Entrevista publicada en el número 95 de Energías Renovables en papel (diciembre de 2010).
Retrocedamos unos años, para volver a la Torre Europa de Madrid. Es usted directora general del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE). ¿Qué sugerencias le habría hecho al ministro en materia de regulación de las energías renovables?
Las que hice entonces. Yo recuerdo cómo se elaboró primero la Ley del Sector Eléctrico y cómo se sacó el Real Decreto 2818, que es el primer RD que estructura de una manera clara el sistema de primas ¿Sabe usted que en aquel momento había 400 MW eólicos instalados y un megavatio fotovoltaico? A la vista de los resultados, parece que las recomendaciones no fueron malas. En todo caso, de las sugerencias de aquel entonces, la más importante, una vez publicado ya el 2818, fue sin duda que había que hacer efectivo el Plan de Fomento de las Energías Renovables (PFER) ya previsto en la Ley del Sector Eléctrico. Si recuerda usted, el PFER se preparó en el IDAE en el año 99 y se aprobó en el 2000.
Bien, volvamos al presente: ¿cómo lo está haciendo ahora el gobierno?
Es un momento muy complicado, en el que se unen la crisis y unas deficiencias dentro del propio sistema, sobre todo eléctrico, importantes; unas deficiencias que dan lugar a todo el problema del déficit tarifario. El Gobierno intenta encauzar la situación con medidas coyunturales en distintas direcciones, pero no parece que eso vaya a solucionar el problema.
¿Cree que ha habido fallos regulatorios en la última etapa que han provocado el “parón” en el que nos encontramos?
Ha habido un cierto problema de falta de decisión. Y los fallos, los que puede haber habido, son más por omisión que por acción.
¿Cómo le suena el Real Decreto aprobado el viernes 19 de noviembre?
Hay un tema que ha causado bastante estupor a todo el sector renovable. Durante varios meses, negociamos con el Ministerio de Industria para intentar llegar a un acuerdo sobre cómo las renovables podían participar en la solución del déficit en los próximos años. Además, con un horizonte temporal concreto: el año 2013. Y llegamos a una serie de acuerdos, tanto el sector eólico como el termosolar, evidentemente referidos a aspectos económicos. Pues bien, ahora hay un cierto malestar porque, fuera de lo que había sido el debate alrededor del posible pacto con el sector, nos hemos encontrado con una nueva regulación de reactiva que, al final, supone para el régimen especial una pérdida estimada en más de cien millones de euros anuales, una pérdida, además, sin un periodo acotado. Eso no ha sido muy elegante por parte del Ministerio y de los negociadores que estaban sentados a la mesa.
Ya que hablamos de dinero… ¿hay que frenar las tecnologías solares (fotovoltaica y termosolar) por el alto coste de las primas?
No es un problema de tecnologías. Es un problema de planificación. Ése es el elemento esencial para un sector como el eléctrico. La palabra no es frenar, sino planificar, porque uno de los problemas del momento actual es que no conseguimos tener una visión de conjunto. Nos hace falta un cuadro en el que se vea cómo todos participan de una manera equilibrada en la solución al problema del déficit, con una planificación bien estructurada en la cual se tengan en consideración todos los elementos que hay sobre la mesa.
Una mesa en la que (es de suponer) han estado presentes todos esos elementos es la mesa a la que se han sentado los miembros de la Subcomisión del Congreso para el análisis de la estrategia energética de los próximos 25 años. ¿Qué le parece el trabajo de esa Subcomisión?
Yo creo que es un buen trabajo, porque efectivamente, hay que planificar. Pero el ejercicio de planificación no se puede agotar a 2035 cuando estamos en 2010; debemos saber qué hacemos de aquí a 2020, a 2025. Hacer un ejercicio a largo plazo está bien, porque los activos energéticos, en general, tienen un periodo de maduración relativamente lento y una vida útil bastante larga. Pero también debemos planificar a medio plazo. Y me llama la atención que no haya una integración entre lo que ha comunicado España como Plan de Acción Nacional de Energías Renovables (el Paner), a 2020, y lo que ha salido de la Subcomisión.
¿Qué quiere decir cuando afirma que “no hay integración”?
Muy sencillo: en el Pacto de Zurbano, si no recuerdo mal, aparecían 5.000 MW de offshore; en el Paner, 3.000, y en el documento de la Subcomisión aparecen 500. ¿Estamos hablando de 3.000 MW en 2020 en un documento y de 500 MW en 2035 en el otro? ¿Qué validez tenemos que dar a todos esos documentos? Creo que sería necesaria una declaración expresa sobre dónde estamos.
