Autor de la entrevista: Antonio Barrero F.
Allá por agosto del año 2009, el Ente Regional de la Energía de Castilla y León (EREN) anunció lo siguiente: “comienza el procedimiento de aprobación del Plan Regional de la Bioenergía de Castilla y León”. Ha pasado ya más de un año desde entonces. ¿Cuándo concluirá ese procedimiento?
El Plan de Bioenergía 2011-2020 está pasando los últimos informes. Concretamente, el informe del Consejo Económico y Social y el de la Consejería de Hacienda, con lo cual, en este último tramo del año pasará a Consejo de Gobierno para ser definitivamente aprobado.
¿Cuáles son, grosso modo, los objetivos de ese plan?
Su objetivo básico es poner en valor materia prima de la propia comunidad, tanto forestal como agrícola. Se trata de empezar a trabajar con las posibilidades que tenemos, de empezar a pensar que, para obtener calefacción, no solo está el gasóil o el gas natural, sino que también podemos contar con los pellets. Además, tenemos también objetivos eléctricos. En ese sentido, tenemos una queja importante con los objetivos que plantea el gobierno en el Plan de Acción Nacional de Energías Renovables de España 2011-2020 (Paner), porque se quedan muy cortos para biomasa eléctrica [1.187 MW para 2020]. Nosotros creemos que tenemos capacidad, solo en Castilla y León, para cubrir todos los objetivos que establece el Paner para toda España. Y también tenemos objetivos en materia de transporte, en lo que se refiere a los biocarburantes, donde también pensamos que podemos aportar bastante al objetivo nacional del 10% de biocarburantes en 2020.
¿Cuánto dinero va a invertir la Junta en la puesta en marcha de ese plan?
En la Junta hay una apuesta importante. Pero prefiero no hacerla pública de momento. Prefiero esperar a tener el visto bueno de la Consejería de Hacienda, con la que estamos viendo, precisamente ahora, qué cifras realistas son las que podemos aplicar. Así que creo que debemos dejar las cifras para un poquito más adelante.
O sea, que el plan no estará para Expobioenergía…
Estará con seguridad en el último trimestre.
Según la Sociedad Española de Ciencias Forestales, los bosques españoles pueden producir, de forma sostenible, cerca de 50 millones de metros cúbicos de madera. Sin embargo, nuestro país aprovecha menos del 40% de esa potencia (en Europa andan por el 65%). ¿Cómo está en esa materia Castilla y León y cuáles serían sus objetivos?
Sí, comparto esas cifras. Es más, Castilla y León, ella sola, es capaz de sacar diez millones de metros cúbicos de madera, de manera sostenible, con podas, clareos y demás tratamientos selvícolas apropiados. Y sí, ese es uno de los motivos fundamentales del Plan: valorizar energéticamente toda esa madera, aprovechar mejor bosques de los cuales solo obteníamos hasta ahora madera para la industria del tablero o del mueble; ir a otro tipo de bosques y lograr que esos tratamientos selvícolas que ahora nos se están haciendo puedan ser costeados mediante la valorización energética; y poner de esa manera en el mercado mucha más madera. Y ahí, la Consejería de Medio Ambiente ha colaborado muy estrechamente con el EREN para poder planificar eso y poder generalizar, muchísimo más, a partir de 2011, las instalaciones que utilizan biomasa en la comunidad.
Diez millones de metros cúbicos son muchos millones. ¿Establece el Plan alguna hoja de ruta 2011-2020 en lo que a ese aprovechamiento se refiere?
Queremos llegar al menos a un 40% del aprovechamiento potencial.
¿Cuánto dinero destina anualmente la Junta a ayudas para la adquisición de calderas de biomasa?
En este momento hemos duplicado dos años consecutivamente. Dedicamos unos 750.000 euros en 2008, más o menos millón y medio en 2009, y este año nos hemos ido a los tres millones de euros. Es una línea que además, sostenidamente, agotamos siempre. O sea, que hay solicitudes que se quedan sin atender. Y, desde luego, hay un interés clarísimo por este sector. Y no es de extrañar. Mira: el poder calorífico de un litro de gasóil equivale al poder calorífico de dos kilos de pellets. Bueno, pues los dos kilos de pellets cuestan un 60% de lo que cuesta el litro de gasóil. Y, claro, con los inviernos largos que tenemos en Castilla y León, pues ese es un dato muy a tener en cuenta sin duda.
Castilla y León es la única comunidad autónoma de España que participa en el proyecto Biogas Regions, de promoción del biogás en siete regiones europeas. El proyecto concluye ahora, en octubre. ¿Cómo está el asunto?
Biogas Regions ha consistido básicamente en compartir experiencias relacionadas con todo lo que tiene que ver con el sector del biogás. En España no se ha impulsado ese sector tanto como en Alemania, por ejemplo. Aquí, por diversas circunstancias, se ha ido más a la cogeneración con gas natural, y no con biogás. Vale, pues yo creo que todo eso, ahora mismo, está en proceso de revisión y, de hecho, estamos predicando en cierta medida con el ejemplo con dos instalaciones que ha realizado el EREN: la planta de biogás del vertedero de Villamayor, en Salamanca, y la de la depuradora de aguas residuales de Segovia. Yo creo que hay toda una serie de sectores, sobre todo agrícolas y ganaderos, que podrán beneficiarse de la utilización del biogás.
¿Qué se puede hacer desde una comunidad autónoma en materia de biocombustibles?
Trabajar en la recogida de aceites vegetales usados de cocina, por ejemplo. Eso es algo que venimos haciendo desde hace tiempo conjuntamente la Consejería de Medio Ambiente y la de Economía. En Castilla y León estamos recogiendo unas 2.500 toneladas al año y pensamos que tenemos un potencial de recogida de alrededor de 13.000. Además, hemos desarrollado, a nivel regional, en el Centro de Investigación y Desarrollo en Automoción (Cidaut), una tecnología propia para fabricar biodiésel a partir de, específicamente, aceites vegetales usados de cocina, una tecnología que está produciendo biodiésel de altísima calidad en la fábrica que tiene Biocyl en San Cristóbal de Entreviñas. Esta fábrica tiene una capacidad de tratamiento de 7.000 toneladas, y ese es nuestro objetivo: acercarnos a 7.000 lo más posible. Es más, pensamos que deberíamos llegar a esa cifra en un plazo relativamente corto. Por lo demás, estamos desarrollando convenios, primero, con las capitales de provincia y, ahora, con los municipios de mayor tamaño, para instalar contenedores y que al público le sea cómodo reciclar el aceite usado de cocina en vez de verterlo por el sumidero. El reciclado beneficia doblemente: convertimos un residuo en un combustible, biodiésel, de alta calidad, y reducimos el coste de la depuración de aguas.
¿Cabe algún sueño entre tanta tonelada y tanto megavatio?
El sueño es tener aprobado el plan y que todos esos desarrollos que prevemos nos permitan sustituir una parte importante de combustibles fósiles en calefacción y agua caliente sanitaria y, al menos, cumplir los objetivos nacionales en electricidad renovable y biocarburantes.