Juan Fernández, ex Isofotón (de donde salió, tras 25 años de trabajo, por culpa de “un desencuentro con los gestores de la compañía”), sigue siendo hoy una de las voces clave del panorama solar español. Ideólogo del primer real decreto fotovoltaico –aquel que alumbró el marco regulatorio que condujera a la FV española a la primera línea de la escena internacional–, Fernández se ha tomado un año sabático para emplearse exclusivamente en cierta otra empresa: colocar a la solar térmica –“no hay ninguna tecnología que sea más eficiente para calentar agua”– en el lugar que le corresponde. Porque el kilovatio hora producido por un captador –señala– “es el kilovatio más barato de todos los producidos por las renovables, más incluso que el eólico; porque el coste de evitación de una tonelada de CO2 con solar térmica también es el más barato”; y porque sabe que este es –víspera de la aprobación del nuevo plan de energías renovables 2011-2020– el momento clave. ¿Su apuesta (la apuesta de ASIT)? Un marco regulatorio específico que apoye el kilovatio hora térmico producido, y no el metro cuadrado: ello fomentará la eficiencia –concluye–, pues la ayuda dependerá de la energía producida y no de la superficie instalada. En fin, un marco regulatorio específico “y estable, a diez años vista,” para la solar térmica; un marco, además, “no basado en las ayudas públicas, sino en la iniciativa privada”.
Empecemos por los balances: el Plan de Energías Renovables aprobado en 2005 establecía como objetivo que España tuviese 4.900.000 metros cuadrados de captadores solares térmicos instalados en 2010. ¿Cómo lo llevamos?
Ahora mismo estamos al 43% de ese objetivo. Nuestra percepción es que nos quedaremos por debajo del 50%. Y está claro que un incumplimiento de ese tamaño es tremendo. [Según los últimos datos de ASIT –marzo de 2010– en España había 2.112.000 metros cuadrados instalados a finales de 2009; en términos de potencia, 1.478 megavatios térmicos acumulados (MWt)].
ASIT acaba de celebrar su décima asamblea general. ¿Cuál es el balance que hace la asociación de lo sucedido en el último ejercicio, 2009?
Pues hacemos un balance realmente negativo. Esa podría ser la palabra: negativo. Porque lamentablemente se han cumplido nuestros pronósticos de caída de actividad, caída que llega después de tres años de crecimientos que han estado por encima del 50%. En todo caso, justo es decir que también hay algo positivo: habíamos pronosticado una caída de cerca de treinta puntos y, al final, nos hemos quedado en la mitad, en un 14%. De todas formas, lo que más nos preocupa ahora mismo, y más allá de los desastrosos números de este año, es lo que nos pueda deparar el futuro. Y lo que prevemos a estas alturas es que en 2010 vamos a volver a caer.
¿Cuánto?
Pues aproximadamente un 20%. Prevemos que se instalarán unos 245 MWt, 320.000 metros cuadrados.
Y, ¿cómo puede afectar eso al sector? O, mejor, ¿cómo ha afectado ya al sector la caída de actividad?
Pues en 2009 cerca de cuarenta empresas han cerrado. Cuando la administración dijo, en 2005, ‘vamos a instalar cinco millones de metros cuadrados de aquí a 2010’… pues hubo mucha pyme que vio una oportunidad e invirtió. ¿Y qué ha pasado? Pues que han fallado los objetivos y han tenido que cerrar. Esa ha sido la parte más tremenda, la pérdida de actividad, de empresas, de empleo, la pérdida de inversiones, producto del tremendo fracaso que ha sido el PER para la solar térmica.
¿Estamos hablando de instaladores, o también de fabricantes?
También estamos hablando de fabricantes. O sea, que estamos hablando de pérdida de tejido industrial en España, que, para que te hagas una idea, ha instalado este año la cuarta parte de lo que se instala en Alemania. Así que imagínate un fabricante español que tiene una estructura para fabricar un millón de metros cuadrados, como la tenían, muchos, ante las perspectivas que abrió el PER 2005-2010. Yo espero que la administración también sea sensible a esto. Porque, si vas a apoyar a las renovables en general, pues apoya que también se genere estructura empresarial en España. Porque, al fin y al cabo, esos apoyos son recursos españoles que deben traducirse en la creación de empleo en España.
ASIT prevé en todo caso que la caída va a continuar en 2010. ¿Por qué: la crisis global, el crac inmobiliario local?
