Catedrática de Economía Aplicada, María Teresa Costa Campí fue vicepresidenta del Instituto Catalán de la Energía entre enero del cuatro y junio de 2005 y es presidenta de la CNE desde entonces. Ha desarrollado trabajos de consultoría para la OCDE, la Comisión Europea y el Banco Interamericano de Desarrollo y ha sido profesora visitante en las universidades de Paris-Dauphine, UCLA (EEUU), Florencia y Bolonia, entre otras.
Le pregunto qué es la CNE y me contesta que una institución pública, “en la que trabajan 210 personas”, que pretende asegurar “el funcionamiento correcto del sistema energético” y garantizar, asimismo, los derechos (por este orden enumera la presidenta) “de las empresas, los usuarios y los consumidores del sector”. Le pregunto por el déficit tarifario y me asegura que a él contribuyen todas las energías, cada cual en su medida... ¿Las renovables? “En la medida en que una parte de su precio corresponde a subvención”. Le pregunto por los costes de la nuclear y apunta, para que quede claro, que las renovables y la atómica “no son alternativas contrapuestas, sino complementarias”. ¿Y de los costes? Pues de los costes va y me dice, economista toda ella, que es preciso un “análisis integral”. Y entonces voy yo y pienso “pues eso, pues eso... hágalo usted, el análisis quiero decir...”, pero como resulta que la entrevista toda es por correo electrónico porque la agenda de la presidenta está muy abigarrada... pues vaya, que no puedo insistir y me tengo que aguantar con el “imeil” que me ha enviado su gabinete de prensa... 25 días después de solicitada, primero concedida (23 de octubre) y al final suspendida (tres horas antes) la susodicha entrevista. En fin, vayamos a ello y perdone el lector si no ahondo en alguna cuestión de calado, que no fue posible y gracias en todo caso a la CNE, que al menos contestó por “imeil”.
– En su primera comparecencia ante la Cámara Alta, en octubre de 2005, dijo usted: “nuestros informes son los que han de sustanciar y sobre los que se han de apoyar los proyectos de ley que después el Gobierno envía a las Cámaras”. ¿Ha sentido usted alguna vez que no era así? ¿Ha sentido alguna vez que sus informes no han sido el sostén de los proyectos de ley?
Estoy convencida de que siempre se han tenido en cuenta, aunque el efecto de sus criterios a veces tarde en visualizarse, pero el desarrollo de la regulación es muy importante y, en ocasiones, del todo decisivo.
– Más Cámara Alta (y quede claro que no hago otra cosa que reproducir lo que recogió aquel día el diario de sesiones). A saber, dijo usted entonces (10 de octubre de 2005) que “algunos expertos del sector comienzan a recomendar que no se dé ningún tipo de subvención encubierta a esta clase de energía [se refería usted a la fotovoltaica] porque ya es muy rentable”. A continuación, añadió usted: “la comisión no tiene un criterio explicitado sobre este particular al entender que es una energía que todavía tiene mucho recorrido”. Dos años después: ¿tiene ya la CNE un criterio explicitado?
El periodo de maduración de las energías renovables y sobre todo de las últimas tecnologías (termosolar y fotovoltaica) necesita todavía un cierto tiempo, tal como ha ocurrido con otras fuentes energéticas. La CNE apoyará que continúen las medidas en este sector en la medida en que su desarrollo de implantación las necesite.
– ¿Es posible conciliar la continuidad de las medidas... o, mejor... empleemos una expresión más a la moda: ¿es posible conciliar la “estabilidad regulatoria” con la jubilación anticipada (26 meses ha durado) del RD 436, ahora sustituido por el 661? Porque la patronal se queja de que estamos espantando a los inversores con tanto volantazo...
Una buena regulación debe caracterizarse por su estabilidad en el sentido de que incorpore predictibilidad para las decisiones de operadores e inversores. No es incompatible con el esfuerzo que debe realizar el regulador para su mejora y adaptación a las condiciones cambiantes.
– Entre las funciones, normativas, de la CNE, está la elaboración de los proyectos sobre determinación de retribución de las actividades energéticas. ¿Que aportación puede hacer la CNE para que España cumpla con los objetivos renovables europeos?
Ha sido siempre una preocupación de la CNE apoyar el desarrollo de las renovables, porque contribuyen a preservar el medio ambiente y a reducir la dependencia energética en nuestro país. El regulador tiene la obligación de garantizar un equilibrio que vaya a favor de los ciudadanos.
