Siguiente aviso: utilizando un símil agrícola, tan a la moda, al igual que las fresas de ahora no son igual que las de antes, lo mismo le pasa al viento, no es el mismo que antes. De acuerdo con el estudio de mercado de la AEE, el factor de capacidad eólico ha bajado de forma constante desde el 24,87% en el año 2021 al 23,54% en el año 2023, con prácticamente la misma generación eólica que en el año 2022. En la fotovoltaica se observa una cierta estabilización: a la mayor irradiación por los casi permanentes anticiclones se contrapone una mayor temperatura y menor eficiencia de las células solares.
Tercer aviso: la demanda se contrae. La del año 2023 coincide con la del 2003 y los precios del mercado mayorista “se sinceran”. Bonito verbo para definir que nos acercamos a los valores de antes de la invasión de Ucrania ya que solo en el mes de febrero ha habido siete días con precios próximos a cero. La necesaria integración de los sistemas de almacenamiento, baterías fundamentalmente, llevan un retraso excesivo en nuestro país, con unos requisitos técnicos titubeantes, y el soporte de un modelo de negocio basado en las subvenciones Perte sujetas siempre a un exigente calendario para la ejecución de los proyectos.
Cuarto aviso: se incrementan los potenciales riesgos de consignas de reducción de potencia (en algunos nudos se llega a hablar de restricciones técnicas o vertidos sobre el producible del 25%), con y sin la cobertura del SRAP (P.O. 3.11). Por ahora, las plantas habilitadas para este servicio son las ultimas en limitarse. La construcción de nueva infraestructura eléctrica es complicada, lenta y la incorporación de compensadores síncronos, para incrementar la potencia de cortocircuito y fortalecer la red, o la electrónica de potencia como Statcoms, son costosos y difíciles de operar. A estas limitaciones hay que añadirles las cada vez más recurrentes paradas por posibles afecciones a la avifauna.
Último y más importante aviso: no hemos aprendido del pasado referente a la compra/venta de proyectos renovables en fase previa a la construcción. Por las cifras de venta de las autorizaciones administrativas de nuevos proyectos, algunas veces cambian de mano, dos o tres veces antes de empezar a construirse, con incrementos de precios en cada salto. Los elevados costes finales de los mismos, están trasladando a los futuros gestores de estos activos unos desafíos muy complicados para conseguir viabilizar las plantas y obtener el flujo de caja necesario para que sean financieramente atractivos.
Por ejemplo, se construye una planta con relativa facilidad (mayor en fotovoltaica que en eólica) y en un año, si todo va bien, está conectada y lista para producir. Casi desde el inicio de la producción, empieza a sufrir importantes lucros cesantes por las limitaciones en la producción o por paradas continuas en las máquinas por afecciones en la avifauna. Para compensarlos, decide reducir los servicios de mantenimiento, contratar a empresas sin el nivel de calidad adecuados, alargar las inspecciones necesarias para prevenir fallos o no analizar con suficiente rigor las causas raíz de los fallos. Consecuencia, al cabo de unos años la disponibilidad se reduce de forma notable y se compromete la viabilidad futura de la planta.
Lo importante es la energía producida
Puede que este intenso arranque del artículo se cumpla solo en parte, pero tiene como objetivo evidente atraer la atención de los lectores sobre la importancia de sentar las bases de un mantenimiento y explotación de proyectos dispersos sobre el territorio y sometidos a unas condiciones exigentes, no solo del recurso primario (tan variable en los últimos años), sino también de las cada vez más demandantes operaciones técnico/económicas del sistema eléctrico. Esto es clave y parece que no se están evaluando las repercusiones de ello para cumplir los objetivos de transición energética, los cuales se miden en términos de potencia, cuando lo importante es la energía efectiva producida, pero también para impulsar, profesionalizar y reforzar la calidad de los servicios y productos ligados a la gestión de activos. (Foto: Altertec)
Desde Aemer hemos impulsado el sello de calidad de las empresas de mantenimiento, intentando sentar las bases para avanzar en la línea apuntada, creando un riguroso Sistema de Certificación para acreditar el nivel adecuado de las empresas. La tarea de su aceptación por el mercado se ha mostrado tremendamente complicada, pues el sector impulsado por algunas de las razones apuntadas al principio de este artículo, ha privilegiado el precio frente a la calidad, lo que puede llevar a las consecuencias mencionadas o ha implicado el concurso de acreedores de alguna de las empresas de mantenimiento con fuerte presencia en el mercado español.