Vamos a ver: nuestro principal mercado está localizado en el CTE, el Código Técnico de la Edificación [el CTE exige que, en la edificación nueva, entre el 30 y el 70% del agua caliente se produzca con renovables]. Y la nueva construcción, como todos sabemos, está cayendo, y eso, evidentemente, se nota en los resultados. El CTE ahora mismo supone aproximadamente el 90% de nuestro mercado. El 10% restante es el mercado que aprovecha las ayudas públicas directas, y este mercado también está cayendo. Es más, la generación de mercado a través de las ayudas públicas está cayendo, año tras año, desde el año 2005. En 2005, aprovecharon esas ayudas cien mil metros cuadrados. Pues bien, a partir de entonces, el mercado así generado no ha hecho otra cosa que caer. En 2009, hemos estado prácticamente en la mitad: 50.000 metros cuadrados. Y en 2010 también prevemos una ligera caída.
¿Y por qué no se aprovechan esas ayudas?
Porque la administración central, que al principio, en 2005, tenía centralizado el reparto de ayudas, decide, en 2006, repartir esas ayudas a través de diecisiete comunidades autónomas [CCAA]. Y el nuevo sistema se ha revelado muy ineficaz. Porque las ayudas se reparten con diecisiete criterios diferentes. La mayoría de los programas salen en períodos muy cortos de ejecución. Los instaladores no pueden llevar a cabo ninguna planificación. Y, así, es muy difícil optar a esas ayudas. Por lo tanto, las empresas del sector están más orientadas al mercado del CTE, donde la gente sabe a qué atenerse. Por eso vuelca sus esfuerzos ahí. Y, así, a los programas de ayudas públicas no se les saca el partido que se les podría sacar.
O sea, que lo que va a suceder es que, el 31 de diciembre de este año, no habrá salido de la caja de la administración buena parte del dinero que había presupuestado el Plan de Energías Renovables 2005-2010 en forma de ayuda pública directa a la solar térmica...
Efectivamente, eso es lo que está pasando, que muchas dotaciones presupuestarias, en muchas comunidades, se quedan sin cubrir.
¿Y cuánto suman esas “muchas dotaciones presupuestarias”?
De los 348 millones de euros previstos como ayudas directas en el PER 2005-2010, a finales de 2009 se habían invertido unos 80, poco más del 20% del total. Justo es decir que no todas las CCAA son iguales. Es más: las hay muy activas, hasta el punto de que no solamente utilizan las ayudas directas que les transfiere la administración central, sino que además aportan sus propias ayudas, como Andalucía, o la Comunidad Valenciana, que son modelos de buen hacer. Pero el balance es el que es: 80 millones de los 348 previstos.
Bien, eso, a toro pasado, porque el PER 2005-2010 está a punto de expirar. ¿Qué le pide la asociación a la administración para el plan siguiente? ¿Más ayudas? ¿Mejor gestionadas?
Mira, yo no sé si la administración mantendrá la misma estrategia de reparto de ayudas públicas. En cualquier caso, esa ya no es nuestra reivindicación. No queremos estar pendientes, preocupados, de qué presupuestos tiene la administración cada año para el sector. Queremos un régimen específico para la solar térmica, una regulación que aporte atractivo al inversor privado. Eso es lo que estamos reclamando, un marco regulatorio estable y no basado en las ayudas públicas, sino en la iniciativa privada. Y lo reclamamos, entre otras cosas, por equidad, por equidad con otras tecnologías. ¿Por qué la solar térmica no puede tener una regulación como la que tienen las renovables eléctricas? Todos generamos energía: unas generan kilovatios hora eléctricos, otras generamos kilovatios hora térmicos, en fin, energía. Energía que, si no generamos nosotros, habrá que generar con petróleo, o con gas, o con lo que sea, ¿verdad? En fin, que nosotros sustituimos energía procedente de fuentes fósiles con energía limpia, y esa es la filosofía, ¿no? Eso es precisamente lo que justifica el régimen especial de las energías renovables.
¿He de entender, pues, que ASIT ya no quiere subvenciones?
Vamos a ver: la gente percibe la solar térmica como una tecnología a la que hay que ayudar constantemente con subvenciones… Pues no. Se acabó. No queremos subvenciones. Decimos no a la actividad basada en ayudas públicas. Lo que queremos es atraer al inversor. La fotovoltaica no recibe ayudas públicas directas, ha tenido un régimen que motivaba al inversor. Pues nosotros pedimos equidad, o sea, lo mismo, un régimen que motive al inversor. Que el inversor pueda decirle a un cliente ‘mira, voy a cubrir el 70% de tu demanda y te voy a dar un precio atractivo, un precio algo más bajo que el que te da el gas’, y que haya una prima –digo prima para que nos entendamos…–, que haya una ayuda que haga posible que, en dos o tres o cinco años, o los que sean, esté amortizada la inversión. Ese es el principio. Y eso es posible.
