La asociación que dirige Giles Dickson celebró en Bilbao en 2019 su gran evento anual: la WindEurope Conference & Exhibition. ¿Por qué, solo tres años después, repite escenario? ¿Se come bien en Euskadi?
Jajajaja... Es verdad que nos trataron muy bien hace tres años. Y es verdad que volver a Bilbao no ha sido una decisión difícil para nosotros. Hay dos motivos muy importantes: primero, queremos estar en España, porque España es un país primordial en energía eólica. La eólica supone más de un 20% de toda la electricidad consumida en España. Y luego España cuenta con una cadena de aprovisionamiento muy, muy importante; una cadena que, aunque está repartida por todo el país, presenta una cierta concentración en el País Vasco, en Navarra. Así que Bilbao es una capital de la industria eólica europea muy importante. España nos da mucho liderazgo. El año pasado por ejemplo adjudicó 3.256 megavatios [MW] en las dos subastas de energía eólica, megavatios que ahora vamos a construir. Y España tiene objetivos muy ambiciosos: desarrollar 2.500 MW cada año de capacidad eólica. Además, el año pasado el Gobierno anunció su primer plan para la eólica offshore [marina]. Así que, para nosotros, es muy lógico volver a Bilbao, donde además gozamos de un gran apoyo de las autoridades, de las instituciones regionales y estatales, y del Ayuntamiento de la ciudad.
A principios de año, WindEurope identificó sus Prioridades 2022: la expansión de las redes, la electrificación, el necesario apoyo de los gobiernos a la cadena de valor del sector eólico (apoyo que el sector demanda para reforzar su competitividad en el marco global en el que se mueve) y, sobre todo, la simplificación de los procedimientos administrativos de autorización. ¿Tan complicados son? ¿Tanto ralentizan el despliegue de la nueva potencia eólica?
Bueno, vayamos primero a la escala europea. La verdad es que no se están otorgando suficientes autorizaciones a nuevos proyectos. El año pasado, en la Unión Europea [UE] solo instalamos 11.000 MW de nuevos parques eólicos, cuando deberíamos estar construyendo, cada año, de aquí a 2030, treinta mil megavatios de parques eólicos en la UE: 30.000 cada año. Dos son las complicaciones que existen en materia de autorizaciones. El problema primero son las reglas y los procedimientos, que son demasiado complejos y burocráticos. Hay demasiado papeleo. Por ejemplo, en Italia, para un parque terrestre nuevo tienes que presentar a diferentes autoridades hasta 24 solicitudes de distintos permisos. El coste solo de fotocopiar todos los papeles que tienes que presentar para un parque eólico en Italia son 40.000 euros.
WindEurope también se ha quejado de falta de personal en las administraciones...
Falta mano de obra en las administraciones que tienen la competencia de procesar todas esas solicitudes. Así que el proceso es lentísimo. En todos los países. Verá, desde el 1 de julio del año pasado, la ley europea establece que todas las decisiones deben ser tomadas por las autoridades en un lapso de dos años, y, en el caso de los proyectos de repotenciación, el plazo es de un año. Bueno, pues ahora mismo casi ningún miembro de la Unión Europea cumple ese plazo. Además, la misma directiva europea dice que en todos los países miembros debería existir una ventanilla única para los procedimientos de las solicitudes. Bueno, pues esto tampoco se cumple. La Comisión Europea es muy consciente de este problema, y, afortunadamente, está yendo más allá aún para intentar forzar el cumplimiento de estos nuevos requisitos.
Luego, además, hay muchos países en los que las reglas son demasiado complicadas. Un ejemplo de ello es la regla polaca 10H, una ley sobre distanciamiento de las casas. En Polonia ahora mismo no se puede instalar ni un solo aerogenerador a una distancia (de una casa) menor a 10 veces la altura máxima de un aerogenerador. De cualquier casa. No del pueblo. Eso, en la práctica, son dos kilómetros. Bien, pues eso excluye más del 90% del territorio polaco.
Luego hay muchas instancias en las que los procedimientos en los distintos países son muy ineficientes, y no se cumplen los plazos internos que las propias autoridades intentan forzar. Tenemos el plazo europeo de los dos años, como he dicho, pero, dentro de eso, en cada país hay plazos internos para las distintas etapas del procedimiento. ¿Qué ocurre? Pues que los propios gobiernos nacionales no insisten en que se cumplan estos plazos internos. Y así hay retrasos constantes. Por eso estamos pidiendo a la Comisión Europea -y lo van a hacer, en verano de este año- que publique nuevas directrices para todos los gobiernos nacionales sobre cómo se pueden simplificar y acelerar todos los procedimientos de autorización.
