Es la historia de Alfredo Diaz, técnico de mantenimiento preventivo y correctivo de Vestas en la provincia de Ciudad Real. "Yo vivía en una zona rural cercana a la construcción del parque en el que trabajo actualmente. Me interesó bastante la idea porque vi que era una oportunidad de trabajo de calidad el poder trabajar en el sector de las renovables y además cerca de casa. Para mí era un sector nuevo y de muchísimo futuro. Investigue quién sería el tecnólogo y envíe el currículum a la web de Vestas", cuenta en esta charla con Energías Renovables (adelanto del número Especial Eólica que se publicará en las próximas semanas). Eso fue en el 2007. Hoy, dieciséis años después, este técnico superior en telecomunicaciones e informático y técnico electrónico sigue en el mismo puesto de trabajo y en el mismo parque eólico.
Alfredo es uno de los 600 técnicos que Vestas tiene en plantilla para dar servicio a 6,4 gigavatios (GW) eólicos. El mantenimiento de parques eólicos normalmente se hace en parejas, por tanto, Vestas cuenta aproximadamente con 300 equipos. La cantidad de profesionales que forman los equipos de trabajo varía según la carga de trabajo, el tamaño del parque o el tipo de contrato. "Actualmente en el parque donde estoy trabajamos cuatro técnicos de forma permanente, pero podemos llegar a ser 10 profesionales según las necesidades concretas. Nosotros damos servicio a unos 80 megavatios (MW)", cuenta el técnico. Dos parejas de técnicos, por tanto, que trabajan cada día para que los aerogeneradores del parque eólico no dejen de girar y de generar energía renovable.
"Los trabajos se planifican semanalmente, pero le damos prioridad a prevenir posibles averías. La clave es realizar un buen mantenimiento predictivo para minimizar al máximo las averías y dar la máxima disponibilidad al aerogenerador. Nuestro trabajo es bastante completo. Se revisan todos los escenarios posibles del aerogenerador, desde sus componentes más grandes a los más pequeños: la cimentación, torre ,buje, nacelle, multiplicadora, palas…", detalla Díaz, que añade: "en el centro de control remoto revisamos el estado de la turbina: temperatura de rodamientos, de aceites, de embarrados, rodamientos…". Pero esto no es lo único. "Después hay que prepararse para cumplir con los estrictos protocolos de seguridad de la compañía a la hora de acceder a la turbina. Hay que comprobar que las herramientas están bien calibradas, que los equipos de protección individual están correctamente colocados, que la zona en la que vas a trabajar es segura". Unos trabajos de mantenimiento que no ocurren todos los días: "las visitas de mantenimiento a los aerogeneradores son muy frecuentes, aunque esta frecuencia depende de las condiciones climáticas ya que hay veces que el tiempo impide el acceso al aerogenerador".
Dieciséis años que dan para mucho. Alfredo echa la vista atrás y recuerda la emoción y los nervios de sus primeros días: "estaba súper contento por tener un trabajo y también un poco nervioso porque todo era nuevo para mí. Recuerdo estar formándome en Zaragoza con cursos generales y específicos de algunos aerogeneradores y sobre todo en materia de seguridad". Ahora destaca que una de las mejores partes de su trabajo es la satisfacción que se genera al trabajar en equipo y las posibilidades de aprender cada día el desarrollo de nuevas aplicaciones que mejoran la calidad del mantenimiento del aerogenerador.
Alfredo Díaz es, por todo esto, un auténtico testigo de la evolución de la tecnología eólica: "el tamaño y la sofisticación técnica de los aerogeneradores ha cambiado en estos años, por lo que la importancia de un buen mantenimiento es cada vez mayor. Además, la digitalización de nuestro trabajo nos permite hacer algo que hace diez años sonaba a ciencia ficción".