Entrevista publicada en el número 84 de Energías Renovables en papel (diciembre de 2009). Autor: J.Marcos
¿Por qué Estados Unidos y por qué Miami en concreto?
Es evidente que hay que estar en Estados Unidos. Obama está fomentando las energías renovables, sacando nuevas ayudas y garantizando un futuro a todos los que confían en las energías renovables, frente a la inestabilidad que ofrece Europa. La decisión de ir a Florida fue porque, aunque es evidente que California es hoy el punto con más demanda de energía renovable, en Florida vamos a ser los primeros fabricantes. Se trataba de ser uno más en un mercado muy amplio o ser el primero en un mercado incipiente que pronto va a arrancar, no tan fuerte como California pero con demanda suficiente. Otro de los factores de elegir Florida fue por su proximidad con España, que en temas logísticos nos ayuda mucho; además, podemos utilizar Miami como punto de entrada hacia otros países suramericanos.
Pero es evidente que Estados Unidos tampoco pasa por buenos momentos. La llegada de Obama a la Casa Blanca ha coincidido con un período de crisis global…
Su elección ayuda a la confianza de los fondos de inversión y a las entidades financieras a la hora de apoyar las energías renovables. Ven un producto seguro. El problema es que sus arcas, ahora mismo, están un poco tocadas después de la crisis financiera. No tienen tanto músculo como desearían para invertir, pero se están viendo movimientos diarios de fondos que están pasando a parques de energía renovable, ya sea eólica, solar, fotovoltaica o termoeléctrica.
¿No resulta contradictorio que la potencia norteamericana importe el conocimiento generado en España? Además, ¿por qué la decisión de fabricar desde EEUU y no hacerlo desde España?
Hay una paradoja que vemos día a día: los españoles, si podemos comprar un producto alemán o americano, nos da la sensación de que es un producto infinitamente mejor que el producto hecho en España. Sin embargo, los americanos confían mucho en su producto. Y en este caso, como no tienen los conocimientos que tenemos en Europa, tenemos una simbiosis perfecta. Fabricación con know how europeo pero en Estados Unidos. Aparte, hoy se está fomentando mucho el buy American (compre americano) por temas de desempleo. El cliente final prefiere comprar producto americano para intentar reducir la tasa de desempleo de su país al máximo, en lugar de comprar en el exterior.
¿Puede España recuperar el liderazgo del sector?
Efectivamente, en 2008 éramos los primeros. Desafortunadamente, a alguien le dio miedo y produjo un parón tan grande que hemos pasado a ser uno más del montón. Lo que necesitamos para volver a ser líderes es un entorno estable. Cuando hablas con fondos extranjeros, te dicen que quieren invertir en fotovoltaica en cualquier país menos en España porque los cambios de regulación sufridos en los últimos años provocan inseguridad. No puedes estar cambiando las reglas del juego cada dos por tres a alguien que está invirtiendo muchos millones de euros en un proyecto que necesita unos años en amortizarse. Ese alguien necesita que las reglas del juego sean claras y seguras.
¿Qué futuro le espera a la energía fotovoltaica?
Tan pronto como pase la crisis financiera, los precios de la energía subirán y harán que la energía fotovoltaica sea rentable por sí sola. Cada día vamos a estar más cerca y, una vez que lleguemos, habrá una demanda distinta a la que tenemos ahora. Quizá nos olvidemos de esos grandes parques de megavatios y pasemos a una producción mucho más distribuida en la que cada vivienda tenga los paneles para su propio consumo. Estamos ante un futuro duro y agravado por la crisis financiera pero prometedor al mismo tiempo.