Estos siete parques suman casi 200 MW, en concreto 192, derivados de la primera subasta de energías renovables, de enero de 2016, en la que Forestalia resultó la mayor adjudicataria, con 300 MW, al renunciar a cualquier subsidio público para la construcción y operación.
La compañía indica que, además de los siete parques, ha recibido la autorización administrativa para los proyectos ligados a ellos, tanto líneas de evacuación como subestaciones eléctricas y centros de seccionamiento.
Los siete parques autorizados son Cañacoloma, El Saso, Sierra de Luna y Las Majas II, III, IV y V. El parque Argovento, el de menor tamaño, ya ha recibido también la declaración de impacto ambiental favorable del Gobierno de Aragón. Todos ellos, junto con el que se tramita ante el Ministerio de Energía por ser de 99 MW (Las Majas), beneficiarán a siete municipios de las comarcas de Campo de Belchite, Cariñena y Daroca.
La rapidez con la que Forestalia ha recibido los permisos administrativos se debe a que el Gobierno de Aragón considera de interés estratégico para la comunidad estas instalaciones y ha aportado celeridad a las tramitaciones.
Aragón, la comunidad con más proyectos
Además de estos 300 MW, Forestalia ha identificado y comunicado al Ministerio de Energía un total de 51 proyectos que pueden acogerse a las condiciones de la subasta de renovables de mayo de 2017, en la que esta compañía fue también la mayor adjudicataria, con 1.200 MW. Los proyectos, todos los cuales se encuentran igualmente en la Comunidad de Aragón, suman 1.800 MW, ya que la normativa de la subasta permite identificar hasta un 50% más de los adjudicados.
Aragón es la región con mayor número de proyectos identificados ante Energía, con un total de 80 (casi la mitad de los 165 del total del país). Forestalia destaca el factor de atracción de empleo e inversiones que suponen estos proyectos, como motor de desarrollo sostenible del territorio, mediante el aprovechamiento de los recursos naturales aragoneses, en este caso el cierzo.
La compañía explica que las comarcas beneficiarias se caracterizan por haber sufrido años de despoblación, envejecimiento y masculinización de la pirámide de población, "lo que convierte a los proyectos de renovables en una oportunidad y punto de inflexión para un territorio y un sector estratégico", señala.
