El Consejo Global de la Energía Eólica (Global Wind Energy Council, GWEC) publicó hace unos días su Anuario 2019 (Global Wind Report 2019), un documento en el que recoge todas las cifras clave del sector: potencia instalada durante ese ejercicio, inversión, distribución geográfica de lo uno y lo otro, desglose eólica marina-eólica terrestre, tendencias, etcétera, etcétera, etecé. Uno de los asuntos incluidos en ese amplísimo etcétera es el hidrógeno verde (green hydrogen), un elemento que puede convertirse en solución de almacenamiento de electricidad para la energía eólica. ¿Sopla el viento y no hay demanda suficiente? Pues, en vez de parar los aerogeneradores, fabricamos hidrógeno con esa electricidad eólica, lo almacenamos (como almacenamos cualquier otro gas) y lo volvemos a transformar luego, cuando sea preciso, en electricidad: electricidad que podremos entonces dispensar a demanda. Los costes de producción de hidrógeno verde -señala GWEC en su Anuario- son aún elevados, pero se espera caigan conforme vayan creciendo las economías de escala. Con la eólica esa reducción de los costes ya sucedió, y ahora es una tecnología plenamente competitiva; con la fotovoltaica también (hasta el punto de que tampoco necesita ya subvenciones en muchísimos mercados); y con el H2 tendrá que suceder.
Es el planteamiento de GWEC, que reconoce, en todo caso, que aún son “considerables” los retos a los que se enfrenta esta solución energética “en términos de coste de desarrollo e infraestructuras”. El Consejo Global aporta un número (que extrae de un informe de la consultora BloombergNEF): el coste del hidrógeno verde varía entre los 2,50 y los 4,50 dólares estadounidenses por kilogramo, “dependiendo fundamentalmente del coste del *electrolizador”. Pues bien, partiendo de ese escenario, el precio deberá reducirse a menos de dos dólares si queremos que el hidrógeno compita con el carbón y a 0,6 si la referencia a batir es el hidrógeno gris (la industria puede producir y produce H2 a partir de metano, por ejemplo, y producirlo, además, con energía procedente de combustibles fósiles; además, el proceso de producción conlleva emisiones de CO2; de momento es más barato, pero así mismo mucho más contaminante).
GWEC apela también en su Anuario al informe The Future of Hydrogen, de la Agencia Internacional de la Energía. Según la AIE -destacan los eólicos-, el coste de producir H2 verde podría caer hasta un 30% en los próximos diez años. “Esta previsión -explica GWEC- se fundamenta en la caída de los costes de las energías renovables y en el incremento de la escala en la producción de hidrógeno”. Y ahí la consigna está clara para el sector eólico: “es crítico escalar los proyectos de producción de hidrógeno y la producción propiamente dicha para materializar las previsiones de reducción de costes y asegurar la viabilidad económica del hidrógeno como vector potencial a largo plazo de la transición energética”. Y, por fin, de entre todas las opciones de producción limpia de hidrógeno, GWEC destaca la energía eólica marina como la que tiene un mayor potencial de generación de H2 verde.
“En el Norte de Europa -explican desde GWEC-, la energía eólica ha mostrado el potencial de suministrar significativas cantidades de energía limpia a las redes, con costes de generación que ya han caído al rango de 55-70 euros por megavatio hora (lo que supone una reducción del coste de un 65% desde 2015)”. Habida cuenta de ello, el Consejo Global de la Energía Eólica considera que el binomio formado por (1) una electricidad renovable cada vez más asequible y (2) el hidrógeno, como vector energético, podría constituir el “paso natural siguiente” en la ruta de la descarbonización de los sistemas energéticos.
Más aún: ahora mismo -explica GWEC en su Anuario- ya hay dos soluciones, “ampliamente exploradas”, de generación de H2 a partir de energía eólica marina. Una consiste en emplear la electricidad generada por parques eólicos marinos (electricidad excedentaria o generada ex profeso) para alimentar electrolizadores que rompen la molécula del agua en H2 y O; el hidrógeno será entonces comprimido y almacenado en tanques; y usado cuando la energía sea demandada. El H2 puede ser producido en altamar, en plataformas diseñadas para ello, convertido en gas sintético y enviado en barcos hasta los usuarios finales. Pero los electrolizadores también pueden ser desplegados en áreas costeras que estarían conectadas a las subestaciones marinas (mediante cables submarinos HV) de manera que el H2 pueda ser transportado directamente por gasoductos terrestres o camiones cisterna previa compresión.
La otra solución de conversión “de eólica marina a hidrógeno” pasaría, según GWEC, por instalar electrolizadores en plataformas petrolíferas y de gas, alimentar esos electrolizadores con la electricidad excedente de los parques eólicos marinos y producir allí hidrógeno utilizando como materia prima el agua de mar. El hidrógeno sería exportado de las plataformas mezclado con el gas, con el que compartiría la ya existente infraestructura de evacuación con que cuentan estas plataformas. GWEC recoge en su Anuario 2019 una serie de proyectos de producción de hidrógeno verde de diferentes actores: promotores eólicos marinos, compañías de gas y petróleo, centros de investigación y gobiernos. De los diez proyectos recogidos en el Anuario de GWEC, seis están radicados en Alemania, Austria, Bélgica y Holanda; dos, en Australia; y los otros dos, en Reino Unido.
El proyecto británico Dolphyn por ejemplo tiene como objetivo último producir hidrógeno con un aerogenerador flotante de diez megavatios de potencia, en cuya plataforma estaría integrada una unidad de tratamiento de agua y un electrolizador (produciría el hidrógeno pues in situ). Ahora mismo sus promotores están trabajando en un prototipo de dos megavatios (el proyecto está siendo apoyado por Business, Energy and Industrial Strategy, BEIS, que es un organismo del Gobierno británico). ¿Algún otro ejemplo? Al otro lado del Canal de la Mancha, el sector eólico tiene previsto tener ya operativos 2.260 megavatios de potencia marina a finales de este año. A ellos se van a sumar otros 1.750 en los meses siguientes. Pues bien, en la costa belga, los impulsores del proyecto Hyport -Puerto de Ostende, PMV y DEME- prevén instalar un innovador electrolizador de alrededor de 50 MW. ¿Horizonte? 2025.
*La electrólisis divide la molécula de agua en hidrógeno y oxígeno mediante energía eléctrica