El último informe del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático deja claro que debemos realizar con urgencia “cambios de gran alcance y sin precedentes” en la descarbonización de nuestra economía, pero esto no impide que Grecia siga buscando petróleo en sus aguas. Y una de las compañías que participan en las prospecciones es la española Repsol. ¿Peca de hipócrita Repsol cuando dice estar firmemente comprometida con el Acuerdo de Paris y luego sigue buscando petróleo?
Pese a la gravedad creciente del cambio climático, las compañías petroleras tratan de continuar con su contaminante negocio como si ese problema no existiera. Y Repsol no es una excepción al respecto. En realidad, la actitud de Repsol ante el calentamiento global del planeta es aún más hipócrita. Ahora, esta empresa ya no se atreve a negar la abrumadora evidencia científica al respecto y se dedica, como refleja su página web, a hacer afirmaciones como estas: “Apoyamos el Acuerdo de París sobre cambio climático” o “Estamos firmemente comprometidos con la aspiración de limitar a 2 grados centígrados el incremento de la temperatura media global del planeta respecto a los niveles preindustriales. Este escenario supone que, en la segunda mitad de este siglo, las emisiones netas de CO2 a la atmósfera deberán ser cero y, como firmantes del documento “Paris Pledge for Action”, trabajamos para que nuestra compañía sea una parte de la solución al problema climático".
Pero, a pesar de su teórico compromiso con el Acuerdo de París, la verdad es que la prioridad de Repsol (y las demás empresas petroleras) sigue siendo abrir nuevos frentes de exploración y explotación de hidrocarburos en cuantos más sitios mejor. Lo cual es completamente contradictorio con los objetivos del citado Acuerdo, que nos obliga a llegar a 2050 con una economía profundamente descarbonizada, para lo que necesariamente hay que eliminar el uso de combustibles fósiles, como el gas y el petróleo. En particular, sin salir del Mediterráneo, Repsol ha puesto sus ojos en la búsqueda y posterior explotación de yacimientos de hidrocarburos en Grecia, tanto en tierra como en las islas del mar Jónico y del mar de Creta. ¿Se refiere Repsol a esto cuando proclama en su web que "Analizamos, desarrollamos y ponemos en marcha acciones para combatir el cambio climático”? Es hipocresía en estado puro.
¿Es también hipócrita el gobierno griego cuando por un lado se compromete con la UE en la reducción de emisiones y luego autoriza estas prospecciones?
En efecto, la postura del Gobierno griego es igualmente hipócrita en ese sentido, además de irresponsable, puesto que Grecia se ha obligado a sí misma (como país y también dentro del marco de la Unión Europea) a cumplir el Acuerdo de París sobre cambio climático. Por ello, la actual política del Gobierno griego de impulsar la explotación de nuevos yacimientos de hidrocarburos es un paso atrás en la lucha contra el cambio climático. Esa política es un completo sin sentido, pues con el otorgamiento de nuevas concesiones lo que hará será perpetuar incoherentemente la presencia de combustibles fósiles en su sistema energético, incumpliendo el compromiso internacional de Grecia al respecto del Acuerdo de París y dificultando de paso el cumplimiento del mismo por parte de la Unión Europea.
¿En qué fase se encuentran las prospecciones y a qué áreas afectan?
El área afectada en aguas griegas para la búsqueda y explotación de hidrocarburos es de unos 56.000 km2 de superficie, la cual se extiende desde el norte de Corfú hasta el sur de Creta y se solapa con casi toda la parte este y sur de la Fosa Helénica, un punto caliente de biodiversidad marina de importancia ecológica mundial. El gobierno griego tiene actualmente en marcha una serie de procedimientos de concesión de licencias a diversas compañías para las operaciones de exploración y explotación de perforación de petróleo y gas en esta zona. Las islas Jónicas, Creta y las zonas de Grecia Occidental donde Repsol planea buscar y explotar hidrocarburos, no solo son un importante destino turístico, sino también un excepcional activo natural de importancia europea y mundial, que no puede ponerse en riesgo a causa de la hipocresía climática de Repsol y otras compañías petroleras que también están activas en la zona.
¿Qué riesgos suponen estas prospecciones para los ecosistemas marinos y para la fauna y flora de la zona?
