La afirmación es clara y el compromiso doble, personal e institucional. Joan Sallés cree que la aportación del mundo académico es valiosa para revertir la situación energética. “No podemos cerrar los ojos”, -asegura. “Estamos generando muchos titulados y en sus manos está el pastel. No podemos renunciar a influir en las personas que pasan por nuestras aulas.”
De las 70 universidades que hay España una veintena aborda temas de responsabilidad ambiental. ¿Qué hace la UPV?
Hace dos años aprobamos un plan de sostenibilidad del campus que propone tres grandes ejes. El primero tiene que ver con consumo energético, reutilización y reciclaje, por tanto incluye medidas de eficiencia energética en los edificios existentes y en los que se pudieran construir en un futuro.
Y en este contexto nace la colaboración con el Ente Vasco de la Energía.
Con el EVE se firman dos convenios. Uno para construir el nuevo Centro de Investigación y Estudios Avanzados, en el que se utiliza un sistema de climatización por intercambio geotérmico. Al mismo tiempo se pensó en instalar placas solares fotovoltaicas en ese edificio y en todos los que fuera posible del campus. El resultado es otro convenio con el EVE por el que se pondrán paneles en las Escuelas Universitarias de Magisterio e Ingeniería Técnica y en las Facultades de Filología, Geografía e Historia, Farmacia y Ciencias de la Actividad Física y el Deporte. Todos estos proyectos comenzarán a realizarse este año.
Hablaba de tres ejes. El energético está claro. ¿Y en el ámbito educativo?
Nos planteamos que los alumnos de titulaciones como ciencias ambientales o ingenierías controlen los paneles fotovoltaicos, el consumo de energía, el ahorro de CO2. Por tanto, habrá asignaturas que en sus contenidos tendrán en cuenta esas instalaciones y explicarán su funcionamiento.
La tríada se completa con la ambientalización curricular. ¿Qué es?
Hemos planificado que todos los alumnos, independientemente de la titulación que vayan a cursar, dispongan de ciertos conocimientos de sostenibilidad a lo largo de su carrera. Lo que aún no se ha decidido es cómo hacerlo. Hay dos modelos posibles. Uno sería ofertar una asignatura de libre elección con esos contenidos en todas las carreras, y el otro hacer un esfuerzo mayor que implica que todas las asignaturas, independientemente de los contenidos, den un barniz sostenible.
Póngame un ejemplo de la segunda opción.
Yo doy farmacología, algo muy específico sobre cómo actúan los fármacos, y puedo aportar un enfoque farmaco-ecológico explicando qué problemas se generan por el vertido de medicamentos al medioambiente. Es algo de lo que nunca he hablado, pero que puestos en esta dinámica sí que sería conveniente.
¿Y cuándo se despejará la incógnita?
En breve hay elecciones y será el nuevo equipo rectoral el que asuma la decisión. Probablemente funcionará en el curso 2009-2010, no antes. La primera propuesta es muy sencilla. Implica generar una asignatura que sirve para todos los alumnos. La otra es muy costosa porque implica la formación del profesorado y ofrecer los instrumentos para que puedan cambiar su docencia incluyendo esos criterios. Es un proceso más largo.
¿Es imprescindible la implicación del mundo académico?
Es claro. Deberíamos ejercer un papel de liderazgo para exportar experiencia a la sociedad.