En el año 2012, Iberdrola presenta el impuesto al Sol en Genera. Le llaman entonces peaje de respaldo. En el año 2015, el Gobierno Rajoy aprueba el impuesto susodicho y lo plasma en el BOE. Y en octubre de 2018, la recién aterrizada en el Ministerio para la Transición Ecológica Teresa Ribera deroga el impuesto en cuestión. En 2012, todo el mundo decía que el sector ya estaba perfectamente preparado para ofertar autoconsumo. ¿Qué hubiese sucedido si no hubiésemos perdido esos seis años, dónde estaríamos ahora?
El autoconsumo se hubiera ido desarrollando poco a poco. De hecho, lo vimos. Vimos cómo, a pesar del impuesto al Sol, de las barreras psicológicas, de la presión... se fue desarrollando. Si no hubiéramos tenido que enfrentarnos a todas esas barreras, pues fácilmente el autoconsumo estaría ahora como mínimo en el doble de la instalación que tenemos.
Todo el mundo en el sector vende autoconsumo con el discurso de la amortización: haga usted esta inversión, que la va a amortizar en muy poco tiempo y en seguida podrá disfrutar de un ahorro neto. Ahora, con el precio de la luz disparado y disparatado, ¿cómo están esas amortizaciones?
Pues vamos a ver: en el año 2019 hicimos un estudio en el que vimos que el autoconsumidor doméstico amortizaba en 11 años y tenía una tasa interna de retorno [TIR] del 8,8%; el comercial, 7 años, y un TIR del 13,6; y el industrial se movía en una media de en torno a los 5 ó 6 años, y un TIR de en torno al 15 como media, que podía llegar al 20.
El cambio de peajes [marzo de 2021] ha mejorado un poco estos TIRes. Y, a día de hoy, y sin tener en cuenta el efecto del incremento de precio que estamos viviendo estas semanas, la amortización ha bajado a 7 años para el doméstico, 5 para el comercial y una media de entre 2 y 4 años para el industrial; con unas rentabilidades muy buenas para el doméstico: en torno al 12; un 19 para el comercial; y en torno al 30 para el industrial.
Todo esto, sin el efecto incremento de precios. Si nos creemos lo que dice el Gobierno, que esto solo va durar seis meses, y hablo siempre de un TIR a 30 años, estaríamos hablando de que el doméstico se recupera en 6 años, en 4 el comercial, y en 3, más o menos lo mismo que ahora, el industrial. Si, además, a todo esto le añades las subvenciones del Gobierno, que, como mínimo, son de un 30%, se te caen de ahí un año… dos años.
Pregunto: ¿subvenciones sí o no?
Nosotros no las hemos pedido. Siempre hemos dicho que no queremos subvenciones del fondo de recuperación ni para plantas en suelo ni para autoconsumo, salvo que sean subvenciones para promover tecnologías innovadoras: fotovoltaica flotante, almacenamiento, industrialización. Entiendo que las subvenciones que se han aprobado son una forma de ayudar a muchas empresas, de forma capilar, por todo el territorio nacional, pues esa es una virtud -la posibilidad de llegar a todas partes- que tiene el autoconsumo, pero -insisto- no las hemos pedido. Creo que el Gobierno concibe estas ayudas más como un instrumento económico... que energético. También es verdad que, si las cosas se hacen bien… pues adelantaremos el desarrollo varios años. Pero hay que hacerlas bien, porque si no, pueden resultar contraproducentes. Vamos a ver cuándo están operativas las oficinas de gestión de las subvenciones, y después vamos a ver cómo funcionan.
¿Cómo vamos a cerrar 2021?
En tanto llegan las ayudas, las cifras que estamos viendo vienen a duplicar, prácticamente, el mercado del año pasado. Pero ahora las ayudas están teniendo un primer efecto de paralización. Porque sobre todo la industria está esperando a que salgan. Es comprensible. Si tú tienes una fábrica y te van a dar una ayuda del 30% de la inversión... Ahora es clave que las comunidades autónomas, que son las que van a administrar las ayudas, pongan todo esto en marcha cuanto antes. En principio, en lo que se refiere a lo económico, está resuelto el problema administrativo: una buena medida de este programa ha sido dotar de dinero a las comunidades para que contraten personas que gestionen esto. Porque es que estamos hablando de que probablemente se presenten más de 100.000 proyectos y de que se instalen entre 3.000 y 3.500 megavatios. Y todo esto lo que implica es que va a ser necesaria una gran capacidad de gestión.
¿Y cómo lo llevan las comunidades?
Despacio.
O sea, que quizá todo esto se materialice ya en 2022.
Sí, la mayor parte será en el año 22. Sin lugar a dudas.
Bien, parece que el sector puede presumir de cantidad (de proyectos, de megavatios). Pero, ¿y la calidad? Porque estamos hablando de instalaciones que deben funcionar durante 25, 30 años.
Es un tema que nos preocupa mucho, y por eso hemos sacado nuestro sello de calidad para instaladores. Para darle una garantía al consumidor final. Hacemos que los instaladores pasen por cursos de formación y que después pasen por un examen, una evaluación que hace una certificadora independiente: SGS Ceres. Y si aprueban ese examen, pues se les da este certificado de calidad.
¿Cuántas empresas están certificadas?
Una parte relativamente pequeña, porque este es un sector tremendo, de centenares de empresas. Y estamos hablando de una treintena de empresas certificadas. Pero aspiramos a que el consumidor pida esa certificación y a que la gran mayoría de empresas del sector se certifique. Estamos empezando, y sabemos que nos jugamos mucho. Y que no podemos permitirnos errores en esto, no podemos permitirnos que el usuario pierda la confianza por una mala instalación o un mal mantenimiento. Este tema es clave.
• Entrevista incluida en la edición de octubre de la revista de papel Energías Renovables (ER 205)