El Sierra Club difundió ayer una nota de prensa en la que lamenta que Gamesa haya anunciado el cierre de su factoría de turbinas de viento "debido a la incertidumbre sobre el futuro del Crédito Fiscal de Producción de la energía eólica". Según esta organización, que es la oenegé ecologista más importante de Estados Unidos, la planta, localizada a las afueras de Pittsburgh, "empleaba a unos trescientos trabajadores del sindicato United Steelworkers, lo cual ayudó a recobrar el mercado laboral de la región". Sobre el particular, el representante de la campaña del Sierra Club en Pennsylvania, Tom Shuster, ha difundido un comunicado en el que explica que "la clausura de la instalación de Ebernsburg es una noticia devastadora para las familias trabajadoras del estado, en una región en la que los empleos de la energía eólica daban esperanzas de recuperación de los empleos en la industria metalúrgica que fueron exportados".
Koch Industries
Shuster añade en la nota que "por toda Pennsylvania y Estados Unidos, la energía eólica ha florecido y creado empleos para llevar electricidad a hogares y empresas, pero multimillonarios de la sucia energía de combustibles fósiles como los hermanos Koch están gastando millones en Washington DC para acabar con las inversiones en la industria eólica, y, ahora, los trabajadores y sus familias están pagando las consecuencias de la inacción parlamentaria con la pérdida de buenos empleos". En abril de 2010, Greenpeace publicó un informe -“Koch Industries. La oscura financiación del negacionismo climático”- en el que aseguraba que las fundaciones controladas por el grupo empresarial Koch Industries, “dominado por intereses petrolíferos y químicos”, había contribuido entre 2005 y 2008 con casi 25 millones de dólares a financiar la que los ecologistas denominaron "la maquinaria de la negación del cambio climático entre 2005 y 2008”.
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