Porque hay buenas prácticas en todos los países. En uno o dos aspectos de todos los procedimientos de consecución de autorizaciones hay buenas prácticas. Lo que hay que hacer ahora es compartirlas. Hay que mostrar a los gobiernos, a todos, que hay otra manera de hacer las cosas. Y enviarles un mensaje de que hay buenos ejemplos a seguir, a copiar, y sobre todo, enviarles el mensaje de que eso está funcionando políticamente en otros países, que han tomado medidas que han sido aceptadas, que han sido bien recibidas. Esa es una manera de darles una cobertura política para que cambien el sistema.
Entiendo pues que ese es el principal reto al que se enfrenta hoy la industria. ¿Qué otros desafíos le preocupan al sector eólico europeo en 2022?
Los relacionados con la industria, con la cadena de aprovisionamiento. Uno de los principales problemas que sufren los fabricantes de la cadena de aprovisionamiento es que los volúmenes son demasiado pequeños. Y los volúmenes son demasiado pequeños precisamente porque somos muy ineficaces a la hora de dar autorizaciones. Así, los problemas relativos a los procedimientos para conseguir permisos resultan, se traducen, en que no tenemos más que la mitad de los volúmenes que deberíamos tener. Porque faltan proyectos con permisos. Y, en muchos países, hay subastas que no se rellenan porque no hay suficientes proyectos con permisos en la mano.
Como Italia...
Eso es. En la última subasta en Italia se ofrecían 2.100 MW entre eólicos y fotovoltaicos, y se otorgaron 900 MW por falta de proyectos con permisos en la mano.
Bien, los fabricantes se quejan de que los volúmenes son muy pequeños. Y WindEurope señala a la Administración como responsable de esa pequeñez (porque las administraciones -viene a decir, entiendo- son muy lentas dando permisos). ¿Cuál es el mensaje de la asociación, pues: señores de la Administración, funcionen ustedes como es debido, que nosotros estamos listos para responder en tiempo y forma?
Exactamente. Tenemos toda la voluntad del mundo de responder. Nuestras fábricas no están llenas ahora mismo. Esa es la realidad que tenemos.
Vayamos allende Europa. Dentro del concierto mundial, ¿qué peso tiene la industria eólica europea?
Un peso muy importante. Todavía exportamos gran cantidad de tecnología a otros países, fuera de Europa. Unos ocho mil millones de euros cada año. Vendemos menos en China de lo que vendíamos antes allí, hace muchos años, pero sí vendemos muchos aerogeneradores y otras tecnologías en lo que llamamos terceros países, en Surasia, África, Próximo Oriente, América Latina. En esas terceras naciones tenemos una competencia muy fuerte con los fabricantes chinos, que dominan su propio mercado... Como nosotros dominamos el mercado europeo. Sin embargo, los fabricantes chinos están empezando a ganar cositas en el mercado europeo. El año pasado por ejemplo ganaron en un proyecto más de 600 megavatios en Ucrania. Han ganado cosas en Croacia, en Francia...
O sea, que hay que estar atentos...
Sí, y vuelvo a lo mismo: lo que tenemos que hacer es asegurarnos de que el volumen en el mercado doméstico europeo sea lo suficientememente grande como para apoyar a las economías de escala que necesitan los fabricantes europeos. También tenemos que asegurarnos de que el modelo de subasta sea un modelo en el cual los fabricantes y la industria europea pueden competir bien. Las subastas deberían reconocer no solo el bajo coste de la energía eólica, sino también todo el valor añadido que aporta la eólica a la economía y a la sociedad. Y el hecho de que seamos cada vez más sostenibles. Estamos avanzando muy bien en todo lo que se refiere al reciclaje de los aerogeneradores y sus componentes, por ejemplo. Las subastas deberían reconocer todo lo que aportamos a la economía local europea, lo que aportamos a la integración en el sistema de la energía a través de la instalación de baterías en los parques, etcétera, etc.
¿Deberían las subastas primar de algún modo el producto europeo, entonces?
No es una cosa que estemos pidiendo explícitamente, pero me explico: la Comisión Europea ahora le ha dicho a los estados miembros: "oye, en vuestras subastas podéis desde ahora fijar hasta un 30% de puntuación en los criterios no precio". Bueno, pues ahí está. Que se puedan primar esos otros valores añadidos que ofrece la industria europea.
