Más de la mitad de la nueva potencia eléctrica instalada en 2016 en Europa tenía... palas. Porque más de la mitad (concretamente el 51%) de la nueva capacidad de generación de electricidad nos llegó en forma de aerogeneradores: 10.923 megavatios terrestres y 1.567 marinos. Así las cosas, el Viejo Continente ha llegado al 31 de diciembre de 2016 con una potencia eólica acumulada de 153.700 megavatios (153,7 gigavatios, GW): 141,1 gigas terrestres y 12,6 gigas marinos. Con toda esa potencia, el parque eólico continental ha sido capaz de cubrir el 10,4% de la demanda eléctrica global europea en 2016. En el Viejo Continente, el 17% del total de la potencia eléctrica instalada ya es eólica.
Por países
El 44% de la nueva potencia conectada en 2016 fue instalado en Alemania, líder europeo indiscutible. Lejos de la potencia germana (porque juegan en otra liga), Francia, Holanda, Finlandia, Irlanda y Lituania han registrado también sin embargo magníficos guarismos. Todas han batido en 2016 sus mejores registros históricos nacionales respectivos (Francia instaló 1.600 megavatios; Holanda, 887; Finlandia, 570; Irlanda, 384; y Lituania, 178). La inversión en eólica marina ha crecido en un 39%, hasta los 18.200 millones de euros, mientras que la inversión en eólica terrestre ha caído un 29%, hasta los 9.300.
Según el jefe ejecutivo de WindEurope, Giles Dickson, la industria eólica europea ya es una industria plenamente madura, capaz de sostener hasta 330.000 puestos de trabajo y de producir miles de millones de euros en exportaciones. Dickson ha mostrado sin embargo preocupación respecto a la política energética de los gobiernos europeos, "menos clara y ambiciosa hoy de lo que lo era hace algunos años". Según Dickson, "solo 7 de los 28 estados miembros de la Unión tienen políticas y objetivos ya aprobados para más allá de 2020".
El ejecutivo de la patronal europea ha apuntado por otro lado que "la transición desde las feed-in tariffs [las primas] a las subastas ha sido menos tranquila de lo esperado" (algo que está sucediendo por ejemplo también en España). Dickson ha señalado en ese sentido ciertas disfunciones en los mercados de electricidad que no están sentándole nada bien al sector eólico. El representante de la asociación patronal eólica europea ha lamentado en ese sentido la ausencia de señales de precio a largo plazo, necesarias para animar la inversión.
Más matices
Dickson ha destacado, frente a la "fuerte expansión" alemana, los también fuertes desequilibrios: "más de las mitad de los estados miembros no invirtieron nada en energía eólica el año pasado", ha dicho. En ese sentido, ha vuelto a insistir en los mismos lugares: "la política es clave, especialmente cuando el sector mira a largo plazo". Los estados miembros -ha dicho- deben definir, en sus respectivos planes nacionales de Clima y Energía, cómo quieren hacer sus transiciones energéticas. El Consejo y el Parlamento europeos -ha concluido Dickson- deben empezar a trabajar seriamente en todo ello.