Bilbaína y políglota –cuatro idiomas–, licenciada en Derecho Económico por Deusto, Ana Agirre Zurutuza dirige la consejería de Industria en el País Vasco desde 2004. Nacionalista del PNV, la consejera es –intuyo– mujer discreta, pues le pido balance de la política energética del Gobierno ZP –ahora que fina la legislatura y es hora de hacer las cuentas– y declina mi invitación y me quedo sin respuesta.
Hace apenas unos meses, el presidente de la Comisión de Industria, Turismo y Comercio del Senado, Francisco Xabier Albistur, dijo a Energías Renovables (edición de septiembre de 2007) que “el ahorro y la eficiencia energética deben convertirse en una razón de Estado”. ¿Coincide usted con su compañero de partido?
Sí. Desde hace 25 años la misión del Ente Vasco de la Energía [ente que ella preside] ha consistido en garantizar el abastecimiento de energía en condiciones de competitividad en costes y de sostenibilidad ambiental. Para hacer esto posible han sido necesarias grandes inversiones en infraestructuras de las que este país carecía, que permitieran introducir el gas natural en el mix energético de Euskadi: gasoductos, redes de distribución, la planta de GNL [gas natural licuado], los ciclos combinados. Digamos que ha sido una etapa de dotación de infraestructuras que son condición básica para cubrir nuestra demanda de energía reduciendo la dependencia exterior. Puestas estas bases, entramos en una nueva etapa, en la que debemos apostar por la innovación y el desarrollo tecnológico en eficiencia energética y en energías renovables.
Fue creado “con el fin de dar respuesta a los problemas energéticos de este país” y acaba de cumplir, hace apenas unos meses, 25 años. ¿Cuál es el gran éxito del Ente Vasco de la Energía (EVE)?
No es fácil destacar un éxito. La planta de regasificación y ciclo combinado de Bahía de Bizkaia Gas (BBG) podríamos considerarlo como un proyecto estratégico y emblemático [inaugurada en 2003, regasifica el GNL que llega a Euskadi en buques metaneros]. Hemos logrado muchos de los objetivos que nos marcamos en materia de ahorro y eficiencia energética y promoción e implantación de las energías renovables. Tenemos ya en marcha, a velocidad de crucero, infraestructuras que debemos consolidar, como es la construcción y mallado de redes gasistas y un tercer tanque en BBG. Además, otras infraestructuras llegarán a corto plazo, como el Centro de Investigación Cooperativa, que hemos denominado “energiGune”, que estará en Álava y en el que se investigarán las posibilidades energéticas del mar, los biocarburantes y las pilas de combustible, por ejemplo.
El Gobierno Vasco aprobó la Estrategia Energética de Euskadi 2010 (3E-2010) en diciembre de 2004. Acabamos de alcanzar el ecuador exacto de ese período: ¿cuál es su balance?
La puesta en marcha de la 3E nos está permitiendo un cambio en el panorama energético con incidencia sobre el conjunto de los agentes vascos en términos económicos, sociales y tecnológicos. El plan contaba con un impacto económico de unos 4.900 millones de euros en los diez años de vigencia. La aportación pública prevista era de 407 millones de euros, lo que supondría un esfuerzo del 8,3% de la inversión total. De este compromiso, el 83% corresponde a inversión pública y el 17% restante a ayudas a la inversión para la promoción de actuaciones en los distintos programas energéticos. Y, en estos términos, podemos considerar que generamos un nivel de actividad con una contribución del 1,3% al PIB vasco, una capacidad de generar siete mil empleos anuales, activar un gasto en I+D de mas de 4,5 millones de euros anuales que permitirá fortalecer la posición competitiva del tejido productivo vasco y contribuir a la mejora de la calidad del aire y a los objetivos de Kioto, con una reducción de CO2 valorada en unos 10 millones de euros anuales.
La 3E prevé que el 12% de la energía que consuma en 2010 el País Vasco sea de origen renovable. ¿No es un objetivo un poco humilde?
El objetivo es alcanzar las 977.800 tep de aprovechamiento total de los recursos renovables, lo que significará cerca del 12% de las necesidades energéticas vascas en 2010. Para ello intentamos incorporar de forma importante nueva generación eléctrica de origen renovable para alcanzar los 1.000 MW en 2010. Hemos calculado que el suministro eléctrico mediante renovables permitiría abastecer –por ejemplo- las necesidades eléctricas de todas las viviendas vascas. Y, para ello, las inversiones directas que se precisan en energías renovables para este período serán de 1.083 millones euros. Pero, por otro lado, aunque nuestro reto más inmediato es llegar al 12% en 2010, podemos decir ya que está suponiendo un objetivo muy exigente, teniendo en cuenta que actualmente estamos en el 4,5%, que nuestro país es limitado en recursos renovables y que en algunos proyectos (por ejemplo los eólicos) nos encontramos con frenos y obstáculos poco justificables dada la conveniencia y necesidad de este tipo de energías. Por otro lado, la meta del 20% de renovables que ha establecido recientemente la UE para 2020 consideramos que se deberá distribuir entre los Estados miembros en función principalmente de su actual grado de desarrollo y de la disponibilidad del recurso renovable (sol, viento, biomasa, olas, etc.) en cada uno. Dadas las limitaciones de Euskadi en este sentido será preciso, en el futuro, analizar con rigor y detalle nuestras capacidades y posibilidades, y así establecer objetivos ambiciosos pero realistas para nuestra contribución a esa meta global del 20%.
El EVE lleva muchos años promoviendo el ahorro energético, asignatura en la que ha logrado muy buenos resultados. A día de hoy, ¿cuál es el objetivo para 2010?
El modelo que buscamos ahora parte de un esfuerzo por establecer la demanda mínima que responda a las necesidades derivadas de nuestro estilo de vida. Y esa reducción pasa por un compromiso individual de cada uno de nosotros. Se trata de cubrir esa demanda produciendo la energía con la tecnología más limpia disponible, en primer lugar por medio de renovables y, después, ciclos combinados, etc. Es un modelo de consumo responsable que trata de evitar las energías menos respetuosas con el medio ambiente, como el carbón.
Hace unas semanas, precisamente en Bilbao, el director de Energías Nuevas y Renovables de la UE, Alfonso González Finat, apostó por la innovación tecnológica en seis sectores clave: eólica, solar, bioenergía, red de transporte, confinamiento del CO2 y fisión nuclear. Muchas, pues, y muy diversas, ¿qué priorizaría usted?
Apostamos por un modelo energético cuyo objetivo último es el desarrollo sostenible, y esto pasa irremediablemente por reducir el consumo (consumir menos energía para generar más riqueza). En este sentido, la tendencia es positiva, pero hay que redoblar los esfuerzos en todos los sectores de actividad. Y esto exige un compromiso como sociedad y de cada uno de nosotros. También debemos aprovechar los recursos autóctonos, los renovables, para reducir la dependencia y las emisiones. Tampoco podemos olvidarnos de que debemos consolidar un sistema de abastecimiento que garantice la producción de la energía que consumimos. Y, finalmente, tenemos que saber invertir en el campo energético, de cara a aprovechar las oportunidades que sin duda se van a presentar en los próximos tiempos en mercados y sectores relacionados con la energía. 