Vamos al precio. Al de la electricidad en general, que ahora mismo está completamente desbocado. Pregunta muy concreta: aquí en España nunca como ahora hubo tanta electricidad de origen renovable, y siempre nos dijeron que... cuantas más energías renovables hubiera... más barata sería la electricidad. ¿Por qué entonces la electricidad es ahora más cara que nunca?
Lo elevado del precio no tiene nada que ver con eso. Tiene que ver con dos cosas: 80% tiene que ver con el precio muy elevado del gas; 20% tiene que ver con el precio del CO2. El precio del gas es el que es... por la oferta y la demanda: demanda más elevada, como consecuencia del Covid; oferta reducida por distintos factores. Y luego está el precio del CO2, que ha subido mucho, muy rápidamente, de una manera que no esperábamos. Sí esperábamos que subiera, sí, pero ha subido más de lo que preveíamos... Y más rápidamente de lo que esperábamos. Pero... bueno, que el primer factor es el precio del gas. Y que sigue siendo correcto decir que la respuesta es... aún más renovables. Porque con más renovables, producidas localmente, en Europa, seremos menos dependientes y estaremos menos expuestos a estos precios muy altos de la energía (típicamente combustibles fósiles que importamos de otros países). Tenemos que afrontar el hecho de que Europa sigue importando el 60% de toda la energía que consume. El 60%. Nuestra dependencia de las importaciones de combustibles fósiles muy caros es demasiado elevada.
De acuerdo: el precio del CO2 se ha encarecido más de lo esperado, el mercado global del gas está sujeto a unas tensiones postCovid (tensiones que están afectando fuertemente a oferta y demanda) que han propiciado un gran encarecimiento de este combustible, la dependencia energética europea es demasiado elevada... Pero, insisto, Giles, qué le digo yo a un amigo que me pregunta: oye, Antonio, ¿tú no decías que cuantas más renovables hubiera... más bajo sería el precio de la luz?
Somos más baratos que cualquier otra fuente de producción de electricidad. Más baratos que las centrales de ciclo combinado, por ejemplo. Eso son hechos. Hechos. Tú y yo sabemos muy bien que el precio del gas es el que dirige y el que define el precio de la luz en el mercado. Porque los mercados europeos funcionan así. Y eso tiene que ver con la normativa europea. Y hay muy buenas razones para que la normativa europea siga insistiendo en que haya solo un precio. Y el motivo es que si tú intentas desvincular el precio de la electricidad producida por centrales de ciclo combinado del precio de la electricidad producida por parques eólicos... pues lo que vas a hacer es romper totalmente este modelo de mercado que tenemos en Europa, un modelo que, como he dicho, está basado en un solo precio por mercado. Y es importante mantener este modelo, porque es el modelo que a largo plazo va a servir para estimular inversiones en más renovables y más flexibilidad en lo que es el mercado de la electricidad, a través de smart grids, storage, etcétera. Y es muy importante que mantengamos aquellas señales, aquellos incentivos que vienen de los precios que tenemos, ese precio único, para seguir con la transición energética.
Segundo argumento: todos los actores reclaman todo el tiempo -incluso el Gobierno español- estabilidad en la normativa, estabilidad regulatoria, algo que todos consideran que es muy importante para apoyar la transición energética. Pues yo digo que no vayamos contra eso, no vayamos contra esa estabilidad. No pidas ahora cambios fundamentales en el sistema del mercado europeo de electricidad únicamente porque no te gustan los precios de hoy... Porque es que en otros momentos los precios te van a gustar. Lo que tenemos que hacer es mantener la confianza en el sistema que tenemos. Esa es la posición de la Comisión Europea y de la mayoría de los estados miembro de la UE. Y sé que no es la posición del Gobierno español. Eso lo sabemos.
O sea, que, de momento, no tocamos esa tecla.
No tocamos el mercado, el modelo, mayorista, porque es el modelo, a largo plazo, que nos va a permitir apoyar la transición energética, porque es el modelo que mejor va a estimular inversiones en las renovables y en la flexibilidad.
¿Qué opina WindEurope sobre la propuesta de Taxonomía de la Comisión Europea, esa que le ha puesto etiqueta verde al gas y la nuclear, o sea, esa que parece estar estimulando la inversión en otras tecnologías?