En paralelo a la creación y al impulso de este sello de calidad, luego imitado por otras asociaciones para temas más “políticos” que prácticos, Aemer ha lanzado diferentes iniciativas como seminarios y jornadas técnicas para debatir en profundidad algunas de las cuestiones importantes para el sector. Uno de los temas, es por ejemplo la hibridación, en sentido amplio, pues incluye tanto la integración de diferentes tecnologías renovables, como el almacenamiento o la producción de hidrógeno. Prácticamente todos los propietarios/gestores de activos históricos están diseñando soluciones híbridas para optimizar el uso de las redes y del terreno, dar firmeza a la generación renovable y, en definitiva, cumplir con los ambiciosos objetivos del Pniec.
Expofimer, una feria dedicada al mantenimiento
Por otro lado, nuestra actividad estrella es la organización, junto a Feria de Zaragoza, de la feria internacional ExpoFimer, dedicada exclusivamente a la parte más importante de la cadena de valor de todos estos proyectos renovables: el mantenimiento. Este 2024, celebra su tercera edición los días 29 y el 30 de octubre en Zaragoza, donde vamos a mostrar algunos de los productos y servicios que van a marcar la evolución futura de la gestión de activos renovables, mostrando soluciones avanzadas e innovadoras. De forma más concreta:
– Mantenimiento de plantas renovables (convencionales, híbridas, almacenamiento).
– Mantenimiento del BOP de los proyectos, donde se incluye la infraestructura eléctrica y sistemas de comunicación. Implicaciones de nuevos POs.
– Reparación, métodos de inspección y evaluación de causas raíz.
– Digitalización / machine learning / IA.
– Ciberseguridad: soluciones software y hardware para fortalecer los activos.
– Drones y software para la inspección sobre el terreno de componentes.
– Formación y carencia de trabajadores.
– Sistemas y lubricantes que garanticen la operación en diferentes condiciones climáticas, tanto en aerogeneradores antiguos como en las importantes cargas ligadas a los grandes rotores actuales.
– Herramientas para el montaje y desmontaje de grandes componentes.
– Sistemas de medida y evaluación del recurso.
– Suministro de repuestos y componentes.
– Equipos y soluciones para la realización de tareas seguras de mantenimiento.
– Sistemas de limpieza de paneles FV y vigilancia medioambiental.
Es seguro que en el listado anterior no se incluyen todos los perfiles de los expositores que vamos a encontrarnos en Zaragoza el próximo mes de octubre, pero es, desde luego, una muestra amplia de la respuesta a las necesidades de gestión de activos apuntadas en este artículo. Este evento, clave y único al menos en la escala europea, se completará con una serie de sesiones donde, además de mostrarse en operación algunas de las soluciones expuestas en la Feria, se abordarán algunos de los temas de mayor calado, como el uso extensivo de los datos suministrados por las plantas, los nuevos KPIs, los sistemas avanzados de inspección o las implicaciones operativas de las plantas hibridas, junto con el aumento de exigencias en la red eléctrica.
ExpoFimer vuelve a ser un exponente de lo que ha sido el desarrollo renovable español, basado en la profesionalidad y el rigor, potenciando la colaboración internacional, para consolidar el necesario tejido industrial y empresarial para actividades que se van a realizar durante al menos 30 años. Sin ellas, no se cumplirán las metas ambiciosas para mitigar la crisis climática.