En Mallorca, Menorca y las Pitiusas hay ahora mismo 78 megavatios de potencia solar fotovoltaica instalados. Pero hay muchos, muchos, muchos megas más en proyecto. ¿Cuántos?
Sobre la mesa tenemos, un poco más avanzados, un parque solar de 50 megavatios (MW) en Menorca, dos parques de unos 50 MW en Mallorca, hay alguna iniciativa más pequeña en Ibiza (pero no en fase tan avanzada), y, además, y así lo contamos todo, hay dos parques eólicos en Menorca: uno, de unos 12 MW; y otro, de unos 20 megas. La gran mayoría ya estaban sobre la mesa cuando llegamos al gobierno. Pero estaban todos un poco parados.
Efectivamente, por lo que nos consta, algunos de esos proyectos llevan ya, a estas alturas, casi un quinquenio en fase de proyecto. ¿Por qué?
Bueno… la actitud del Ministerio de Industria, Energía y Turismo… Hasta ahora no hemos visto especial receptividad por este tema. Esperamos que haya más sensibilidad en el nuevo ejecutivo, sea del color que sea.
¿Y por qué no ha sido sensible Industria?
Como he comentado, la gran mayoría de estos parques ya estaba sobre la mesa cuando el Gobierno central empezó a redactar el Plan de Desarrollo de la Red de Transporte de Energía Eléctrica 2015-2020. Bueno, pues, a pesar de ello, en la planificación, y aunque Baleares solicitó que esos parques fuesen tenidos en cuenta, finalmente, no han sido incluidos.
¿Y qué va a hacer el Govern?
Pues, para no tener que esperar a la siguiente planificación, para no tener que esperar a 2020, es decir, para poder aumentar la capacidad de generación renovable en Baleares en estos años… lo que planteamos nosotros es un proceso de co-decisión, o de co-revisión, un proceso mediante el cual se puedan hacer modificaciones de esa planificación. Porque es que además esas revisiones no van a afectar a otras comunidades autónomas. Todo lo contrario, van a suponer unos ahorros para todos los consumidores del sistema, para los de la península también, porque generar electricidad aquí con energías renovables es más barato que hacerlo con carbón.
¿Y no habrá algún problema de tipo técnico para que se incorporen esas instalaciones a la red balear?
Técnicamente es muy sencillo; estamos hablando de añadir un transformador (que además paga el propio promotor). No estamos hablando de un cambio de tecnología en el sistema eléctrico, ni de costes adicionales para el sistema. Problema técnico, ninguno. Por eso estamos viendo expedientes concretos y por eso estamos pidiendo un mecanismo de trabajo conjunto, para agilizar todo esto.
Los promotores de esos parques, ¿tienen claros los números?
En general sí. Aunque también es cierto que estamos viendo un creciente escepticismo. Venimos de una época en la que el sector renovable, en España, en general, ha sido… maltratado. Estamos detectando consignas… a nivel de inversión, a escala internacional… consignas como… “si quieres invertir en renovables… mejor no lo hagas en España”. Porque es verdad que hay expedientes abiertos desde hace dos o tres años... No sé: en un país serio, si yo presento algo, pues espero que me digan sí o no; lo que no quiero es que me enreden durante tres años. Y claro, empieza a haber inversores, interesados de verdad en invertir en Baleares, que a lo mejor se plantean que si esto se enreda mucho más… “pues a lo mejor me voy a otra parte o a lo mejor lo invierto en otro sector”.
Seamos optimistas. Pongámonos en el mejor de los casos: si todo fuera sobre ruedas, si los inversores no se marchan hastiados, ¿cuándo comenzaría a generar el primero de esos parques?
La parte que más va a pesar es el trámite administrativo. Estamos intentando que el procedimiento sea lo más sencillo posible. A mí me gustaría que, antes de que acabe la legislatura, una buena parte de los proyectos en trámite estén construidos.
¿Qué otros planes está elaborando el nuevo gobierno balear?