ASIT quiere, pues, “un régimen que motive al inversor”. ¿Y eso cómo se hace? O, mejor, un ejemplo concreto: el ayuntamiento va a construir un polideportivo con piscinas climatizadas y quiere captadores para calentar el agua. A ver, por pasos.
La inversión ahora la hace el ayuntamiento, ¿no? Pues lo que queremos es hacerla nosotros, la iniciativa privada. Un agente de mercado, una empresa de servicios energéticos, llámale como quieras, va al ayuntamiento y dice ‘oiga, usted tiene esta demanda de ACS [agua caliente sanitaria], yo le pongo una instalación aquí, le abastezco y le cobro la energía’.
¿A qué precio?
Pues, por una parte, te cobro al precio de coste de esa energía y, por otra, si la administración ha establecido un marco regulatorio que establece un apoyo sobre cada kilovatio hora que yo aporto (llámale prima, diferencial o como quieras), pues la suma de ambos conceptos me va a permitir esa rentabilidad que busco como inversor y me da la posibilidad de ofrecerle al ayuntamiento, al consumidor, un precio menor que el que le pide el gas natural.
O sea, que si el kilovatio hora de gas natural te cuesta cien...
Si el kilovatio hora térmico cuesta cien, yo hago la inversión y suministro ese kilovatio hora a 95 y, después, como recibo un apoyo, pues eso me permite a mí, como inversor, ganar algo. De lo que se trata es de hacer atractiva la inversión. Porque, si no hay atractivo, no habrá inversión.
¿Y cómo de “atractivo” ha de ser ese apoyo, esa prima, ese diferencial o como queramos llamarlo?
Estamos pidiendo entre cinco y diez céntimos por kilovatio hora. Compara eso con los treinta y tantos de la fotovoltaica. La solar térmica está más cerca que otras tecnologías renovables de ser competitiva. Por eso necesitamos menos apoyo y menos tiempo de apoyo. Yo te digo que, con un marco estable que promueva esa inversión privada y el consecuente incremento de mercado que se produciría gracias a ese marco, en el año 2020 habríamos conseguido el objetivo: ser competitivos en el mix energético. O sea, que ya no haría falta marco regulatorio específico, régimen especial o como quieras llamarlo.
¿Y no es un poco atrevido el plantear que la solar térmica podrá competir con el gas natural en solo diez años?
Mira, cuando se consiguió el régimen especial para la fotovoltaica, unos cuarenta céntimos, España estaba instalando 15, 20, 30 MW al año. Pues bien, la solar térmica, en 2009, año malo, ha instalado casi 300 MW de potencia, es decir, que estamos en un estadio bastante más avanzado que el que presentaban las demás tecnologías cuando consiguieron su régimen especial.
Bien, otra clave: ¿y de dónde habrían de salir esos 5 ó 10 céntimos?
Nosotros hemos hecho una propuesta que en principio fue bien valorada: que eso salga del impuesto de hidrocarburos [que supone unos 10.000 millones de euros al año]. Porque, en definitiva, nosotros vamos a sustituir hidrocarburos. Además, el monto no es muy importante en términos de lo que representa ese impuesto. Nosotros hemos valorado un promedio de 50 millones de euros al año durante los diez años. Ese es el apoyo que necesitamos. En todo caso, ese dinero puede salir de ahí o de otro sitio. Estamos dispuestos a sentarnos y discutir. Lo que nosotros decimos es que, con ese dinero, podemos instalar todos los años 700 MW de potencia, lo que nos llevaría a alcanzar un total de entre ocho y diez gigavatios en 2020, y decimos también que, al cabo de esos diez años, no necesitaremos ayuda.
¿Y qué respuesta habéis encontrado en la administración?
El borrador de la Ley de Energías Renovables que nosotros conocimos en su momento recogía esta posición. La recogía en el artículo 71, en el apartado 4. O sea, que la administración fue sensible a esto y lo plasmó en un documento. Pero ese documento, como sabes, no fue a trámite parlamentario y ahora mismo esa ley está un poquito aparcada. En fin, yo resumiría que la administración está sensibilizada, lo ve factible, lo recoge en un borrador y, a partir de ahí… pues ya veremos. En cualquier caso, esta es la oportunidad, porque la Ley de Energías Renovables tiene que estar en vigor el uno de enero de 2011. Si esa ley recoge esa propuesta, tendremos que empezar a trabajar en el desarrollo del marco regulatorio. Si no, el sector se verá drásticamente dañado en sus expectativas y estaremos fuera de juego durante diez años.
