El esfuerzo es máximo para que los más de 20.000 aerogeneradores instalados en los parques eólicos continúen produciendo electricidad, las fábricas sigan suministrando componentes en calidad de servicio esencial y las empresas de servicios puedan llevar a cabo su función de operación y mantenimiento. Todas y cada una de las empresas, grandes y pequeñas, estamos comprometidos para que el impacto del COVID-19 sea el menor posible a nivel humano, social y económico.
La eólica, como cualquier sector muy intensivo en capital, siempre se ha enfocado en el largo plazo, y ha transmitido la necesidad de establecer políticas y regulaciones de largo recorrido, que ofrezcan visibilidad. Actualmente, nuestro tejido empresarial debe ser capaz de gestionar las nuevas medidas que se van implementando para poder luchar contra la pandemia. Ante este reto, la actitud de todos nosotros y nuestras empresas es la misma, adaptarse, resistir y mantener la capacidad necesaria para, en el momento que sea viable, recuperar el ritmo de la actividad económica con decisión.
Como parte esencial del sector de producción de energía eléctrica y de su cadena de suministro, y proporcionando un servicio esencial a la sociedad de acuerdo al RD 463/2020, tenemos el mandato y la responsabilidad de garantizar la generación y el suministro de energía eléctrica a la población, y la provisión de todos los sistemas, equipamientos y componentes para ello. Nuestro objetivo es en primer lugar velar por la salud y seguridad de nuestros trabajadores y de toda la familia eólica y, en segundo lugar, que la actividad económica se vea penalizada lo mínimo.
Un tejido industrial imprescindible
Las fábricas eólicas suministran equipos y componentes a los parques eólicos, traccionan toda una cadena de proveedores y centros de ensayo e investigación, que posicionan a España como uno de los líderes mundiales en fabricación, exportación e innovación eólica. Son activos de valor estratégico para la economía española y parte, por tanto, de esa estructura industrial multisectorial que ayuda a posicionar a nuestro país dentro de las economías más fuertes a nivel mundial. Aunque su actividad se pueda ver afectada en parte en estos días, seguir disponiendo de este tejido industrial, con la capacidad manufacturera actual y la presencia en el mercado global, es una herramienta clave para disponer de la resiliencia económica necesaria que permita hacer frente a periodos de crisis como el que estamos viviendo. Disponer de industria potente ofrece tranquilidad a la sociedad.
Entrando en algún detalle en relación a los últimos acontecimientos, a consecuencia de la publicación en el BOE del Real Decreto Ley 10/2020, es necesario precisar que el RDL no obliga a cerrar, ni suspender actividades. El RDL se refiere no a la suspensión de actividades sino a la obligación de dar permiso retribuido a los trabajadores.
La actividad de generación de energía eléctrica es una actividad esencial como resulta del apartado 1 del anexo del RDL, con relación al 17 y 18 del Real Decreto 463/2020. La operación y mantenimiento de parques eólicos se considera un servicio esencial y, por ello, el sector tiene la responsabilidad de seguir llevándolo a cabo. Para ello, hay que adaptarse a la regulación disponible en materia de traslados, desplazamientos, alojamientos, certificaciones de las empresas, declaraciones responsables, etc. y seguir asegurando que la producción eléctrica de todo el parque eólico nacional no se ve afectada por la crisis.
Otra serie de actividades del sector se están viendo afectadas, como son la tramitación administrativa. En este caso, hay diferencias entre los diferentes actores: algunos siguen manteniendo una actividad a un ritmo similar al habitual, actividad posibilitada gracias a que la naturaleza del trabajo lo permite y, en otros casos, se está notando una ralentización de las actividades. Bien es cierto que, aunque la normativa vigente asegura la suspensión de los plazos administrativos, los cuales serán añadidos una vez se supere el estado de alarma, si lo vemos desde un punto de vista del avance en 2020 hacia el cumplimiento de los objetivos del PNIEC, sería importante que la actividad de tramitación pudiese mantenerse al ritmo adecuado para que 2020 no supusiera un año cuasi perdido.
En definitiva, es un momento de adaptarse, buscar motivación, seguir entrenando, buscar soluciones en equipo, velar por nuestros compañeros de la cadena de suministro, por nuestros proveedores y por nuestros clientes y mantener las energías intactas para poder recuperar la posición perdida una vez superemos esta dramática crisis.