¿A quién se le ocurre montar una cooperativa de consumidores de electricidad en Crevillente en 1925?
Pues los fundadores eran gente de dinero. A mí siempre me ha llamado mucho la atención el hecho de que no constituyeran una sociedad mercantil y prefiriesen como forma jurídica la cooperativa.
¿Y cómo y por qué se monta una cooperativa de esas características?
Pues agruparon a todos los vecinos de la población y pusieron 25 pesetas cada uno. Los más humildes pagaban una peseta al mes hasta que cubrían su aportación. Y el motivo principal fue la necesidad de tener energía en un pueblo en el que empezaba a prosperar la industria textil. Crevillente era el pueblo de la alfombra. El 80% de la fabricación española estaba aquí. Ese fue el motivo: ayudar a esa industria, y también ayudar a que los vecinos tuvieran en sus casas electricidad. Porque en aquella época a las grandes eléctricas no le interesaban los pueblos pequeños.
¿Cuántos fueron los “socios fundadores”?
Pues unos dos mil o tres mil. Vamos, todo el pueblo. Ahora somos más de 14.000, somos la segunda cooperativa más antigua de España y la más grande, la segunda es prácticamente la mitad de la nuestra.
Exactamente, ¿qué hace la cooperativa?
Su negocio siempre ha sido la distribución de energía eléctrica a sus socios. La cooperativa tiene su propia red en Crevillente y distribuye y vende energía a todos sus socios a un precio entre un 10 y un 15% menor al que tú pagas.
¿Y, en total, cuánto se ahorran los ciudadanos de Crevillente en electricidad?
En dinero, la suma de todos los ahorros fue superior en el año 2010 a un millón trescientos mil euros.
Deduzco, pues, que la cooperativa aplica un margen de beneficio no tan grande como el que aplican otras compañías…
Eso es. Pero digo más: en 2009, la cooperativa no aplicó ningún aumento de tarifa, como le sucedió al resto de ciudadanos españoles. De hecho, en 2010 la Cooperativa mantuvo el diferencial que se aplica a la tarifa de último recurso (TUR), que representa hasta el 15% sobre los precios de referencia de otras compañías.
Y los cooperativistas, ¿pagan algo?
Tú vienes a vivir aquí, a Crevillente, y dices ‘oye, vengo a vivir aquí y necesito luz’ y nosotros te decimos ‘pues mira, te tengo que hacer socio’. ‘¿Y cuánto cuesta?’ ‘Veinticinco pesetas’. Y ya está, ya tienes los mismos derechos que el resto de ciudadanos socios de la cooperativa.
¿Cuánto dinero ingresa anualmente la cooperativa?
El ahorro cooperativo no figura como ingreso, lógicamente. Es descuento directo. Los ingresos suponen aproximadamente un millón y medio de euros. De esa cantidad dedicamos una parte importante a la obra social y el resto va a reservas y, sobre todo, a inversión en calidad de suministro.
Y a salarios, supongo…
Bueno, estoy hablando de resultados después de pagar a los empleados, resultados netos, después, incluso, de impuestos.
Por cierto, ¿cuánta gente emplea la cooperativa?
Veintiuno.
¿Y dónde está el truco? Porque si los cooperativistas se ahorran un 15% en la factura, la obra social se lleva un enorme porcentaje de los recursos y son ustedes “empresa” modesta (nada que ver con Iberdrola o Endesa)… pues eso, ¿dónde está el truco?
Hombre, yo creo que se debe a una buena gestión. Además, el consejo rector no cobra. Cobramos los profesionales.
¿He de deducir, pues, que todos los consumidores de electricidad de España podrían estar pagando un 15% menos en su factura?
Con nuestra forma de trabajar sí. En la cooperativa, lo importante son las personas, no el capital. Y como no hay ese afán de lucro, pues revertimos en el socio los beneficios que obtenemos.
Pues, insisto, los malpensados dirán que seguro que el servicio que presta la cooperativa no tiene tanta calidad como el de otras compañías…
Todo lo contrario. Nuestro servicio es de mejor calidad. Primero, en materia de atención al cliente: nosotros estamos aquí, en Crevillente, físicamente, mientras otros, como Iberdrola, no tienen oficina en muchas ciudades. Y en materia de calidad de suministro nuestro servicio también es mejor… ¿Por qué? Pues, por ejemplo, porque las pérdidas que hay por transformación y transporte, que a la fuerza ha de haber pérdida, el año pasado estuvieron en torno al 5%, mientras que la media en España está más o menos en un siete o un ocho por ciento.
¿El 5%? ¿Insinúa Serrano que las grandes compañías no mantienen con tanto esmero sus redes?
Lo que digo es que tenemos muy buenas redes. Además, nos ha beneficiado mucho tener muy cerca de los consumidores la planta FV en la que hemos invertido. Por eso la construimos aquí, porque esa proximidad hace que las pérdidas sean muy escasas. Además, en cuanto al número de interrupciones de suministro y en lo que se refiere a la duración de esas interrupciones, también estamos por debajo de la media nacional.
Bien, sigamos hablando de asuntos que interesan a los consumidores. Frente a la lectura estimada de los contadores, medida que desatara una agria polémica hace ya unos meses, cuando miles de consumidores recibieron facturas astronómicas en casa, Enercoop defiende la lectura real de los contadores. ¿Va la cooperativa contracorriente?
No lo sé. Lo que sí sé es que nosotros las lecturas las hacemos todos los meses. Hacemos lectura real de contadores. Eso de hacer consumos estimados me parece una barbaridad.
La administración aprobó en 2009 un real decreto que determinaba que del suministro de electricidad quedaban excluidas las cooperativas. Este iba a ser ejercido exclusivamente por cinco comercializadoras…
Sí. La aprobación de esta ley nos permitía simplemente transportar energía y tener una retribución anual. Pero esto ha cambiado y, de momento, hemos conseguido que la Cooperativa pueda vender directamente la energía a sus socios en el mercado libre sin necesidad de hacerlo a través de su filial, la Unión Electro Industrial. No obstante, nuestra intención es ir más allá. Queremos tener los mismos derechos que las comercializadoras de último recurso y no ser discriminados. Por ello, interpusimos, junto a otras empresas, un recurso ante el Tribunal Supremo. Su sentencia ha abierto las puertas para que las pequeñas empresas y cooperativas eléctricas puedan llegar a ser comercializadoras de último recurso. Ahora estamos a la espera de que el Gobierno defina claramente qué condiciones deben tener las compañías para operar en ese mercado.