La Fosa Helénica, con profundidades de más de 5.000 metros de profundidad en algunas zonas, es un hábitat fundamental para la subpoblación mediterránea de cachalote, en peligro de extinción. Se estima que solo 250 ejemplares de esta especie viven en toda la cuenca del Mediterráneo oriental; la Fosa Helénica constituye la única zona de reproducción conocida para ellos. Así mismo, es la más grande de las cinco áreas de alta densidad conocidas en el Mediterráneo para el zifio de Cuvier. La Fosa Helénica es también hábitat del rorcual común, el calderón gris, el delfín mular, el delfín de dientes rugosos, el delfín común y el delfín listado así como de la foca monje del Mediterráneo y diversas especies de tortugas marinas. Estas especies están incluidas en el Anexo II del Protocolo del Convenio de Barcelona sobre Áreas Especialmente Protegidas y Diversidad Biológica en el Mediterráneo y en el Anexo IV de la Directiva de Hábitats 92/43/EEC de la Unión Europea. Las partes de la Convención y los Estados miembros de la Unión Europea están obligados a establecer medidas estrictas para garantizar su conservación efectiva.
La importancia ecológica primordial de la Fosa Helénica ha sido reconocida por acuerdos internacionales, como el Acuerdo para la Conservación de los Cetáceos en el Mar Negro, el Mar Mediterráneo y las aguas del Atlántico adyacentes (ACCOBAMS). En este contexto, se han identificado en la Fosa Helénica dos Áreas Importantes para los Mamíferos Marinos (IMMA), mientras que el conjunto de la Fosa Helénica se ha propuesto como un Área Marina Protegida. Sin embargo, hasta la fecha, solo una sección muy pequeña, en su mayoría costera, del área se ha convertido en parte de la Red Natura 2000 de la UE, donde los cetáceos no solo tienen una presencia limitada, sino que también están inadecuadamente protegidos.
Las áreas protegidas importantes caen total o parcialmente dentro de la superficie de los bloques de concesión de hidrocarburos o serán impactadas por los programas de investigación y extracción de hidrocarburos. Se trata de nada menos que diez áreas de protección especial y seis sitios de importancia comunitaria a lo largo de la Fosa Helénica. Estos incluyen el Parque Nacional Marino de Zakynthos (que incluye los islotes Strofades), el Parque Nacional Kotychi-Strofilia, las lagunas Messolongi (sitio Ramsar y parque nacional), las lagunas Amvrakikos (sitio Ramsar y parque nacional) y el área marina de Kyparissia (bajo la designación de parque nacional).
Los cetáceos de la Fosa Helénica se enfrentan actualmente a una serie de amenazas directas y graves, como el ruido submarino de origen antropogénico, las colisiones con barcos, las interacciones con la pesca, la contaminación por plásticos y el cambio climático, que ponen continuamente en riesgo su ya comprometida supervivencia. De ponerse en marcha, estos proyectos petrolíferos de Repsol y otras petroleras darían la puntilla a todas esas especies protegidas de mamíferos marinos.Existe abundante evidencia científica que demuestra que los impactos de los proyectos de desarrollo de hidrocarburos causan efectos perjudiciales para los mamíferos marinos en todo su ciclo vital al:
● Causar lesiones auditivas, a menudo letales, a los mamíferos marinos por la contaminación acústica producida por los cañones de aire comprimido utilizados durante las actividades de exploración para buscar potenciales depósitos de petróleo y gas.
● Provocar el desplazamiento de los mamíferos marinos de su hábitat, alterando su comportamiento y causando estrés, debido al aumento del ruido marino durante las actividades de exploración y extracción y el aumento del tráfico marítimo.
● Incrementar la contaminación del aire y del mar debido a las descargas de efluentes, el aumento del tráfico marítimo, los derrames operativos y accidentales.
● Causar daños físicos al bentos y perturbar a las poblaciones de mamíferos marinos en áreas marinas costeras y en alta mar durante la fase de construcción de las instalaciones portuarias, plataformas y tuberías.
Grecia vive del turismo en gran medida. ¿Pueden suponer las prospecciones también una amenaza para la economía de las islas?
En efecto, estas islas basan su economía en el turismo de calidad, el cual a su vez depende del buen estado de sus aguas y sus costas. El turismo supone entre un 60-70% del Producto Interior Bruto de las islas griegas del mar Jónico y del mar de Creta. Un porcentaje aún más elevado que el de las islas Baleares, cuya principal industria también es el turismo la cual representa un 44,8% del PIB de esta región (comparado con el 11,7% en el conjunto de España). Al igual que en el caso de Baleares, el turismo es la principal fuente de empleo en las islas griegas.
