¿Por qué se encuentra en esta situación la PSA y desde cuándo?
La PSA se encuentra en esta situación desde enero de 2016, cuando la Intervención Previa de Hacienda implantada en CIEMAT (Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas) hacía ya un tiempo (desde un año antes, más o menos) decidió que la situación administrativa de PSA no se adecuaba a la nueva oleada de normas que pretendía implantar Hacienda. Decidió ese cambio a pesar de ser advertida de las consecuencias que tendría, de la falta de adecuación de esas normas a la gestión de proyectos internacionales y de remarcar que si las normas habidas hasta ese momento tenían más de dos décadas de historia y habían dado buen resultado en el éxito de la PSA como centro de prestigio internacional, pues no tenía mucho sentido el cambio. Todo fue inútil. Se hicieron oídos sordos y nos integraron directamente en un estilo de gestión basado en Presupuesto Generales del Estado (PGE). No tuvimos mucho éxito al explicar que éramos un centro que precisaba unas normas más específicas. Les dio igual que estas normas específicas tuvieran más de dos décadas de historia.
¿Qué consecuencias está teniendo para el centro esta situación administrativa?
Muy sencillo: no podemos gestionar fondos ajenos a los PGE con las normas de quién aporta esos fondos (fundamentalmente la UE), si no con las de los PGE. Si no hay PGE aprobados, no podemos gastar, ni contratar personal investigador. Si se prorrogan los PGE, no podemos comprometer gastos hacia el siguiente año (aunque los proyectos vengan financiados para varios años). Y todos esos fondos deberán devolverse al origen (UE) y por tanto desperdiciándolos, conforme vayan concluyendo estos proyectos.
He visto en multitud de ocasiones a miembros del Gobierno anterior comentar en prensa que todo eso se puede hacer y hay protocolos disponibles. En nuestro caso no ha ocurrido nada de eso desde principios 2016. O esos protocolos no existían o bien no se han querido utilizar. Con lo cual esas declaraciones no fueron hechas con la intención de arreglar nada, sino únicamente con la intención de desmentir lo que veníamos comentando aquellos que pretendíamos alertar respecto a la situación creada. Ninguno de los protagonistas de esas declaraciones tenía experiencia en gestión de proyectos de investigación con colaboración internacional. Está muy claro que sabían las consecuencias de sus decisiones.
¿Cómo está afectando al desarrollo de los proyectos en curso o solicitados?
De manera absolutamente destructiva. No hemos podido renovar ningún equipamiento ni adquirir nuevo desde mediados de 2016 hasta principios de 2018, y aun así con cuentagotas desde principios de 2018. Los nuevos contratos para investigadores en proyectos nuevos se retrasan un mínimo de seis meses desde que se inicia el proyecto. Conozco varios casos en los que ese retraso es de más de un año. Así no se puede abordar ningún proyecto medianamente serio. Se incumplen tareas con nuestros socios europeos, ya que todos estos proyectos son hechos en colaboración con otras instituciones.
¿Y a los investigadores?
A los experimentados (que son los que se fajan para conseguir estos proyectos, que son muy competidos) están ya cansados de trabajar para nada y encima encontrarse a nuestros dirigentes políticos faltando al sentido común en sus decisiones y a la verdad en sus declaraciones. Y por experimentados me refiero a investigadores seniors de prestigio internacional y con recorrido de más de 30 años en su campo. Además, están avergonzados al ver de qué manera se gestionan las normas en su país, que provocan estas consecuencias. A los jóvenes, pues buscando trabajo en otro sitio o en otro país (lo más habitual), donde se les cuide como se merecen y no se les mande al paro cada dos por tres o bien tengan que estar continuamente compitiendo por su puesto de trabajo, durante décadas (sí, en PSA conozco algunos que tienen contratos temporales desde antes de 2005). Habiendo sido también ellos muy protagonistas en conseguir los proyectos competitivos mencionados anteriormente.
¿Es posible devolver a la PSA su solidez anterior? ¿Qué habría que hacer para resolver el problema y con cuanta rapidez habría que actuar?
Sí. Muy sencillo: Normas similares a las que había en 2015. Es urgentísimo. El daño es ya muy profundo. No sé si será recuperable.
¿Han mantenido algún encuentro ya con el nuevo Gobierno con esta finalidad?
No, que yo conozca. A PSA de manera directa no se ha dirigido nadie.
¿Qué esperan que haga en relación a la PSA y a otros centros en situación similar el Ejecutivo de Pedro Sánchez?
Revertir las normas a las que había. Nos basta con eso. Ya nos ocuparemos los investigadores (que somos empleados públicos) de recomponer el daño hecho. Ninguno de los principales protagonistas de haber implantado estas normas y no haber prestado atención a las consecuencias está ya en el Gobierno. Cada uno habrá vuelto a lo suyo. De donde salió hacia un cargo directivo de muy alto nivel en la Administración del Estado para cambiar normas sin calibrar (ni consultar) las consecuencias. Ahora nos tocará a los empleados públicos recomponer la situación. Es descorazonador, pero empezamos a acostumbrarnos a estas situaciones.
¿Y para que nunca más ocurran situaciones como esta, qué habría que hacer?
Que cambien el estilo con el que se implantan o cambian normas y formas de gestionar lo público, en general, no solo en ciencia. Debe consultarse (consultar significa escuchar, comprender, discutir y ayudar a decidir; consultar no es solo oír sin comprender) con los especialistas en cada campo con los que cuenta la Administración, que para eso están y hay muchos. Estos especialistas son fácilmente identificables. Ocupan cargos de cierta responsabilidad a los que han llegado por un desarrollo profesional basado en concurrencia competitiva y méritos contrastables. Y se abandone el estilo de toma de decisiones basándose en ideas preconcebidas captadas solo de una aproximación ligera y/o partidista a cada problema.