El PNIEC, como nuestro “Plan país”, contiene la ambición que todos deseamos, pero se antoja un reto complicado de cumplir. En 2023 se instalaron 607 MW y las previsiones de nueva potencia este año vagamente superan 1 GW, cuando deberíamos estar instalando más de 3 GW por año. La eólica no va al ritmo adecuado, y sin eólica España no cumplirá sus objetivos. Necesitamos más eólica y la necesitamos más rápido.
Con permiso de la administración
La obtención de los permisos administrativos necesarios para construir los parques eólicos de forma ágil y sin riesgos es una tarea compleja. Actualmente hay más de 9 GW de parques eólicos con Autorización de Construcción otorgada y otros 12 GW con los permisos ambientales superados pero, aún con estas cifras tan significativas, encontramos incertidumbre en múltiples ámbitos.
Más de 2,5 GW están paralizados por decisiones judiciales en Galicia y pendientes de la resolución de una cuestión prejudicial a finales de 2025 desde el Tribunal Superior de Justicia de la UE. Además, las medidas que ha planteado el Gobierno de la Xunta en relación a las repotenciaciones obligatorias, o la obligación de dedicar un porcentaje
de energía de los nuevos proyectos vía PPAs exclusivamente a consumidores gallegos, aumentan aún más esta incertidumbre.
Por otro lado, ante el limitado crecimiento de la demanda eléctrica y los escenarios a corto plazo de precios “cero” durante determinadas horas del año, los promotores están optando por la cautela y planteando mayoritariamente la construcción de los próximos proyectos a partir de mediados de 2026 o ya a partir de 2027, ya con mayor visibilidad sobre los riesgos que asumen en las inversiones.
Además, para aquellos proyectos más avanzados, la situación a nivel municipal en determinados territorios está imposibilitando sus fases finales. Incluso para aquellos con todos los permisos municipales obtenidos, estamos siendo testigos de una oposición social, minoritaria pero activista, mediática y profesionalizada, que está retrasando su construcción.
Todo esto conlleva serios retos para nuestra cadena de valor, que atisba un periodo de carestía de encargos para unas fábricas ubicadas en nuestro país que cada año tienen más competencia, principalmente desde fabricantes chinos que acuden a nuestro mercado con suculentos descuentos y prácticas anticompetitivas. La eólica es la única tecnología renovable que se sigue pudiendo fabricar 100% en Europa con la escala que necesitamos.
Pero para que eso siga siendo así, las fábricas necesitan un mercado de cercanía razonable en dimensión y estable en los ritmos, lo que no está ocurriendo. A este respecto, tanto el NZIA (Net Zero industrial Act) como el CBAM (Carbon Border Adjustment Mechanism), aprobados este año, no ayudan a generar confianza industrial a futuro, pudiendo incluso causar el efecto contrario para el que fueron concebidos.
Necesitamos que Europa tenga un lenguaje industrial hacia el mundo más claro y confiamos en que la nueva legislatura europea permita equilibrar la balanza.
Las prioridades
En conclusión, la eólica lo tiene todo para triunfar, pero está sufriendo y debemos conseguir revertir la situación. Para ello, identificamos prioridades, que serán fundamentales para aumentar la senda de crecimiento de forma sostenible, cuidando de nuestra cadena de valor y apostando por un desarrollo socioeconómico excelente en los territorios:
La historia de la eólica no se construyó en un día y se creó para dotar a las economías modernas del privilegio de poder beneficiarnos de una tecnología puntera, eficiente, competitiva, renovable, con gran poso industrial, innovadora y totalmente integrada en el mix energético. Necesitamos que crezca aún más, es el momento.
• Este artículo de opinión está incluido en el Anuario 2024 de Energías Renovables en papel, que puedes descargar gratis en formato PDF aquí