¿Qué está ocurriendo con el precio de los pellets?
Es consecuencia de dos cosas: uno por el tema eléctrico, porque el precio de la electricidad se ha multiplicado en algunos casos incluso hasta por cinco. Y dos por el tema de la madera; los pellets es un producto que deriva de la madera, un sector que está sufriendo y arrastrando tensiones durante año y medio. A raíz de la reactivación después del confinamiento por el Covid-19, en Estados Unidos y China hubo una demanda bastante alta porque 1) en Estados Unidos se demandó para la construcción estructural y de cerramientos; y 2) en China se produjo un gran incremento de la actividad industrial a corto plazo que hizo que la demanda de la madera subiese rápida y notablemente. Todo esto provocó que Europa, un claro importador de madera, pasara a ser incluso exportadora. Y también fue consecuencia de que los usos diferenciados y repartidos (sectores de estructura, carpintería, embalaje, biomasa…) se difuminaran y se generara una tensión generalizada con respecto a toda la madera. Este problema se dio en 2021 y afectó, de una forma moderada en un principio, al subproducto con el que se elabora el pellet. El problema ha llegado este año cuando la tensión de la madera ha continuado con falta de disponibilidad en las fábricas de pellets, provocando una alta especulación en el mercado.
A esto se le suma que la coyuntura de la guerra Ucrania-Rusia ha provocado la paralización de la entrada de dos fuentes de pellet de madera como eran Bielorrusia y Rusia, que exportaban alrededor de cuatro millones de toneladas a Europa. En junio la Unión Europea prohibió la importación de madera de ambos países. Este agujero de cuatro millones de toneladas, en un consumo de Europa que se sitúa en torno a los 18 millones de toneladas, supone un 20 o 25% del consumo total. Al final, los mercados locales del pellet como el caso español, donde lo que se produce prácticamente se consume, se han sumado a la tensión; hay tensiones de compra desde Europa de pellet y de subproductos.
¿Cómo se va a reemplazar esos cuatro millones de toneladas que se importaban de Bielorrusia y de Rusia?
Es muy difícil, porque si se hubiera dado un escenario tranquilo en el resto de energías (gas o gasóleo) seguramente hubiera sido más factible. Pero la situación energética global, en cuanto al gas sobre todo, incrementa esa tensión hacia un combustible como el pellet. En el caso de España, los productores vamos a intentar centrarnos en esta campaña en el abastecimiento del mercado nacional. Nuestro cliente es el usuario español y estamos convencidos de que esto pasará, se solucionará y volverán otros tiempos. Nuestro objetivo máximo es cubrir esa demanda nacional; intentar que no haya déficit de producto en el mercado.
Está habiendo mucha derivación de otras soluciones como el gas hacia el pellet. A medio plazo no hay ningún problema, pero a corto plazo puede provocar tensiones de falta de disponibilidad. Los pellets no van a poder resolver el problema global del gas o del gasoil a corto plazo, pero a medio plazo sí son la solución más lógica de cara a una independencia energética o mayor autonomía. En esta campaña –donde hay una falta de disponibilidad o un precio descontrolado del gas– no vamos a poder suplir esa carencia de forma absoluta.
¿Cómo afectará esta falta de disponibilidad a los hogares españoles? ¿Y el precio?
El incremento del precio con respecto a la campaña anterior va a ser considerable. Los costes se han incrementado de forma disparada. Aunque somos un producto que presume de estabilidad de precios, estamos en un escenario absolutamente excepcional. El cómo afectará a los hogares dependerá de varios factores como la climatología: si no es demasiado adversa, en principio podremos dar respuesta a las necesidades del mercado español sin problemas. En cambio, si la climatología es más dura podemos fabricar un porcentaje mayor, pero no vamos a resolver los problemas de gas. Pero evidentemente va a ser un invierno duro en todos los sentidos.
La biomasa y los pellets son una alternativa limpia y natural, y hasta estos últimos meses también económica con respecto a otros combustibles. ¿Seguirá siéndolo también este invierno o los consumidores se podrán replantear su uso?
No, porque dentro de que estamos en escenarios de precio récord, el pellet sigue siendo muy competitivo con respecto a los combustibles fósiles. Y de cara al futuro, seguirá siendo un recurso con todos los parabienes: renovable, sostenible, neutro en emisiones de CO2… y, sobre todo, local y rural. Es una energía que se produce en nuestros bosques, cuya actividad se desarrolla en el entorno rural contribuyendo al mantenimiento de la limpieza y la salud de los bosques, y a la fijación de población. Por lógica siempre va a ser más interesante la apuesta por un recurso local que no dependa de tensiones externas como las que se están sufriendo actualmente. A medio plazo, la biomasa debe ser una energía renovable más que permita complementar otras renovables como la eólica o la solar.
¿Hay solución?
Para este invierno vamos a maximizar la producción todo lo que se pueda porque el primer objetivo es garantizar el suministro al cliente nacional, y vamos a intentar que no haya rotura de suministro. A medio plazo, en los siguientes años, sí que necesitamos que la administración se implique y se movilice para no perder esa biomasa a raíz de los fuegos como los del pasado verano, y que se aproveche para fabricación, por ejemplo, de pellet. Nosotros siempre defendemos que es mejor desarrollar una industria que valore el pellet. Es mejor esto que dejarlo de lado, tener una dependencia energética exterior y que se esté quemando el recurso en los incendios del monte. En definitiva, en España se está importando gas y petróleo y desaprovechando –y dejando quemarse– nuestro propio petróleo que es el bosque.