Un reciente estudio de WWF Grecia ha concluido que un escenario de un gran accidente de vertido de petróleo podría costarle a la economía griega más de 5.000 millones de euros, siendo ésta una estimación conservadora pues en ese análisis no se han cuantificado las pérdidas en los servicios ecosistémicos y en la biodiversidad en sentido más amplio.
WWF está trabajando para que el Gobierno griego cancele la concesión de licencias para realizar estas actuaciones, con vistas a una prohibición permanente. ¿Qué posibilidades tiene de que esta prohibición se convierta en una realidad?
Efectivamente, la organización internacional WWF, con el apoyo de científicos de todo el mundo, está trabajando activamente para que el Gobierno griego otorgue una protección legal efectiva a la Fosa Helénica y para que cancele todos los procedimientos actualmente en marcha de concesión de licencias para las operaciones de exploración y explotación de perforación de petróleo y gas, con vistas a una prohibición permanente de estas actividades en Grecia. De momento, el Gobierno griego sólo está prestando atención a los intereses de las compañías petroleras mientras hace caso omiso a toda la evidencia científica aportada en los documentos y alegaciones presentadas por WWF y otras entidades. Por lo tanto, hay que seguir presionando, tanto al Gobierno griego como a las compañías petroleras involucradas (como Repsol), para que entren en razón, que hagan caso a la ciencia, y se comporten de forma coherente y responsable con la presente y las futuras generaciones.
¿Tiene sentido continuar buscando en Grecia, o en cualquier otro lugar del mundo, nuevos depósitos de hidrocarburos?
El Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) de Naciones Unidas ha dejado bien claro que, si queremos mantener el aumento de la temperatura media mundial por debajo de 2 °C con respecto a los niveles preindustriales (y como, por otra parte, marca el Acuerdo de París, proseguir los esfuerzos para limitar ese aumento de la temperatura a 1,5 °C con respecto a dichos niveles), deberíamos dejar sin quemar una gran parte de las reservas ya disponibles de combustibles fósiles, para no disparar las emisiones de CO2 a la atmósfera. En la misma línea, la Agencia Internacional de la Energía ya calculó en 2012 que por lo menos dos terceras partes de esas reservas tendrían que quedarse bajo tierra. En consecuencia, no resulta coherente seguir buscando nuevos yacimientos de combustibles fósiles. Es decir, permitir nuevas exploraciones o investigaciones de hidrocarburos sólo conllevaría a que se pudieran poner en marcha las explotaciones de los yacimientos que eventualmente se descubriesen. Eso imposibilitaría, o al menos ralentizaría de forma significativa, lograr el objetivo, fundamental para nuestra propia supervivencia, de lograr un sector energético profundamente descarbonizado, eficiente e inteligente, basado al 100% en las energías renovables en el 2050 y libre de energías sucias.
Actuando consecuentemente al respecto, Francia y Nueva Zelanda ya tienen en vigor leyes que prohíben la exploración de nuevos yacimientos de hidrocarburos. En el caso de Nueva Zelanda la prohibición se limita a proyectos en el mar, mientras que en el de nuestro vecino galo afecta a todo su territorio. Estas decisiones de estos dos gobiernos han sido motivadas en gran medida por la necesidad, derivada de la lucha contra el cambio climático, de invertir en un futuro de energía limpia y en la protección del medio ambiente marino, como pilar de una economía turística próspera.
Dice Repsol en su página web: "En Repsol compartimos la preocupación de la sociedad por los efectos que la acción del hombre causa en el clima y queremos ser parte activa de la solución." Ha llegado el momento de que Repsol actúe de forma coherente con sus declaraciones y pase de las palabras a los hechos para ayudar de verdad a frenar las causas del cambio climático. Hasta ahora sus actos, en lugares como Grecia, demuestran que Repsol lo que en realidad está haciendo es socavar y retrasar la agenda de la transición energética hacia un modelo descarbonizado. Repsol debe cancelar sus planes de exploración y explotación de hidrocarburos en Grecia y pasar a promover globalmente un modelo de negocio alternativo basado en la eficiencia energética y las energías renovables. Eso o que reconozca que su “compromiso climático” es pura verborrea.