Bien, vayamos ahora a su reciente nombramiento. Hace apenas seis meses, en mayo, su empresa difundía una nota en la que decía lo siguiente de la nueva presidenta de Acciona Energía: "tiene el mandato de reorganizar la división a la vista de las últimas adquisiciones y de los proyectos en curso, procediendo a la mejora de procesos y la definición de prioridades tecnológicas y de negocio sobre las que fundamentar el futuro de la división". ¿Ha definido usted ya las prioridades tecnológicas y de negocio sobre las que fundamentar el futuro de su división?
Imagínese que le contesto que no [se ríe]. Veamos, por un lado, hemos hecho una reorganización interna enfocada, sobre todo, a la integración de los activos procedentes de Endesa, 2.000 MW de activos que cambian, en cierto modo, el perfil de la compañía. Porque nosotros teníamos una presencia muy limitada en el ámbito hidráulico, mientras que, en estos momentos, tenemos 900 MW hidráulicos en nuestra cartera; 900 MW que hay que explotar, gestionar y a los que hay que añadir un know how que no presentaba la fortaleza que hoy presenta. Eso, por un lado. Y, por otro, y desde un punto de vista de prioridades tecnológicas, yo creo que la diferencia que Acciona tiene respecto de cualquier otra empresa es, sin lugar a dudas, que somos un pure player en renovables.
¿Pure player?
Sí, cuando uno mira cuáles son las empresas más importantes del mundo en renovables, ve que, en las últimas referencias, aparecemos en tercer lugar. Aparece Iberdrola, aparece Florida Power & Light, y aparece Acciona. La diferencia de Acciona respecto a las dos y respecto a las que aparecen en la lista por detrás es que nosotros sólo y exclusivamente gestionamos renovables. Ésa es nuestra filosofía. Podríamos haber caído en la tentación, dada la dimensión que hemos ido adquiriendo, de incorporar otro tipo de tecnologías. Pero no: no hemos hecho otra cosa que reafirmarnos en lo que somos: un pure player de renovables. Es lo que nos da la fortaleza y por eso queremos estar presentes en muchas tecnologías distintas. De hecho, uno de nuestros retos más claros es ampliar la expansión internacional que hemos experimentado, muy concentrada hasta ahora en la eólica, a otras tecnologías renovables.
¿Ese es el gran objetivo estratégico, pues, de Acciona?
Sí, ser un pure player en renovables, e ir incorporando nuevas tecnologías. Por supuesto seguiremos con la eólica, actuando en los países en los que estamos implantados, pero no solo trabajaremos esa tecnología, sino que lo haremos también en otras, como puede ser la solar termoeléctrica, por ejemplo en Estados Unidos.
Pues ya me ha contestado, casi, casi, la siguiente cuestión. Porque había pensado preguntarle… ¿qué tiene Acciona que no tengan las demás?
Pues mire, nuestro compromiso con distintas tecnologías renovables es un diferencial muy claro respecto de otros que están muy enfocados al viento y poco comprometidos con todo lo demás.
A 30 de septiembre de 2010, Acciona Energía declaraba 6.244 MW eólicos instalados. Su último Plan Estratégico (primavera de 2010) se ha planteado como objetivo, además, incrementar en 2.745 MW esa potencia de aquí a 2013. ¿No son quizá demasiado ambiciosas esas cifras, con la que está cayendo? Lo digo porque, últimamente, varias han sido las empresas que han revisado sus expectativas a la baja…
Esas cifras son las que hemos publicado y con las que estamos comprometidos.
¿Y dónde tienen previsto implantar toda esa potencia? He leído que Acciona presume, por ejemplo, de ser la compañía española con mayor implantación eólica en la India…
Esta es una diferencia respecto de algunos de nuestros competidores. Había un foco puesto, con mucha intensidad y muchas expectativas de inversión, en Estados Unidos. Y, hoy por hoy, la inversión en Estados Unidos está bastante ralentizada. A eso han respondido las revisiones que han hecho algunas de las empresas que nos resultan más próximas. En nuestro caso, estamos presentes en doce países distintos, y eso nos da la flexibilidad de que lo que no instalamos en Estados Unidos, podemos implantarlo en otros ámbitos geográficos.
Hablando de Estados Unidos, ¿cómo queda el escenario después de la victoria de los republicanos en la Cámara de Representantes?
