"El despliegue de las infraestructuras de recarga de acceso público es razonable para el parque actual de vehículos eléctricos". Es uno de los datos extraídos de la reunión con Pedro Sánchez de la última semana. ¿Cómo es esa infraestructura en términos cuantitativos?
El análisis es adecuado e incluso, así lo han trasladado desde patronales como la de automoción, y es que hay que tener en cuenta una serie de variables antes de responder. No es lo mismo repostar que recargar. Todos los vehículos de combustión deben acudir necesariamente a una estación de servicio, sean de la tipología que sean, si quieren seguir funcionando, mientras que, en la movilidad eléctrica, existen cuatro tipologías de recarga, la vinculada (en el hogar o lugar de trabajo); la de oportunidad, en el sector terciario; la de carga rápida y de alta potencia, en lugares urbanos estratégicos y en carreteras para medios y largos desplazamientos, y el intercambio de baterías.
Los vehículos híbridos enchufables no están concebidos para recorrer grandes distancias en modo eléctrico y, por tanto, su recarga es básicamente en vinculada (no pública), mientras que los vehículos de dos ruedas y algunos cuadriciclos utilizan el intercambio de baterías. Hay vehículos eléctricos de batería que han sido concebidos para un uso muy urbano, por lo que su principal recarga es vinculada también y ahora, existe un portafolio de vehículos eléctricos con gran densidad de batería y capacidad de recarga a altas potencias, que sirve también para viajar medias y largas distancias sin problema.
Teniendo en cuenta estas variables, existe un despliegue razonable de puntos de recarga públicos, en función del parque actual existente y ello lo constata el porcentaje de usabilidad medio de estas infraestructuras está entre el 15% y 20%. Ello no significa que no haya que seguir haciendo un trabajo intenso para incrementar estas infraestructuras en previsión del crecimiento del parque eléctrico que se estima para los próximos años.
En esa misma reunión, Aedive señalaba que los fabricantes españoles de infraestructuras de recarga facturaron 300 millones de euros en 2022 y exportaron el 75% de su facturación a los mercados de Europa y Estados Unidos. Se entiende que el sector está creciendo. ¿Va a ser el 2023 el año del despegue?
La primera conclusión de valor de dichos datos es que en España contamos con una base industrial de primer orden en la fabricación de puntos de recarga por parte de empresas españolas que son un referente tecnológico de calidad no solo para el mercado nacional, sino también para mercados internacionales, lo que supone un sector referente como generador de empleo y competitividad. Sin duda, el sector está creciendo porque las expectativas de despliegue de infraestructuras de recarga públicas y privadas, no solo en España, sino en el resto del mundo, ponen de manifiesto la demanda de este tipo de equipamientos. Pero lo destacable es que nuestro país es un referente en electrónica de potencia, conectividad y digitalización y los equipos desarrollados para la recarga de vehículos eléctricos gozan de una reputación de primer orden dentro y fuera de nuestras fronteras.
¿Hay barreras que lo están impidiendo? ¿Cuáles son? ¿Y las soluciones?
Hay barreras para el despliegue de puntos de recarga públicos, que se centran en la concesión de licencias y permisos para su instalación, energización y puesta en servicio, pero también se está avanzando en ello a través del Grupo de Trabajo GTIRVE, impulsado por el Gobierno a través de la Secretaría de Estado de Energía, y ya está dando resultados como la reciente publicación del la Orden TMA/277/2023, de 21 de marzo, para permitir una mayor agilidad en el proceso de autorización de las instalaciones de puntos de recarga.
Las matriculaciones en 2022 crecieron más de un 30%, y en enero y febrero han seguido el mismo ritmo. ¿Cómo serán los próximos meses? ¿Vamos por el buen camino para alcanzar los 3,5 millones de vehículos eléctricos previstos en el PNIEC?
Los ratios de crecimiento de matriculaciones de vehículos eléctricos en los primeros meses del año demuestran que el sector se está consolidando, pues incluso son ratios que están por encima de la media en la Unión Europea, y que el mercado demanda este tipo de vehículos. Habrá que ver cómo evoluciona el mercado, que está sujeto a aspectos como la disponibilidad de stock de vehículos por parte de los fabricantes, pero desde luego, los datos de crecimiento están ahí y el camino es el apropiado.
Para alcanzar ese objetivo, al coche eléctrico le tiene que acompañar el punto de recarga. Se habla de 70.000 puntos de carga pública en 2025 y 255.000 en 2030. ¿En qué punto nos encontramos? ¿Llegaremos?