Bien, hemos puesto un ejemplo muy concreto, un “gran consumidor”, un polideportivo. ¿Plantea ASIT un marco específico solo para los grandes consumos?
Estamos hablando inicialmente de grandes consumos, sí. Estamos hablando de muchos procesos industriales que necesitan agua caliente, muchísimo volumen de agua, agua que ahora esas industrias calientan con gas natural, por ejemplo. Ahí tenemos nosotros un gran papel que desempeñar, y ahí podemos aportar muchísima energía útil para la demanda: no hablo de metros cuadrados, sino de energía útil. Por eso decimos: ‘señores de la administración: vamos a trabajar en ese sentido. Tengamos en cuenta lo que podemos aportar y promovámoslo’. ¿Y cómo? Pues como se han promovido las demás tecnologías, con una regulación estable en el tiempo. Y ahora tenemos la gran oportunidad: tenemos diez años por delante. Por eso digo ‘vamos a crear una regulación estable, para diez años, que aporte ese incentivo de atractivo a la inversión privada’. La idea es que seamos capaces de convencer a un inversor del mundo energético de que le interesa poner una planta para abastecer una industria equis que consume miles de metros cúbicos de agua caliente al año. Porque es mucha la energía que podemos aportar ahí.
¿Y cuánta es mucha?
La hemos evaluado en dieciocho gigavatios (GW) potenciales, 18 GW que podrían instalarse para cubrir esa demanda. Y yo te digo que, en el mix energético de 2020, año en el que el 20% de la energía primaria consumida en España ha de ser de origen renovable… pues yo te digo que nosotros podemos cubrir hasta el 4% de ese 20, la quinta parte. Eso es lo que realmente justifica ese marco regulatorio estable que demandamos. Eso… y también el hecho de que el kilovatio hora producido por solar térmica es el kilovatio más barato de todos los producidos por las renovables, más barato incluso que el eólico. Y el coste de evitación de una tonelada de CO2 con solar térmica también es el más barato. A veces da la sensación de que, cuando los políticos dicen que hay que apoyar a las renovables, se refieren solo a las que generan electricidad. Y ese es un error como la copa de un pino. En todo caso, nosotros hemos hecho esas evaluaciones y hemos hecho también una propuesta a la administración, concretamente a la Secretaría de Estado de Energía, que contempla todos los datos de potencial. Y yo te digo que el potencial de instalación que hay, analizadas las industrias y su consumo, es algo absolutamente viable. En cualquier caso, sabemos que la administración ha encargado su propio estudio para evaluar el potencial de instalación y yo no tengo ninguna duda de que más o menos van a ratificar nuestras estimaciones.
Bien, ASIT le ha dicho a la administración que en los grandes consumos hay un enorme nicho de mercado para la solar térmica y la administración ha decidido encargar sus propias evaluaciones para confirmar ese extremo. Pero… sigue haciendo falta que la demanda del marco regulatorio estable (a diez años vista) y específico para la solar térmica se materialice… Vamos, que sigue haciendo falta la letra de la ley. ¿Hay aún tiempo o posibilidades de que el uno de enero de 2011 tengamos una Ley de Energías Renovables que recoja esa demanda?
Sí hay tiempo. Tenemos ocho meses por delante para aprobar esa ley. Y, si esa ley recoge la posibilidad de desarrollo de ese marco… pues habrá que ponerse a trabajar inmediatamente. Nosotros somos conscientes de que desarrollar un marco regulatorio de esa naturaleza puede llevar un año o año y medio. Por eso, también propusimos a la administración un plan puente hasta que eso esté en vigor.
Un plan puente que ASIT propuso en mayo de 2009.
Sí, lo que le pedimos a la administración, entonces y ahora, es que la función de inversor que hará una empresa privada cuando tengamos ese marco sea desempeñada por la propia administración durante ese año, o año y medio.
ASIT cuantificó ese plan puente. Dijo entonces que costaría 28 millones de euros en dos años. ¿De dónde los sacamos? ¿Los buscamos en los fondos del PER 2005-2010 que no se han agotado en este quinquenio?
No sé si eso es posible, pero lo que sí sé es que ese tipo de cosas siempre son solucionables. Si hay voluntad, creo que se pueden encontrar soluciones.
Andalucía lidera la clasificación nacional de la solar térmica. ¿Por qué?
