suministro", para que, cuando lleguen los Planes de Ordenamiento del Espacio Marítimo (que está previsto sean aprobados mañana mismo) y lleguen las subastas (que aún no tienen calendario) y sea aprobado un marco regulatorio concreto... pues ya tengamos algunos kilómetros recorridos.
Porque hay que darse prisa si queremos cumplir con los objetivos que el propio Gobierno se ha fijado en materia de eólica marina y hay que darse prisa si España quiere seguir siendo referente en la carrera de la eólica marina flotante. Para empezar, el Gobierno quiere que frente a las costas españolas haya entre 1.000 y 3.000 megavatios de potencia eólica marina instalada en 2030 (ese es el objetivo que se ha fijado en su Plan Nacional Integrado de Energía y Clima) y no queda mucho tiempo hasta entonces.
El director de la división Eólica Marina de Capital Energy, Pablo Alcón, sí ve viable ese objetivo. Sí ve factible el alcanzar entre uno y tres gigavatios de potencia eólica marina instalada frente a las costas españolas en 2030... "siempre y cuando marco regulatorio y subasta se convoquen este año".
La directora de Proyectos de Iberblue Wind, Dorleta Marina, no es tan optimista: "se antoja difícil llegar al objetivo. No tenemos Planes de Ordenación del Espacio Marítimo, no tenemos calendario de subastas, no tenemos marco regulatorio".
El secretario del Consejo de Administración de la asociación de pequeños y medianos astilleros de España, José Francisco Fernández Aparicio, ha manifestado ciertas dudas: "tenemos el expertise y la preparación para ello. El reto es el tiempo. Esa es mi duda. Porque la preparación la tenemos". España -ha dicho Fernández Aparicio- es toda una potencia mundial en fabricación de buques auxiliares para parques eólicos y sus puertos ya son así mismo, actualmente, escenario de la fabricación de componentes clave para los parques eólicos marinos del norte de Europa. "Ahora mismo tenemos un posicionamiento internacional muy importante".
Carrascosa se ha mostrado prudente en ese extremo. Y ha puesto un ejemplo ilustrativo: cada plataforma flotante tiene las dimensiones de un campo de fútbol. ¿Somos capaces de construir doscientas plataformas del tamaño de un campo de fútbol?, ha venido a plantear el ejecutivo de Saitec (los parques eólicos del presente y/o inmediato futuro tendrán máquinas de unos 15 MW, de modo que, si queremos alcanzar en 2030 los 3.000 MW de eólica marina que fija el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima de España, los astilleros españoles deberán construir de aquí a entonces efectivamente doscientas plataformas del tamaño de un campo de fútbol, para ubicar sobre ellas los 200 aeros marinos que nos han de conducir a cumplir con ese objetivo 3.000).
"Lo más importantes es que el balón comience a rodar cuanto antes", ha dicho Romagosa en un momento dado. "Y los Planes de Ordenación del Espacio Marítimo están a punto de salir del horno", ha añadido. El director técnico de la AEE, conductor del debate, ha pedido a los reunidos ahondasen sobre los retos a los que se enfrenta el sector.
Alcón (Capital Energy) ha distinguido cuatro retos
(1). El regulatorio-administrativo, y ahí ha hablado de las dudas que sigue habiendo sobre cómo será el acceso y conexión a la red de los futuribles parques y sobre el precio al que se pagará la electricidad eólica marina (retribución que aún nadie conoce) y sobre la necesidad de una ventanilla única que lo facilite todo. Alcón también ha aludido (2) al reto tecnológico, "que está bastante solventado", ha dicho; a (3) el reto social, sobre el que ha dejado una alerta y un anhelo: que no se conviertan estos proyectos "en arma arrojadiza política"; y a (4) el reto de la cadena de suministro: "tenemos las empresas, la experiencia, las capacidades. La cadena de suministro está preparada. Nos falta el volumen. Tendremos que invertir. Hay empresas que ya están posicionándose muy fuerte en eólica marina. Y de aquí a 5-7 años estarían preparadas".
Dorleta Marina, la directora de Proyectos de IberBlue Wind, ha insistido en que "necesitamos un calendario claro de subastas" y ha planteado, además, que hay que "fijar ya objetivos más allá de 2030, para hacer esto atractivo a los inversores".
A los inversores también se ha referido Carrascosa (y también a las aseguradoras). El director de Operaciones de Saitec considera que también ahí pueden ser clave los parques experimentales y/o precomerciales. Porque son prueba fehaciente de cómo opera la tecnología en condiciones reales y pueden facilitar esa inversión y la consecución de esos seguros necesarios para que el sector despegue. "Hay que tener tecnologías probadas en 2026 ó 27. De ahí que proponga parques experimentales. Para tener tecnologías que os financien y aseguren".
