El 24 de septiembre, el precio se situó en casi 76€, exactamente en 75,92 €. El 28, bajó a los 65,72 €. Esto supone una diferencia de 10,2 €/MWh. ¿Cuál es la razón de la diferencia entre uno y otro día? Casi exclusivamente la aportación eólica: 9,2% de la cobertura de la demanda en el día más caro y un 27% de aportación en el día más barato.
A pesar de que la demanda eléctrica fue un poco más alta el día que hubo viento (+1,7%), el incremento en la generación eólica fue suficiente para cubrir ese aumento de la demanda y sustituir en casi un 30% la necesidad de generar con centrales térmicas fósiles. Y el resultado es que el precio del mercado fue un 13,4% inferior en el día con más viento respecto al día con el precio más alto.
Lo explica la Asociación Empresarial Eólica (AEE) en su blog Somos eólicos. Cuanto más viento ‘empuja’ las palas de los aerogeneradores, más baja el precio del mercado, recuerda la asociación. Obviamente, esto ocurre si se mantienen el resto de factores iguales: si por ejemplo aumenta la demanda en consumo más que el aumento de generación con el viento, la aportación eólica no podrá contrarrestar completamente el aumento de precio del mercado por la mayor demanda.
Además de tener precios en el mercado eléctrico más bajos cuando hay una mayor aportación eólica, también hay una menor emisión a la atmósfera de CO2 y contaminantes clásicos, por lo que al beneficio económico se añade el medioambiental y para la salud. Doble beneficio gracias a una energía autóctona.