Heikki Willstedt, director de Políticas Energéticas y Cambio Climático de la Asociación Empresarial Eólica (AEE), considera que el cambio de postura del Gobierno de España en el último minuto de las negociaciones ha sido clave a la hora de lograr que el Objetivo UE 2030 quede fijado en el 32%, lejos del 27 que proponía originalmente el Gobierno de Rajoy. Según Willstedt, que llegó a la AEE a comienzos de esta década, con ese volantazo de la política española en materia de energía y cambio climático, España devuelve a Europa “su rol como líder en la lucha contra el cambio climático y en poner en valor el potencial de las renovables”. A continuación, Energías Renovables publica, en exclusiva, la valoración de Willstedt, director de Políticas Energéticas y Cambio Climático de la Asociación Empresarial Eólica (AEE).
«El jueves amanecimos con la noticia de un acuerdo alcanzado de madrugada en las negociaciones entre el Parlamento Europeo y el Consejo (de Ministros Nacionales) sobre la nueva Directiva de Energías Renovables para el periodo 2020-2030. El objetivo acordado de un 32% de energías renovables para 2030 para el conjunto de la UE puede no parecer lo suficientemente ambicioso si comparado con el objetivo aprobado por parte del Parlamento (del 35%), pero hay que tener en cuenta que el objetivo inicial que había propuesto la Comisión y al que se habían aferrado muchos países de la UE era del 27%.
Estaba claro que en algún momento había que ceder por ambas partes para alcanzar un acuerdo.
En un primer momento se logró decantar la balanza ligeramente hacia un objetivo más ambicioso gracias también al informe de la Agencia Internacional de las Energías Renovables (Irena) sobre el potencial coste-eficiente de renovables para la UE para 2030 que establecía (gracias a que se utilizaban los costes actualizados de las renovables más avanzadas, la eólica y fotovoltaica), un objetivo del 34%. Aún así, la posición común de la suma de los Gobiernos de la UE hasta hace un par de semanas estaba alrededor de un objetivo del 30%.
Y luego llegó el cambio de posición de los Gobiernos de España e Italia: gracias al cambio de Gobierno en España, nuestro país pasó de estar defendiendo objetivos inferiores al 30% (algo que quedó plasmado en el informe de los expertos de la Comisión sobre Transición Energética, que contempló sólo objetivos del 27% o del 29%), a un objetivo del 35%. Objetivo que también apoyó el nuevo Gobierno de Italia en las reuniones del trílogo.
Así es como se llegó al 32%. Es por tanto razonable pensar que la intervención de los dos gobiernos mediterráneos, y el peso de sus economías y población dentro de la UE, haya permitido incrementar el objetivo final del 30 al 32%. Este nuevo objetivo también significa que las emisiones de CO2 se van a reducir en más de un 40% para 2030. La cifra final va a depender del objetivo de eficiencia energética que se adopte.
Los beneficios económicos para todos los europeos de un objetivo más alto de renovables
Al ser algunas renovables, como la eólica y la fotovoltaica, más competitivas que las convencionales en costes, este objetivo más alto aprobado va a tener unos claros beneficios económicos.
Según el informe de Irena, los beneficios económicos de una mayor ambición en renovables y eficiencia energética, 32-33% de renovables + 30% de eficiencia energética) respecto a un escenario de referencia (con las políticas actuales) de la UE (24% de renovables y 27% de eficiencia energética), se materializarían en tres ámbitos principales:
- Ahorros por la sustitución de combustibles fósiles más caros con renovables más baratas (como la eólica, la fotovoltaica y la solar térmica).
- Ahorros por los perjuicios evitados a la salud de los europeos (gracias a la menor contaminación).
- Ahorros por los menores daños al medio ambiente (por el cambio climático y la contaminación).
En total el ahorro para los europeos, obtenidos gracias a una mayor ambición renovable respecto al escenario de referencia, estaría entre 44.000 y 113.000 millones de euros anuales en 2030.
Equivalentes a entre 88 y 226 euros al año para cada uno de los 500 millones de ciudadanos de la UE.
¿Qué significaría un objetivo del 32% de renovables para España y las tecnologías renovables eléctricas?
El objetivo del 32% para la UE tiene que ahora traducirse en objetivos nacionales por parte de cada uno de los estados miembros. El Congreso de los Diputados aprobó por mayoría absoluta una moción para fijar la posición de España respecto al objetivo de renovables hasta un 40% en 2030, siendo este también el objetivo propuesto por parte del Consejo Asesor para la Transición Ecológica de la Economía del PSOE. Si así fuera se estima que en el sector eléctrico se debería alcanzar una cuota del 80% de renovables para 2030.
En términos de potencia instalada, esto significaría más que duplicar la aportación actual de las renovables. Se deberían alcanzar los 200-250 TWh de renovables frente a los 90-100 TWh actuales. Si se dividiera la potencia adicional necesaria igualitariamente entre eólica y fotovoltaica (40% cada una) con un 20% a otras tecnologías renovables también necesarias para el sistema eléctrico, el resultado, grosso modo, sería que:
- serían necesarios entre catorce y veintiún gigavatios (14-21 GW) adicionales de eólica,
- 21-34 GW más de fotovoltaica,
- 5-8 GW de otras tecnologías (como biomasa y/o solar termoeléctrica)
En total entre 40 y 63 GW adicionales de potencia renovable. Lo que supondría entre 4 y 6,3 GW anuales de nueva potencia. Algo que es factible pero que necesita un buen marco regulatorio que dé seguridad a los inversores y a las instituciones financieras, y así abarate los costes de financiación. También sería necesario tener por lo menos cinco años de visibilidad en las subastas por las que se irá adjudicando la potencia adicional necesaria (tal como recoge el acuerdo alcanzado sobre la nueva Directiva de renovables). En ese sentido, sería positivo conocer cuanto antes el cronograma de las subastas ya que 2020 está detrás de la esquina y según la Directiva el crecimiento de la aportación renovable tiene que ser casi lineal, y los proyectos necesitan por lo menos dos años para llevarse a cabo.
El sector eólico ya demostró en el pasado que puede tener un ritmo constante y ordenado de instalación y por ello hay hoy en día 23 GW de potencia eólica instalada. Casi duplicar esa potencia entre 2019 y 2030 sólo necesita las políticas y el marco regulatorio adecuados. Los beneficios económicos, sociales (empleo, salud, fijación de población rural, etc), medioambientales e industriales, de llevar a buen puerto estos objetivos ambiciosos, son evidentes. Ahora se trata de trabajar todos juntos para materializarlos».
Heikki Willstedt, director de Políticas Energéticas y Cambio Climático de la Asociación Empresarial Eólica (AEE)