Otro asunto a resolver es el de las subastas
"Lo que necesitamos -ha dicho Dorleta- es una subasta que contemple todas las demarcaciones [y no solo la canaria, como se ha planteado en determinados cenáculos]. Y una subasta que esté en consonancia con el contexto" (las últimas subastas que ha convocado el Gobierno han quedado casi desiertas porque, según fuentes del sector, el Ejecutivo no ha sabido leer el contexto -de dificultades para la financiación, problemas con las cadenas de suministro, inestabilidad geopolítica- y ha establecido condiciones/criterios muy exigentes, ha puesto muy alto el listón, y no ha logrado que los promotores se sintieran atraídos por esas subastas).
La directora de Proyectos de Iberblue Wind ha hablado también de incluir en las subastas "criterios diferentes del económico". Así, ha apostado por ejemplo por que "se prime la experiencia en el área". También Alcón (Capital Energy) ha hablado de introducir de algún modo en las subastas el "componente socioeconómico" y el "contenido local". Además, en otro momento de su intervención, ha añadido explícitamente que "esperamos prioridad y preferencia para la cadena de suministro española".
Del "análisis del ciclo de vida" ha hablado Carrascosa, que ha venido a plantear que es factible priorizar lo local en ese marco: porque evidentemente la mochila de CO2 que trae consigo una turbina, una pala o una torre, fabricada en el otro confín del mundo es evitable si esa turbina o esa torre la fabricamos en casa. Y el CO2 tiene un coste ambiental y en términos de salud pública que de algún modo habría de ser tenido en cuenta a la hora de priorizar una u otra procedencia, uno u otro proveedor.
Aquí
"El éxito de la eólica terrestre ha sido debido a una apuesta mantenida por el mercado local", ha reconocido en otro momento de la jornada Tomás Romagosa. El director técnico de AEE ha aportado otro dato que pone de manifiesto el valor que tiene el actor eólico español en el concierto global, otro dato que seguramente es fruto en buena medida de esa apuesta mantenida: "de los 13 proyectos flotantes que se han hecho en el mundo, 11 se han hecho parcialmente en España", tras lo cual ha pedido a sus contertulios ahonden en el actual statu quo: ¿está preparada la industria para absorber la demanda futurible?
Fernández Aparicio, de la patronal de los pequeños y medianos astilleros, Pymar, ha sido nuevamente inequívoco: "tenemos el conocimiento y la preparación. Ahora lo que hace falta es ver cómo atendemos a la inmensa demanda que viene. Astilleros hay. Industria auxiliar hay. El Perte Naval ha sido positivo".
En esa línea se ha manifestado también Carrascosa (Saitec), que ha dado datos, en tiempo presente, sobre lo que ha sido el proceso de fabricación de su prototipo demostrador, DemoSATH, que fue construido en el Puerto de Bilbao y ya está en el agua, en el banco de ensayos BiMEP, frente a la costa de Vizcaya: "el 75% de los proveedores que tenemos en Saitec -ha concretado- están a menos de 25 kilómetros del Puerto de Bilbao". El director de Operaciones de Saitec ha dejado otro apunte: "¿por qué los proyectos del Reino Unido vienen aquí a que les construyamos flotadores? Porque estamos preparados. Tenemos cadena de suministro".
Alcón ha añadido la variable pública. "Navantia es la gran tractora de la eólica marina. Es un caso de éxito. En Estados Unidos muchos estados están haciendo inversiones públicas en puertos". El director de la división Eólica Marina de Capital Energy ha hablado así de la necesidad de la "inversión pública", que está llamada a acelerar -ha venido a concluir- el despliegue del sector.
"Hay que seguir poniendo el foco en que existan las infraestructuras, en que se preparen las infraestructuras portuarias, de la forma correcta, para tener el espacio necesario para fabricar esas unidades -ha coincidido Carrascosa-. Tenemos unos objetivos muy ambiciosos. Los países de nuestro entorno tienen unos objetivos ambiciosos. Y va a haber muchísima demanda. Y nosotros tenemos las capacidades humanas, y los recursos económicos, pero si no tenemos las infraestructuras preparadas y espacio suficiente, difícilmente vamos a poder construir plataformas".
La carrera -podríamos decir- empieza mañana
La ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, anunció el jueves pasado que el Consejo de Ministros de mañana aprobará por fin el Plan de Ordenación de Espacios Marítimos. Quedan por concretar el marco regulatorio-retributivo y el calendario de subastas. Y ahí todo el sector coincide en el título de la jornada: 2023 es el año, tiene que ser el año de la eólica marina en España.
El horizonte no puede ser más luminoso. Según el Libro Blanco de la Industria Eólica Marina en España, que presentó la Asociación Empresarial Eólica en octubre, "el impacto sobre el PIB que podría tener la energía eólica marina flotante -durante el período 2025-2050- ascendería a 49.607 millones de euros, de los cuales 40.874 millones serían contribución de los agentes que desarrollan actividad en el sector, y 8.733 se derivarían del efecto arrastre que tendría esta industria en el resto de la economía española". 50.000 millones de euros.