Mario Buisán, director general de Industria y Pyme del Ministerio de Economía, Industria y Competitividad (MEIC), fue el encargado de inaugurar la jornada, en la que participaron representantes del Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI), de la Asociación Eólica Europea (WindEurope), de la Plataforma Tecnológica Marítima Española (PTME), de la Sociedad de Pequeños y Medianos Astilleros Privados Españoles, y fabricantes de aerogeneradores, promotores, empresas de mantenimiento eólico y aseguradoras.
En el encuentro se buscaba dar respuesta a diferentes cuestiones. La primera, cuál es el punto en que se encuentra el sector español en el desarrollo de esta tecnología. Un aspecto que el director de la Asociación Empresarial Eólica, Juan Virgilio Márquez, tiene claro: "la eólica offshore representa una gran oportunidad de desarrollo y crecimiento para España", subrayó en primer lugar. Las empresas españolas, "pioneras en la tecnología eólica, están preparadas y comprometidas con el desafío" de implementar la eólica marina en España y en la exportación, añadió, subrayando, asimimo, la "posición de liderazgo" de la industria eólica española en el desarrollo de los aerogeneradores y en los temas de integración en red.
El director de la AEE considera que "una de las áreas tecnológicas de mayor proyección es, precisamente, la energía eólica marina". El sector tiene que hacer frente a retos como trabajar en el difícil ambiente salino, el cada vez mayor tamaño de las máquinas, la complejidad del mantenimiento de estas plantas o garantizar la seguridad y salud de los trabajadores que operan en estas instalaciones, dijo. Pero está preparado para ello.
Mario Buisán, del MEIC, coincidió con él en que debemos ser capaces de "transformar en fuente de oportunidades para las empresas industriales españolas" el desarrollo de la eólica offshore; industria que calificó de modélica, con un grupo de compañías como Navantia, Velatia o Vicinay –por citar unas pocas de ellas–, que "ya están trabajando para otros países". Palabras entusiastas y bien recibidas por los presentes en el encuentro que, sin embargo, no han tenido la oportunidad de desarrollar ese potencial en España. Porque aquí, haber, a fecha de hoy no hay más que 5 míseros megavatios eólicos instalado en el mar en plan piloto.
25 GW para 2020 en los mares de Europa
Los datos que maneja WindEurope, la Asociación Eólica Europea, son que en apenas tres-cuatro años puede haber casi 25 GW eólicos instalados en los mares de Europa; esto es, más del doble de los que hay ahora (14 GW). Por ejemplo, el parque Wikinger, que se construye en aguas alemanas del mar Báltico, 75 kilómetros mar adentro, añadirá 350 MW. La concesionaria del proyecto es una empresa española, Iberdrola, convertida en uno de los líderes de la eólica offshore en el mundo. En el parque Wikinger también trabaja la asturiana Windar, que se ocupa de las 70 torres que albergará la instalación, mientras que los jackets (las estructuras que se anclan al fondo del mar) se fabrican en Ferrol.
Este parque será el segundo marino de Iberdrola, que ya puso en funcionamiento el de West of Duddon Sands (389 MW), en el mar de Irlanda, en 2014. Pero la multinacional española quiere ir mucho más lejos. De hecho, Iberdrola cuenta con una cartera de proyectos por más de 8.000 megavatios (MW) para crecer en el horizonte de la próxima década en eólica marina. Esta apuesta se concentra en dos de los principales mercados del grupo, Estados Unidos y Reino Unido, así como en Alemania y Francia.
¿Por qué Iberdrola lleva a cabo estos desarrollos en otros países y no en España, que dispone de 8.000 km de costa? Una de las razones, según la multinacional, es que aquí el recurso eólico marino es menor; otra, la profundidad de nuestra plataforma marina, que enseguida supera los 50-60 metros, cuando los 40 metros es la profundidad máxima en la que se está trabajando hasta ahora. Y, efectivamente, es menor que en otras aguas europeas, pero en determinadas áreas, suficiente. Un estudio realizado por el IDAE concluyó que Galicia presenta los valores de potencial más elevados, con potencias medias de entre 40-45 kW/m, que pueden llegar a los 75 kW/m en invierno; la misma que se alcanza en el Mar del Norte, el Báltico o el Mar del Norte durante todo el año. El Cantábrico figura en segundo lugar, con alrededor de 30 kW/m de recurso, más acusado al oeste y con picos de 50 kW/m en invierno. El norte de Canarias es la tercera zona en importancia, con vientos capaces de generar 35 kW/m.
