En un amplio acuerdo alcanzado el miércoles pasado, el gobierno danés (socialdemócrata) acordó con los partidos que lo apoyan y la oposición que el Estado tenga una participación mayoritaria en la isla –el 51%– y el resto quede en manos del sector privado. Cuando esté construido, este gran centro energético suministrará tanto energía limpia a los hogares como hidrógeno verde para su uso en la navegación, la aviación, la industria y el transporte pesado. El coste de la construcción de la primera fase del proyecto se ha estimado en 28.280 millones de euros.
"Será el mayor proyecto de construcción de la historia de Dinamarca y supondrá una gran contribución a la realización del enorme potencial de la energía eólica marina europea", dijo el ministro danés de Medio Ambiente, Dan Jørgensen, en un comunicado, del que se hace eco, entre otros medio, el británico The Guardian. "Estamos dando un paso hacia la próxima era de la energía eólica marina. En 1991 fuimos el primer país en construir un parque eólico marino, y ahora damos el siguiente paso", añadió.
El proyecto se basa en un acuerdo alcanzado entre los partidos en junio pasado sobre política energética, en el que las partes acordaron construir dos centros de energía eólica, uno artificial y otro en la isla báltica de Bornholm. Los dos polos generarán inicialmente 5 GW de energía eólica, triplicando la actual potencia en eólica marina de Dinamarca. La capacidad se ampliará posteriormente hasta los 12 GW.
El objetivo de Dinamarca es utilizar la energía limpia generada por estos dos centros, que superará la demanda nacional, para ayudar a terceros países, como Alemania, Bélgica y Holanda,, a cumplir sus objetivos climáticos.
El Gobierno se ha comprometido a entablar conversaciones con los promotores de parques eólicos y otras empresas e inversores lo antes posible, con el objetivo de desarrollar un marco legal para la licitación del 49% restante del proyecto y así facilitar que la isla se pueda construir cuanto antes.
Es difícil, no obstante, que esté lista para 2030, de manera que no ayudaría a Dinamarca a alcanzar su ambicioso objetivo para ese año de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 70% respecto a los niveles de 1990. Se espera que la construcción del proyecto se inicie en 2026.