"Esta campaña -sostienen sus impulsores- no pretende, ni mucho menos, discutir la necesidad de abordar una transición en el modelo energético, ni cuestionar la energía eólica como medio de aprovechamiento de un recurso limpio. Su objetivo es -recalcan- la preservación de los usos y valores que atesoran estas áreas de montaña". 61 organizaciones de toda España se han adherido ya a la campaña Aquí No. La iniciativa ha partido de la Plataforma para la Defensa de la Cordillera Cantábrica, asociación surgida en el año 2004 y cuyo objetivo primero es "defender la Cordillera Cantábrica como unidad paisajística y ambiental, y como sistema natural único en el contexto europeo, frente a las agresiones ambientales que pueda sufrir".
El manifiesto ahora lanzado considera que "los más de 6.000 aerogeneradores ya instalados desde Galicia hasta Euskadi" no se han traducido "en una mejora de las condiciones de vida de los habitantes de estas zonas de montaña" y sostiene, por fin, que "las montañas cantábricas, debido a su innegable valor ecosistémico y al expolio al que ya han sido sometidas recientemente, deben quedar, indudablemente, excluidas de la implantación de los más de 20.000 megavatios de potencia eólica planificados hasta 2030 y de cualquiera de sus infraestructuras asociadas".
Estos son los 9 porqués que esgrimen los firmantes para sostener su "Aquí No"
1. Porque la transición energética, es decir, la descarbonización de las fuentes de energía, no puede llevar aparejada la inmolación de los escasos espacios aún poco humanizados. Los cordales montañosos, precisamente por esa tendencia a escaparse, se han mantenido algo más alejados que otros territorios, de la codicia humana y ello ha propiciado que se hayan transformado en el horizonte deseado para muchas personas. En el paisaje natural que permite el solaz y el disfrute del ánimo.
2. Porque estos espacios de montaña representan el refugio de aquella fauna y flora menos adaptadas a nuestra presencia. Su transformación y su ocupación representaría un paso definitivo en el acorralamiento de una buena parte de la biodiversidad más amenazada.
3. Porque los actuales proyectos eólicos han perdido la dimensión humana e incluso la dimensión del paisaje. Los aerogeneradores que se pretenden implantar en cantidades fabulosas sobre muchos de los cordales cantábricos, multiplican por siete la altura de la catedral de León y duplican con creces la de la Giralda de Sevilla.
4. Porque los espacios de montaña son la fuente de casi todos los recursos y no podemos permitirnos rasgar todo su espinazo con enormes pistas, acordes a las dimensiones de los aerogeneradores, por las que se evapora el tesoro de sus aguas y se da rienda suelta a la erosión de las laderas.
5. Porque desde el plano de la política energética, estos proyectos se plantean, en muchos casos, como compensación al abandono de la minería del carbón. Medio siglo de extracción, rematado con inmensos cielos abiertos, escombreras y comarcas vacías de empleo y población, se pretende compensar con la demolición definitiva de el paisaje, acaso el más valioso recurso para los pobladores de las áreas de montaña.
6. Porque quienes han decidido no marcharse o quienes han decidido llegar a estos lugares de montaña, lo hacen porque aman esos paisajes, porque paisaje y paisanaje son parte el uno del otro.
7. Porque estos megaproyectos eólicos están destinados a abastecer la creciente e imparable demanda de las grandes aglomeraciones urbanas e industriales. Para ello, todos estos paisajes deben ser, además, atravesados por toda una red de líneas eléctricas para la «evacuación» de la energía producida.
8. Porque una verdadera transición energética, ecológica y justa, debe ahondar mucho más en el ahorro, en la eficiencia y en las pequeñas y medianas instalaciones de autoabastecimiento. Los megaproyectos únicamente se traducen en grandilocuentes resultados económicos para los grandes complejos empresariales, los únicos capaces de llevarlos a cabo, y desincentivan y anulan las pequeñas iniciativas locales para el autoabastecimiento y la autogestión.
9. Porque la cornisa norte ha sido históricamente suministradora de energía y recursos naturales para los grandes centros de consumo: carbón, hierro y otros minerales, biomasa, grandes embalses que arrasaron decenas de pueblos, centrales hidráulicas y térmicas... sin olvidarnos de los más de 6.000 aerogeneradores ya instalados desde Galicia hasta Euskadi. Y todo, sin que eso haya revertido en una mejora de las condiciones de vida de los habitantes de estas zonas de montaña.
"Creemos, como algo imprescindible -concluye el manifiesto Aquí No-, que la planificación y la ordenación territorial debe guiar la implantación de las energías renovables bajo criterios de minimización del impacto ambiental, de eficiencia y de sostenibilidad. Esta implantación no puede quedar al albur de los intereses empresariales de las corporaciones, ahora dedicadas al filón energético. Creemos que en dicha planificación hay que reforzar el peso de la conservación del paisaje y del patrimonio natural y cultural, tal como se apunta desde el ámbito científico, que insta a conservar y a recuperar las áreas naturales menos explotadas como garantía de futuro para toda la humanidad. Creemos que los criterios de eficiencia energética deben priorizar la localización de la producción lo más próxima posible a los grandes focos de consumo urbanos e industriales".