El cambio de signo político es, desde luego, un elemento de incertidumbre, pero, realmente, el problema al que nos enfrentamos todos en Estados Unidos es la referencia de los precios del gas. Con una referencia como la que se está manejando, con todo el fenómeno del shell gas –y dada la estimación que ha hecho el Departamento de Energía de los Estados Unidos de que tienen cubiertas las necesidades de ese combustible para muchos años–, la expectativa de cambio de coste del gas y, por lo tanto, la referenciación del precio mayorista de electricidad es la que es. En ese contexto, resulta, desde luego, complicado que suba la inversión en renovables, salvo que haya otro tipo de medidas de compromiso, medidas de carácter ambiental relacionadas con la reducción de emisiones de CO2 o algo similar. Estimamos por todo ello que, en los próximos dos años, el mercado norteamericano va a ser un mercado bastante plano en general, y que no va a registrar el crecimiento que preveíamos en su momento.
¿Dónde queda Latinoamérica? Aparte de México, donde Acciona sí que tiene una fuerte presencia, quiero decir.
Estamos haciendo un análisis muy profundo de distintas oportunidades y países. Latinoamérica, hasta hace poco tiempo, no era un mercado receptor de energías renovables. Sin embargo, todo parece indicar que se ha despertado, especialmente algunos países. Así que estamos estudiando cómo extender nuestra actividad, sobre todo, hacia Brasil, Chile y, eventualmente, Perú. Hay que tener en cuenta que la de Energía es una división de Acciona, y que otras líneas de negocio de la compañía tienen una presencia significativa en los tres países citados. Por tanto, esa presencia puede servirnos de trampolín para entrar.
Acciona va a acabar 2010 con cuatro plantas termosolares operativas (214 MW) y presume de ser líder mundial en el sector solar termoeléctrico. La compañía -el sector todo, en realidad- vivió en 2009, y está viviendo en estos días, un momento muy dulce. ¿Podría sucederle a la termosolar española lo que le ha ocurrido a su pariente fotovoltaica?
[Contesta con una sonrisa]. ¿Y qué le ha sucedido a la fotovoltaica?
Pues que se disparó en un momento dado y que el Gobierno acabó apretándole las clavijas un 30% hace año y medio, cuando redujo en ese porcentaje la prima FV, para volver a imponer una rebaja, de otro 45%, hace apenas unos días.
Afortunadamente las rebajas son para instalaciones a futuro. Dado que vivimos en un estado de derecho, debemos confiar en que la retroactividad, como concepto, no es admisible. Entre otras cosas, porque los proyectos en renovables son intensivos en capital y a lo que aspiras es a tener una retribución de capital, cuyo cálculo, al final, lo haces considerando el marco regulatorio en el momento en el que emprendes el proyecto. No debería haber ningún riesgo al respecto, porque entendemos que el criterio de la no retroactividad de las medidas siempre se respetará.
Bien, eso, en cuanto a la retroactividad. Pero, ¿qué hay de la incertidumbre que todo el mundo denuncia en el sector? ¿Puede poner en riesgo el futuro?
Nosotros confiamos en que la publicación del real decreto del 19 de noviembre y la publicación próxima de otro real decreto, en el que se supone que se recogerán los acuerdos a los que se llegó con la eólica y la termosolar, transmitan una señal de finalización del período de incertidumbre en el que hemos estado instalados los últimos meses y que todos asumamos que es un ejercicio hecho y, además, cerrado. Y que, por lo tanto, para las instalaciones existentes no exista más cuestionamiento. Puntualizo: para las instalaciones existentes y para las incluidas dentro de la preasignación, que, en cierto modo, es la planificación a corto plazo que, en estos momentos, está sobre la mesa.
Hace unas semanas, Acciona inauguraba en Extremadura su quinta planta de biomasa. Según su empresa, además, por el camino vienen otras cinco: 82 MW más. La biomasa eléctrica no acaba de despegar en España. Y, sin embargo, Acciona parece empeñada en seguir probando fortuna con ella. ¿Por qué? O... ¿por qué Acciona sí se atreve y no lo hacen los demás?
Yo no puedo juzgar el por qué no se atreven otros. Sobre el por qué se atreve Acciona, puedo decirle que la gran barrera para entrar en biomasa es toda la gestión logística del suministro. Aquí no estamos hablando simplemente de una máquina que produce megavatios hora. Hay muchas más exigencias alrededor de una planta de biomasa que en torno a una tecnología como la eólica, y supongo que otros no han querido entrar en esas complicaciones. Nosotros sabemos que el negocio de la biomasa requiere de un know how, de una gestión esforzada, y te exige tener que gestionar la interlocución con muchos pequeños productores, pero nuestra experiencia, en general, ha sido positiva y nos sentimos razonablemente confortables. Es más, creemos que la biomasa tiene recorrido y, además, un valor añadido de carácter social y económico muy significativo.