Respecto a la profundidad, los aerogeneradores flotantes pueden ser la alternativa. Estas turbinas se colocan sobre estructuras que van ancladas al fondo marino, y por tanto, la profundidad no sería un problema. En Francia, un consorcio de empresas acaba de botar su primera plataforma flotante (Ideol) en el puerto de Saint-Nazaire (Nantes), y en Portugal prosiguen los ensayos del proyecto WindFloat Atlantic (WFA), en el que, entre otras empresas, participa Repsol. Está previsto que el proyecto se ubique a 20 km de la costa de la localidad de Viana do Castelo y esté operativo en 2018.
No obstante, la pionera en conectar a red el primer parque eólico flotante del mundo ha sido Escocia: Hywind Scotland, una instalación de 30 MW situada 25 km mar adentro, desarrollada por la noruega Statoil en colaboración con la saudí Masdar. Sus cinco aerogeneradores (Siemens-Gamesa) flotan en aguas cuya profundidad alcanza los 80 metros. Y desde Statoil se asegura que la solución flotante empleada en Hywind es apta para instalar aerogeneradores en aguas de hasta 800 metros de profundidad, lo cual abre áreas hasta ahora inaccesibles para la eólica marina. Según Michael Hannibal, presidente ejecutivo de la división Marina de Siemens-Gamesa, el grupo "no cree que desarrollar un concepto funcional para las cimentaciones flotantes plantee retos significativos". El desafío, dice, "está en lograr un coste de energía reducido que permita su aplicación en un mercado más grande”.
Proyectos como TowerPower, en el que participan empresas españolas, tienen como objetivo precisamente abaratar ese coste. En su caso mediante el desarrollo de una herramienta de monitorización de aerogeneradores offshore, que haga la eólica marina más accesible y económicamente competitiva. Hay bastantes más proyectos enfocados en la misma dirección. Por ejemplo, Orpheo –iniciativa que desarrollan Ingeteam, Plocan, Enerocean, UCA, UMA–, estudia técnicas que permitan, mediante control avanzado e inteligente, optimizar la rentabilidad económica que se puede obtener de una plataforma híbrida flotante, que incluye generación a partir de energía eólica y energía undimotriz (de las olas) y conectada a la red eléctrica.
Canarias toma la delantera
Aún así, la pregunta sigue siendo: ¿veremos pronto parques eólicos marinos en aguas españolas? De momento, Canarias se posiciona como la primera CCAA con más posibilidades de albergarlos. Según anunciaba recientemente el presidente canario, Fernando Clavijo, el archipiélago contará con tres áreas de ensayo para instalaciones de energía eólica marina: en Gran Canaria, Tenerife y Fuerteventura. En ellas, las empresas de este sector podrán probar sus proyectos, mostrarlos a sus clientes e inyectar a la red la energía generada.
En toda España, para 2030 podría haber unos 500 MW eólicos marinos instalados, según un estudio de la Universidad de Santiago de Compostela, lo cual llevaría aparejado la creación de cerca de tres mil empleos (3,73 empleos por MW instalado). No es tanta potencia como lo que establecía el olvidado Plan de Energías Renovables 2011-2020, que fijaba en 750 MW la potencia eólica offshore para 2020, pero desde luego supondría todo un avance respecto a la situación actual.
El estudio gallego –Estimation of the potential effects of offshore wind on the Spanish economy– ha sido realizado por Pedro Varela y Carmen Sánchez, profesores del departamento de Economía Aplicada de la Universidad, y basa sus estimaciones en proyecciones de la patronal europea Wind Europe. En cualquier caso, sus autores consideran que las políticas de promoción sectorial son determinantes para aportar estabilidad legislativa a largo plazo y asegurar las inversiones necesarias que permitan alcanzar esos 500 MW. Lo interesante, subrayan, es que las empresas capaces de llevar a cabo este desarrollo ya existen (muchas presentes en el sector naval) por lo que animan a los gobiernos a "no perder este tren" de desarrollo.
Este artículo se puede leer también en el nº 166 de Energías Renovables.