En 2012, la industria eólica europea ha sido empujada a la crisis por culpa de la incertidumbre regulatoria desatada por los gobiernos del Viejo Continente, que ven a las renovables "como un objetivo fácil para sus medidas de austeridad". Lo dice la Asociación Europea de la Energía Eólica, que acaba de hacer público su informe anual 2012. A pesar de todo -añade EWEA-, la eólica europea ha alcanzado en ese año el hito de los 100 gigavatios instalados, potencia suficiente como para abastecer las necesidades eléctricas de 57 millones de hogares, según cálculos de la asociación. EWEA explica no obstante que ese éxito incontestable -que califica de "crecimiento extraordinario"- ha sido alcanzado en un período de firme apoyo político, apoyo que estaría ahora en tela de juicio en muchas naciones europeas. Según EWEA, la energía eólica ha incrementado su contribución al producto interior bruto europeo en un 33% entre los años 2007 y 2010. En ese último ejercicio, la tasa de crecimiento de esta industria duplicó la del PIB de la UE: "el sector contribuyó con 32.000 millones de euros a una economía, la europea, en desaceleración".
Horizonte 2030
Los cambios en los mecanismos de apoyo -apunta EWEA en este su último informe- han zarandeado al sector, han minado las inversiones y han dificultado el crecimiento: "la estabilidad a largo plazo es necesaria para serenar la situación, algo que beneficia a Europa en términos de empleo, ingresos públicos y seguridad de suministro, ahorra costes en energía y evita emisiones". Los gobiernos de Europa -continúa EWEA- "deben dejar de interferir en los mecanismos de apoyo a las energías renovables". La asociación eólica solicita además de los líderes europeos el establecimiento de objetivos vinculantes concretos para animar la inversión y orientar a la industria en el horizonte 2030: "este fue el principal mensaje de EWEA en 2012 -concluye la asociación- y continuaremos esgrimiéndolo en 2013". A finales de 2012, la Asociación Europea de la Energía Eólica contaba con setecientos miembros filiados en Europa y otros países. Entre ellos, fabricantes de aerogeneradores, compañías eléctricas, asociaciones empresariales, academias y centros de investigación y desarrollo, bancos y compañías aseguradoras. La asociación añadió el año pasado a su listado de socios a setenta nuevos miembros.