Hasta ahora los países europeos han adoptado diferentes estrategias en relación con las energías eólica y la solar. En los países del Benelux e Irlanda, hay más energía generada por los paneles solares que por las turbinas eólicas. En los países nórdicos y el Reino Unido, e incluso en países soleados como Francia, España y Portugal, se genera más energía con aerogeneradores que con paneles solares.
Si nos centramos en la eólica, domina el mercado terrestre, no solo en Europa sino a nivel mundial. De momento, alrededor del 80% de los partes eólicos son onshore, pero una vez más esto varía de un país a otro. En Europa, la energía eólica terrestre domina en Alemania, Francia, Italia, Irlanda y las regiones ibérica (España y Portugal) y nórdica. En el Reino Unido y los Países Bajos, el viento proviene por igual de los parques eólicos en tierra como en el mar, mientras que en Bélgica, casi toda la energía eólica se genera en el mar.
En cuanto a 2021, el año se presenta igualmente positivo para la eólica como para la energía solar. Las previsiones son que la primera crezca un 8% este año y la segunda un 13% este año. En términos absolutos, se añadirá capacidad, sobre todo, en energía eólica terrestre (13 GW) y en los proyectos solares de pequeña escala (12 GW).
En el sector de la energía eólica marina se añadirán en 2021 en torno a 2 GW de capacidad. Esto es relativamente poco en comparación con los demás segmentos, pero los responsables de las políticas en los países nórdicos, el Reino Unido, Irlanda, Alemania y los Países Bajos siguen trabajando en una planificación especial para los parques eólicos marítimos y la infraestructura de la red, lo que llevará a que la eólica marina tenga cada vez más protagonismo en Europea.
En total, sumando todas las opciones de desarrollo eólico y solar fotovoltaico, los expertos de la entidad bancaria calculan que el crecimiento en Europa será de 35 GW, lo que requerirá una inversión de 60.000 millones de euros.
Cada vez más competitivas
Otro aspecto destacado por ING en su informe es que, una vez que los paneles solares y las turbinas eólica están instaladas, son la tecnología más barata para producir un MWh extra de electricidad, ya que el viento y el sol están disponibles libremente mientras que las plantas de energía fósil necesitan pagar por el gas o el carbón. Por ello, las energías renovables expulsan la producción de combustibles fósiles una vez que entran en el mercado de la energía.
Para las decisiones de inversión, también hay que incluir la inversión inicial a través de los costos de capital y los costos de mantener la tecnología en funcionamiento. Esto es, el coste total para producir un MWh de electricidad durante la vida útil del activo. Hoy en día, incluso las renovables de nueva construcción son, en promedio, más baratas que las plantas de combustible fósil o de energía nuclear de nueva construcción.
Esta diferencia se ampliará aún más en 2021. Las razones son, de acuerdo con el análisis de ING, que las tecnologías eólica y solar experimentan condiciones de licitación favorables en el actual entorno económico. En segundo lugar, se espera una presión al alza en los precios de los fósiles y el carbono en 2021. En tercero, la entrada de los 35 GW de capacidad solar y eólica en 2021 en los sistemas de energía europeos, dará lugar a una disminución de las tasas de utilización de las centrales eléctricas de combustibles fósiles.
En cuanto a las redes, cuya capacidad de absorción de renovables puede verse limitada en zonas con una gran oferta de ellas (por ejemplo, grandes parques eólicos y solares en zonas rurales), los expertos de la entidad indican que el problema podría resolverse técnicamente añadiendo instalaciones de almacenamiento a los proyectos solares y eólicos, de manera que la electricidad pueda almacenarse durante los períodos en que la oferta excede la demanda o cuando los precios son demasiado bajos para cubrir los costos.
Eso sí, los proyectos eólicos y solares de nueva construcción combinados con el almacenamiento en baterías a gran escala o la electrólisis de hidrógeno todavía no son competitivos en cuanto a costos con las plantas de combustibles fósiles de nueva construcción, concluyen desde ING.