Es una pena que la Comisión no haya aprovechado la oportunidad que tenía para destacar aún más que las inversiones deben dirigirse principalmente a las renovables. Es una pena. ¿Cuál será el impacto de este nuevo modelo de la Taxonomía...? Lo que sí sabemos es que hay muchas instituciones financieras en el mercado que van a insistir en normas y estándares más estrictos. Y que no estarán dispuestas a prestar dinero a proyectos de gas o de nuclear. Lo sabemos.
El presidente Macron, que está en campaña (Francia celebra elecciones presidenciales en unos días), ha propuesto construir seis reactores nucleares, aunque el Tribunal de Cuentas francés ha estimado que esa operación podría costar entre 50.000 y 60.000 millones de euros. ¿Cómo valora WindEurope esa propuesta?
Están muy bien los objetivos que anunció el presidente de la república Macron para la instalación de eólica offshore: 40.000 megavatios en 2050. Y consideramos que están muy bien porque Francia a día de hoy todavía no tiene nada: está construyendo algún parque, y pronto tendrá alguno, pero ahora mismo... no tiene nada. Por eso decimos que está muy bien ese objetivo, los 40.000 megavatios eólicos marinos. Y estamos decepcionados en lo que se refiere al objetivo eólico terrestre. Macron ha planteado que el Objetivo 2050 debería ser doblar lo que tiene Francia hoy, pero eso es poco ambicioso. Ese objetivo implica que Francia construya solo 700 MW de nuevos parques eólicos terrestres cada año entre hoy y 2050. Y Francia debería estar construyendo muchos, muchos más. En los dos últimos años Francia ha construido más de 1.000 MW de nuevos parques eólicos terrestres; y es capaz de construir muchos, muchos más de 700.
¿Y de lo nuclear?
Ehhhh... la nuclear juega un papel muy importante en la producción de electricidad en Francia. Hay que reconocerlo... Hay una industria vinculada a la energía nuclear... importante. Nosotros venimos diciendo desde hace muchos años que cabe mucha más eólica offshore y mucha más eólica terrestre en Francia. Caben las dos con lo nuclear.
Hay quien considera que esa apuesta nuclear no es necesaria para abordar la transición energética en Francia, una transición que conduzca a ese país a la descarbonización, la independencia energética, etcétera, etc... Y hay quien considera que, para acelerar esa transición, sería más necesario probablemente construir esos 40.000 MW offshore.
Sería más eficiente, más barato, para la sociedad francesa seguir un modelo que no es el modelo que anunció el presidente la semana pasada, sino un modelo que dependa más del eólico terrestre.
Alemania y Holanda han hecho todo lo contrario. Se han celebrado recientemente elecciones en ambos países, y los gobiernos alumbrados tanto por un proceso como por otro, tanto en Holanda como en Alemania, han impulsado hacia arriba todos los objetivos renovables. Supongo que es un mensaje que hace feliz a WindEurope.
Lo es. También Reino Unido, por ejemplo, acaba de anunciar que cada año va a convocar una subasta de 4.000 MW de eólica offshore, cada año, de aquí a 2030. Es otro país que tiene un mensaje y una política muy positiva. España lo tiene también: 2.500 MW de nuevos parques eólicos terrestres cada año, más 3.000 MW para el offshore para el año 2030... España está en buen camino. Muchos otros países están también en buen camino. Sí. Portugal, Finlandia, Suecia, Noruega... Incluso Polonia tiene unos objetivos muy ambiciosos para la expansión de la energía eólica.
Bien, la penúltima: ¿cuáles son los objetivos y las perspectivas que tiene WindEurope, habida cuenta del escenario, complejo, actual?
Nosotros siempre nos fijamos objetivos que seamos capaces de cumplir. Y para los que seamos capaces de influir. Y en algo sí que sabemos que podemos influir este año: en la simplificación y la aceleración de todas las reglas y procedimientos de autorización de parques eólicos. Estamos enfocados en esto. Y estamos enfocados también en apoyar una expansión más rápida de las redes, una subida en la tasa de inversión en las nuevas redes. WindEurope también se ve capaz de intentar influir en las políticas que fortalecerían la competitividad de nuestra industria en las subasas en términos generales.
Y la última: de cero a diez, ¿qué puntuación cree Giles Dickson que le pondrá el 31 de diciembre a este año que nos lleva?
Es imposible hacer este tipo de predicciones. Porque hay factores exógenos en los que no podemos influir y que desde luego no podemos controlar. Si me pidieras la valoración del año pasado... Máximo un cinco sobre diez.