Porque la administración pública andaluza está sensibilizada. Porque sí cree en la solar térmica. Esa es la diferencia: la concienciación, la sensibilidad y el conocimiento de la tecnología han llevado al gobierno andaluz a tener un contacto permanente con el sector y a apoyarlo. La administración andaluza cree en ASIT como fuente de información. Y, así, trabajamos con ellos y colaboramos y estamos desarrollando varios convenios.
¿Qué tipo de convenios?
Por ejemplo, estamos trabajando con ellos en el desarrollo de una herramienta de cálculo, un software, para que todos los agentes que participan en la cadena de la solar térmica puedan analizar si los proyectos cumplen o no cumplen con el Código Técnico de la Edificación (CTE). Porque resulta que la administración no tiene ninguna herramienta para certificar si el constructor ha ejecutado o no la instalación que debía en esa vivienda de nueva construcción, tal y como obliga el CTE. Pues bien, la Junta de Andalucía ha sido sensible y nos ha dicho ‘queremos esa herramienta, para que la tengan todos los funcionarios que tienen que aprobar instalaciones solares térmicas y puedan saber si cumplen o no cumplen lo establecido en el CTE’.
Porque ahora no pueden saberlo…
Claro. Ahora van, miran y, si hay paneles… pues ya está…
¿He de deducir, pues, que es posible que más de una instalación no aporte toda la energía, todo el agua caliente, que debe?
Claro.
Pues eso suena a desastre, ¿no?
Puede ser un pequeño desastre, sí, o un gran desastre, si la administración no empieza a tomar conciencia de eso.
Un desastre y un fraude para el comprador…
Si yo fuera propietario de una vivienda en la que hay una instalación solar térmica, yo eso lo controlaría. Sí, controlaría ese ahorro y, si no salen las cuentas, reclamaría al responsable de esa construcción, a la constructora, a la inmobiliaria, a quien sea. En el propio sector de la solar térmica ya hay muchas compañías que te ofrecen contadores en las viviendas, como sucede con los contadores de la electricidad, para que tú sepas si tu instalación solar térmica está funcionando, cuánto te está aportando y cuánto te ha ahorrado mensualmente de tu consumo convencional. En fin, para que sepas concretamente cuánto te has ahorrado en la factura: cien, doscientos o los euros que sean. Porque lo que ocurre ahora es que el usuario no sabe si eso que tiene en el tejado funciona o no. Pero digo más: es que tampoco se está haciendo el seguimiento de lo que se instala.
Tampoco el seguimiento…
El RITE [Reglamento de Instalaciones Térmicas en los Edificios] dice que si tú tienes una instalación de esas características, tú, la comunidad de vecinos, es la responsable de su mantenimiento. Bueno, pues la administración tampoco está haciendo seguimiento de si se está cumpliendo o no con el RITE, que es una norma de obligado cumplimiento.
¿Y quién debe vigilar que ese “obligado cumplimiento”?
Pues, en teoría, tendrían que ser las comunidades autónomas, pero las CCAA, que yo sepa, no tienen ninguna metodología de comprobación.
¿Y qué medidas habría que implementar para evitar ese fraude?
Si hacemos cumplir con lo que hay, a lo mejor no necesitamos nuevas medidas. El RITE está muy bien. Lo que hace falta es que se cumpla. Lo que hace falta es que haya ese mantenimiento, que se mantengan las instalaciones de solar térmica. Eso es lo fundamental. A nosotros no nos beneficia para nada que un vecino, una comunidad, un buen día, se dé cuenta de que la instalación que pagó en su momento no vale para nada. Ello va en detrimento de la imagen del sector. En fin, que somos los primeros interesados en que las instalaciones cubran la demanda que deben cubrir y los primeros interesados en que se mantengan como es debido en el tiempo. ¿Tú sabes el mercado que se puede crear en las miles y miles de instalaciones que hay? Un mercado como el del gas, que tiene un montón de gente que está haciendo inspecciones periódicas y mantenimiento. Además, ello redundaría en la imagen del sector y beneficiaría lógicamente al consumidor.
Bien, y, de todo lo instalado, ¿cuánto está siendo mantenido?
Pues tenemos una ligera idea, y probablemente no llegue al 50% de lo instalado. Y eso es una bomba de relojería. De todas formas, yo tampoco quiero parecer catastrofista. Esos problemas están ahí, sí, y hay que señalarlos, pero también quiero decir que los podemos resolver. Por supuesto. Lo único que hace falta es voluntad. Voluntad por parte de quienes tienen la manija para arreglar este tipo de cosas… Y ahí está ASIT, ahí quiere estar, ayudando a la administración a encontrar esas soluciones. Porque las soluciones están.