¿Y la otra energía bio? ¿Tiene previsto Acciona desarrollar algún proyecto, alguna iniciativa, en materia de biocombustibles?
Ya sabe usted que tenemos una planta de biodiésel en Bilbao, otra en Caparroso y una, de bioetanol, en Alcázar de San Juan. Y estamos desarrollando un proyecto muy interesante relacionado con las algas. Contamos con un laboratorio que trabaja en la selección de cepas adecuadas para la producción de aceites con los que fabricar biodiésel a partir de microalgas y vamos a destinar ahora una hectárea a cultivos para conocer mejor cómo tenemos que manejar un proceso de este tipo. Se trata de uno de esos proyectos singulares que tienen por delante un periodo de maduración relativamente largo.
El año pasado (2009) dedicaron ustedes a I+D+i un total de 92 millones de euros, cantidad un 30% superior a la del año anterior. Hay quien dice que la I+D+i es la única manera de competir con la mano de obra barata asiática. ¿Es así?
Probablemente no sea la única, pero es la mejor manera de competir, y la más enfocada hacia el futuro. En cierto modo, las mejoras en procesos y en tecnología hacen que el dumping social que se puede derivar de los salarios bajos sea cada vez menos significativo.
¿Alguna línea emblemática de toda esa I+D?
En el caso de Acciona Energía, el compromiso más firme que tenemos en este momento –compromiso que no es sólo nuestro, sino que implica también a otras líneas de negocio del Grupo–, es el offshore. Verá, la mayor parte de la eólica marina que ahora mismo se está desarrollando es offshore en profundidades relativamente pequeñas. Nosotros sabemos que la plataforma continental española te lleva rápidamente a grandes profundidades: en cuanto te separas un poquito de la costa, y llegas a la línea del horizonte, que es donde normalmente se integran los desarrollos offshore, la profundidad es relativamente importante. Pues bien, Acciona lleva varios años enfocada al desarrollo de plataformas flotantes y semiflotantes que puedan atender ese desarrollo offshore que todavía está por venir. Eso, por el lado de lo que sería el desarrollo de la instalación propiamente dicha. Pero, por otro lado, estamos empezando a analizar el desarrollo de una máquina de seis megavatios a través de Acciona Windpower. Probablemente, el offshore es un entorno en el que la eólica española –me refiero tanto a fabricantes como a promotores– ha perdido un poco el liderazgo, y estamos mirando qué hacen los demás. En el resto de las tecnologías, creo que seguimos siendo claramente líderes, porque sabemos manejar este negocio y conocemos dónde están los riesgos y dónde los ítems que tenemos que rentabilizar.
Por cierto, y para acabar, ¿por qué son tan pocas las mujeres en el sector de la energía; por qué, tan pocas, en los puestos clave?
Qué le voy a decir, si todos son lugares comunes.
Las diez de últimas
Una asignatura pendiente.
El offshore.
Una ventana de oportunidad.
Para nosotros, para España, la eficiencia energética.
Una instalación renovable emblemática.
Nevada Solar One, que ha sido la primera planta solar termoeléctrica… después de 19 años de abandono de la tecnología.
Un hito de la historia española de las renovables.
La publicación del Plan de Energías Renovables de 2000.
Un pionero, con nombre y apellidos, de esa historia.
Esteban Morrás.
Una sorpresa (algo que creía que sería imposible y luego sucedió o algo que estima que sucederá en un futuro no lejano aunque pocos lo vislumbren ahora mismo).
Una grata sorpresa fue el compromiso de la Unión Europea de que el 20% de la energía tendría origen renovable en el año 2020.
Una frase –referida a energía, claro– que le haya parecido especialmente afortunada o desafortunada.
Pues una que leí la semana pasada en Sanghai, en un periódico que recogía una frase del ministro de Economía y Finanzas chino. El ministro decía algo así como que “si las entidades financieras y el dinero son la sangre del sistema económico, la energía es la comida”. Blood and food.
Un éxito personal.
Poder ser presidenta de Acciona Energía.
Un sueño.
Que esos 1.500 millones de personas que no tienen acceso a la energía a día de hoy puedan llegar a tenerlo algún día y, además, con energías renovables.
Una pregunta, una sugerencia, un ruego… para el presidente del Gobierno.
Que aporte certidumbre regulatoria al sector de las energías renovables.