– La nueva regulación de las energías renovables, ¿ayudará a que, en 2010, el 12% del consumo de energía primaria sea satisfecho con energías renovables y el 20% en 2020?
Efectivamente. Nuestras actuaciones sectoriales integradas en los planes de eficiencia y ahorro energético y los mecanismos regulatorios aplicados a la estructura de energías renovables nos indican que estas –en cuanto a su aportación a la cobertura eléctrica y en la medida en que puedan integrarse en la composición de los carburantes– pueden conseguir los objetivos marcados. Así, nos estaríamos acercando al cumplimiento de los objetivos planteados para los distintos países de la UE.
– ¿Es necesaria la energía nuclear para garantizar el suministro eléctrico?
En España, nuestro sistema energético debe contemplar un nivel de diversificación razonable en el uso de las fuentes de energía. En este marco, existe un factor añadido, que es el cumplimiento de objetivos derivados de nuestro compromiso con el cambio climático. Por lo tanto, es necesario considerar que nuestras expectativas de consumo energético se correspondan con un sistema de capacidad de generación eficiente desde el punto de vista económico y ambiental. En este escenario, la energía nuclear y la capacidad de producción actual del sistema español deberían desempeñar un papel en la medida en que las instalaciones sean operativas y seguras. Debemos huir de planteamientos radicales, buscando un mix de generación eléctrica equilibrado que garantice la seguridad de suministro.
– El sistema energético español de hoy y las conexiones con Europa del mañana: ¿qué me puede contar?
Nuestro sistema energético ha sabido atender el incremento de demanda sostenida mediante el desarrollo de infraestructuras energéticas que permiten mantener un adecuado nivel de aprovisionamiento. Asimismo, es necesario dar respuesta al reto de la creación de un mercado energético integrado a nivel europeo, fomentando las interconexiones, que, sin duda, es donde España parte de una situación desfavorable en comparación con otros países europeos.
– ¿Sigue habiendo una deuda pendiente con las tarifas eléctricas y su precio real?
Se trata de un objetivo perseguible para la eficiencia en el sector energético que los precios de la electricidad que pagan los consumidores se ajusten al precio real del suministro. El traslado del coste del suministro al consumidor debe hacerse en sus justos términos y en el horizonte temporal más corto posible.
– ¿Fomenta el desarrollo sostenible de algún modo la CNE?
Desde la CNE –con independencia de sus actuaciones, informes y propuestas como órgano consultivo- se trasmiten a las autoridades ambientales y energéticas aspectos para la concreción de planes de eficiencia y ahorro energético así como en la asignación de los derechos de emisión de carbono para nuestros sectores económicos y, en particular, la energía. También se impulsa de manera específica el desarrollo de las energías renovables y de los proyectos de los Mecanismos de Desarrollo Limpio en Latinoamérica. Esto es así por el doble compromiso que tiene la CNE entre los reguladores iberoamericanos en la Asociación Iberoamericana de Entidades Reguladoras de la Energía (ARIAE), y en el impulso de actuaciones e inversiones de nuestras empresas energéticas que deben cumplir de forma eficiente con las obligaciones derivadas del cumplimiento del Protocolo de Kioto y el Tratado Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.
– Se acaba de celebrar el XI Reunión Anual de ARIAE en Madrid. En ella, los reguladores de España e Iberomérica han firmado la “Declaración de Madrid sobre el sector energético”. ¿En qué consiste?
La ARIAE está constituida por los reguladores de diecinueve países. En Madrid han firmado una declaración que reconoce la necesidad de garantizar el acceso a la energía a toda la población. Se ha reconocido además que el diseño de los respectivos marcos regulatorios debe dar cumplimiento a los objetivos de seguridad de suministro y de desarrollo sostenible. Ello requiere mejoras en el uso racional de la energía, la expansión del suministro energético y el aprovechamiento sostenible de los recursos naturales. Existe también una clara concienciación de que hay que apostar por renovables como la biomasa, la solar, la eólica o la hidroeléctrica, que contribuirán a un desarrollo sostenible y a la reducción de los niveles de contaminación atmosférica. La CNE comparte con los organismos reguladores el criterio de incorporar la seguridad jurídica en el modelo y las decisiones del regulador con la finalidad de crear un escenario de certidumbre y confianza en los potenciales inversores en infraestructuras energéticas. Y, por fin, en esa reunión se ha insistido muchísimo en la necesidad de la independencia de los organismos reguladores para que puedan desarrollar sin presiones de ningún tipo sus funciones.