A partir de este año la licitación pública de suministro eléctrico de la comunidad autónoma se ha condicionado a que sea de origen renovable, certificada. Además, vamos a aumentar cada año nuestra capacidad de generación en 500 kilovatios (kW). Ahora mismo tenemos unos 500 kW de autoconsumo ya instalados, en escuelas y otros edificios públicos. Pues bien, queremos instalar como mínimo otros 500 kW cada año de aquí al final de la legislatura. Y, si hay más capacidad presupuestaria... pues más.
Bien, eso… puertas adentro: autoconsumo en la Administración. Pero, ¿qué pasa con la ciudadanía?
De cara al público, estamos preparando una campaña para combatir ciertas percepciones, erróneas, que, sobre el autoconsumo, parece que han calado entre la ciudadanía. Porque hay gente que cree que está prohibido, o que hay multas, o que es prohibitivo... Queremos demostrar que eso es falso y que, además, en algunos usos, sin necesidad de subvención alguna, el autoconsumo, aun con el impuesto al sol, sale perfectamente a cuenta. Así que estamos preparando una campaña orientativa para explicar que, en determinados supuestos, el autoconsumo sí que sale a cuenta.
Está muy bien informar, pero, ¿qué más?
Sí, estamos trabajando en paralelo para aumentar las deducciones fiscales por este tipo de inversiones, sobre todo en vivienda propia, para incentivar mejoras en la sostenibilidad de la vivienda. Y estamos simplificando trámites administrativos: la idea es unificarlo todo para que haya un único punto de contacto para todo el trámite de registro de instalaciones de autoconsumo. Y hemos eliminado la tasa administrativa para las instalaciones FV de menos de 10 kW.
¿Y qué hacemos con el impuesto al sol?
Confío en que los partidos que ahora son mayoría en el Parlamento, es decir, todos menos el PP, cumplan con lo que dijeron en su momento, y deroguen totalmente ese impuesto. De todas formas, insisto, ahora mismo, tal y como está la legislación en este momento, en determinados supuestos, el autoconsumo sale a cuenta. Sigue saliendo a cuenta.
Aparte de lo susodicho, ¿tiene el nuevo Govern algún proyecto estrella?
Estamos en ello. Nos hemos planteado una Ley de Energías Renovables, en la que estamos trabajando ya, y que queremos sacar adelante con el máximo consenso posible. Porque queremos que sea el instrumento que nos lleve a la descarbonización del sistema energético balear en el horizonte 2050. Nos proponemos elaborar esa ley en un proceso muy abierto, muy participativo, muy público, porque queremos que haya un gran consenso no solo político sino también social en todos los ámbitos. Lo que pretendemos es que esa ley sea una herramienta útil. No queremos que sea un trozo de papel que en cuatro años se pueda derogar.
Pues los ecologistas de Baleares ya se han pronunciado contra los megaparques solares… ¿Qué tiene que decir sobre el particular un director general de Energía… ecologista?
El sector ecologista de Baleares se ha caracterizado por oponerse a grandes urbanizaciones, a grandes hoteles, a grandes infraestructuras… Proyectos que prometían puestos de trabajo y calidad de vida y que han creado más precariedad y un turismo de más baja calidad que el que propician las iniciativas más pequeñas, con más raíces en el territorio. Así que cuando se plantean estas grandes infraestructuras de energías renovables, cuando se piensa en su impacto sobre el territorio, un territorio además muy limitado, como es el insular… pues la primera reacción es en contra.
¿Entonces?
Yo creo que nos estamos olvidando del impacto que producen las no renovables. Estamos intentando proteger ecosistemas a base de no comer más territorio, ¿verdad? Pero es que esos territorios van a sufrir igualmente por culpa del cambio climático, tanto la fauna… como la flora o los paisajes… Bueno, pues lo que yo digo es que prefiero que sufran de una manera entre comillas controlada. Ocupemos pues con esas infraestructuras las zonas más degradadas, que se hagan bien las evaluaciones de impacto ambiental, que se respeten las especies protegidas, que no se le causen daños al ecosistema... Ahora bien, cuando entramos en temas más subjetivos… Como por ejemplo que no me gusta cómo quedan los aerogeneradores en el paisaje, o que no me gusta ver placas solares… Bueno, pues aquí yo entiendo que el derecho a disfrutar de un paisaje es menor que el derecho de disfrutar de una estabilidad del sistema climático a nivel planetario.