Esperamos llegar en la medida en que el GTIRVE impulsado por el Gobierno está haciendo sus deberes para tratar de eliminar las barreras actuales para ese despliegue. También es importante entender que la instalación de este tipo de infraestructuras va mucho más allá de atornillar un equipo al suelo. Más allá de las licencias, hay un acuerdo previo con los propietarios del suelo, trabajos de obra civil, decisiones sobre el hardware a elegir y la propia instalación, que ha de ser realizada por profesionales cualificados y es cierto que el impulso de las energías renovables y de soluciones de eficiencia energética están incrementando la demanda de este tipo de perfiles, que empiezan a escasear, por lo que son muchas las variables ajenas a los propios operadores de recarga, que supone un reto para alcanzar las cifras previstas de instalación.
Eso si hablamos de puntos de recarga en las vías públicas. ¿Qué hay de los puntos de recarga que se pueden instalar en casa?
Evidentemente, no todas las viviendas podrán disponer de su propio punto de recarga, pero también es cierto que otros sectores, como el de los parkings, están instalando sus infraestructuras para dar servicio a usuarios que no dispongan de plaza propia de aparcamiento y por otro lado, los vehículos eléctricos se ofrecen ya con unas autonomías que no hacen necesario tener que recargar cada noche el vehículo, por lo que la recarga de oportunidad ofrecerá soluciones eficientes para estos usuarios, habida cuenta de que los precios de la electricidad evolucionarán con el incremento de las energías renovables, en un mercado de flexibilidad que hará que, como sucede incluso ahora, en ciertos momentos del día, el precio de la electricidad esté próximo a cero.
¿Y las pérgolas solares?
El vehículo eléctrico cobra todo su sentido cuando se recarga con fuentes de origen renovable y por tanto, la sinergia existente entre la energía fotovoltaica y la recarga de este tipo de vehículos es total, más aún cuando se están desarrollando las comunidades energéticas locales, que permitirán a un usuario que no dispone de paneles fotovoltaicos aprovechar los de otro edificio contiguo o cercano.
La compra de un vehículo eléctrico y la instalación de puntos de recarga está respaldada por el Plan Moves, que ya ha alcanzado su tercera convocatoria. ¿Cómo de efectivas son estas ayudas? ¿La cantidad concedida es suficiente?
El Moves ofrece unas ayudas más que razonables desde el punto de vista de las cantidades, si bien es un programa con cierta complejidad, al tener que tramitarse por vía de las Comunidades Autónomas, y teniendo en cuenta que no son incentivos a la compra, sino que se perciben meses después de haber adquirido el vehículo eléctrico. Por eso, trabajamos con el Gobierno para ver soluciones alternativas que reduzcan los tiempos de recepción de estas ayudas y que no tributen en la declaración de la renta, como ya se ha logrado en otras ayudas a la eficiencia energética en la edificación. Creemos que merecen el mismo tratamiento fiscal.
El pasado mes de enero entraron en vigor las ‘Zonas de bajas emisiones’ por las que un gran número de ciudades españolas deberá contar con una zona de bajas emisiones, con acceso limitado a los vehículos más emisores y contaminantes. ¿Cómo está afectando esto a la movilidad en coche privado? ¿Se va a convertir en una razón para usar más el transporte público o para adquirir un vehículo eléctrico?
En general, vivimos una revolución industrial, tecnológica y de servicios en la movilidad y la automoción, enfocada al vehículo eléctrico, conectado, compartido, autónomo y digitalizado, que va a afectar a la disponibilidad de vehículos en circulación. Obviamente, en las grandes ciudades hay dos problemas ligados al tráfico. Uno es la contaminación, y hay que tener en cuenta que España cuenta con un parque envejecido con una media de 13.9 años, por encima de la media europea. En 2022 se hicieron más de 800.000 matriculaciones de vehículos nuevos, pero también más de 700.000 operaciones de compraventa de vehículos de segunda mano de más de 10 años, lo que indica que hay una parte de la población a la que le cuesta adquirir un vehículo nuevo en propiedad. Este problema se ve agravado por otra circunstancia como es la seguridad vial, porque los vehículos envejecidos carecen de los sistemas de seguridad activa y pasiva que incorporan los vehículos de última tecnología.
El otro es la congestión, y desde esa perspectiva, surgen soluciones como la movilidad compartida eléctrica con turismos, motocicletas y ciclomotores, además de vehículos no matriculados de última milla como las bicicletas y los patinetes, que ofrecen al ciudadano más alternativas para su movilidad urbana que sumada al transporte público, pueden hacer innecesario adquirir un vehículo nuevo ya que resultará mucho más económico alquilar uno cuando se precise hacer un viaje de larga distancia, pero resolver con otras opciones colaborativas el 90% de su movilidad diaria.