¿Cuáles son las prioridades del IDAE?
Ayudar al resto del Gobierno, y a la sociedad española, a recuperar el liderazgo en energía, en transición energética. ¿Más en concreto? Pues participando directamente en el sector. Por ejemplo: el IDAE invertía en proyectos energéticos en su época; pues bien, queremos volver a abrir ese capítulo de inversiones para participar en los nuevos retos. Eso, por una parte. Y, por otra, hay un papel muy importante que puede desempeñar el Instituto, y es el de interlocutor. Sí, el IDAE debe asumir su capacidad de liderazgo en materia de interlocución con todos los sectores energéticos, lo que nos permitirá luego informar mejor a la Administración y ayudarla, mejor, a recuperar el liderazgo del que hablaba.
¿En qué proyectos planea invertir el IDAE?
Estamos en la fase de análisis. ¿Qué tenemos claro? Pues que tiene que haber publicidad y concurrencia. Queremos que, desde todas las partes del territorio, y desde todos los sectores, puedan llegar propuestas para invertir.
¿Hay algo ya en perspectiva?
Tenemos una carpeta en la que estamos recogiendo todos los proyectos. No me atrevo aún a concretar más. Pero sí digo que el mensaje es que se abre la ventanilla y que queremos que nos lleguen ideas, propuestas, desde las industrias, desde los municipios...
Sigamos hablando de inversores. ¿Qué horizonte les espera a los varios miles de pequeños productores fotovoltaicos que se han visto afectados por lo que se vino a denominar el hachazo a las renovables?
Es un tema muy complicado, porque existe el riesgo de que la gestión de esa situación pasada nos hipoteque la relación con el sector de cara a futuro. Estamos trabajando internamente con el fin de dar señales claras al sector energético: unas perspectivas, una confianza. Lo que no queremos es repetir errores del pasado. Así que hay que trabajar con cuidado. Y eso estamos haciendo. Es un tema que estamos trabajando mucho a nivel jurídico y técnico, internamente, y que todavía no está definido muy claramente cómo se va a resolver. Ahora mismo solo puedo decir eso: que estamos terminando de trabajarlo, y que no es sencillo.
Cambio de tercio: ¿son los ciclos combinados un mal necesario en la transición energética?
Tenemos claro el dibujo final. Pero no podemos pasar de cero a cien en un segundo. De todo lo que hay ahora mismo… pues no todo, pero casi todo, tendrá que ir cerrando si queremos llegar al dibujo final. Y, dentro de todo lo que hay ahora mismo, los ciclos combinados son la fuente menos contaminante de las térmicas fósiles, una fuente que tiene capacidad de respuesta rápida. Ahora bien, el ciclo combinado va a tener que cerrar. En el Horizonte de 2050, sí, pero va a tener que cerrar. ¿Es necesario nuevo ciclo combinado en esta fase de transición? Yo creo que no podemos enfocar los siguientes 30 años de sistema energético intentando replicar los últimos 50, o los últimos 150 años, de sistema energético. Así que habrá que gestionar lo que hay, y habrá que ir ordenando su cierre, su salida, de forma lógica. El ciclo combinado es la fuente a la que más vida le queda por delante, probablemente, dentro de este dibujo, pero también está en el camino de salida.
Sigo con las fuentes sucias: ¿se puede prescindir de carbón y nuclear a la vez?
[No contesta de inmediato, hace una breve pausa]. A nivel puramente técnico, de garantía del suministro, sí. Pero eso puede tener unas implicaciones: de costes, de transición justa, de impactos laborales y demás. El objetivo es hacer una transición energética en la que no solo tengamos en cuenta la prioridad de las emisiones. Debemos atender también a la garantía del suministro, a los precios de la energía, a los puestos de trabajo... ¿Técnicamente tenemos la capacidad para abastecernos de un sistema 100% renovable? Sí, y es lo más barato. Pero hay que ordenarlo. ¿Se puede prescindir? Sí, y al final se va a acabar prescindiendo. La cosa es el cuándo. ¿Tiene que cerrar todo mañana? Obviamente no. Hay que ver cómo y cuándo. Pero, en un último dibujo final, evidentemente ni la nuclear ni el carbón tienen un papel.
La termosolar se postula como sustituta de las fuentes convencionales de respaldo -o sea, como sustituta del carbón, del gas y del uranio- porque ella también puede generar electricidad a demanda gracias a sus sistemas de almacenamiento de calor [las centrales termosolares almacenan el calor del día en tanques de sales térmicas y lo liberan por la noche para generar con él entonces electricidad]. ¿Qué planes tiene el IDAE para la termosolar?
La termosolar es un ejemplo de tecnología renovable que ya no necesita de papá central térmica para funcionar. Al final todas las tecnologías van a tener que ser capaces de competir no solo en coste sino también en capacidad de gestionabilidad. La tecnología que mejor sea capaz de combinar estos dos elementos -mejor gestionabilidad a menor coste- será la que acabe teniendo mayor penetración. A lo mejor es menos escalable que la fotovoltaica, pero la termosolar tiene sin duda un papel, y una de sus grandes ventajas es que, de forma relativamente sencilla, es capaz de almacenar.
Protermosolar se quejó amargamente, durante años, de que el Gobierno (el anterior), convocaba subastas de potencia renovable que no atendían más que al precio (al coste del megavatio a instalar), y que no tenían para nada en cuenta la gestionabilidad (el Gobierno las llamó subastas “tecnológicamente neutrales”, porque presuntamente no atendían a las diferencias entre tecnologías, sino que las ponían a todas a competir en “igualdad de condiciones”). Y se quejaba Protermosolar de que eólica y fotovoltaica podían ganar en precio, sí, pero siempre necesitarían un respaldo (porque no pueden almacenar). Lo que venía a plantear la patronal del sector termosolar es que fotovoltaica más respaldo (o eólica más respaldo) es más caro que termosolar, y que, habida cuenta de ello, el argumento del precio (ese que planteaba que instalar un megavatio eólico o fotovoltaico es más barato que instalar uno termosolar) quedaba invalidado. ¿Convocará el Gobierno, el actual, subastas “tecnológicamente neutrales”?
La trampa de las subastas tecnológicamente neutrales es que al final nunca son tecnológicamente neutrales. Siempre tienen un sesgo. Y ese sesgo puede estar en una caja negra o puedes ponerlo sobre la mesa y decir "vamos a hacer subastas muy claramente por tecnologías, que cada tecnología compita por separado”. Nosotros somos más favorables a subastas donde, si tú estás diferenciando ya a priori… pues que quede muy claro qué es lo que estás diferenciando. Ahora bien, ¿cuántos megavatios pones de cada tecnología? Pues habrá que hacerlo gradualmente, en función de lo que vaya entrando y saliendo. Un tema que han comentado tanto el director general [Joan Herrera] como el secretario de estado [José Domínguez Abascal] es que a la hora de plantear nuevas subastas (y la idea es hacer una estrategia a medio plazo con subastas predecibles) es que uno de los elementos a tener en cuenta sea la gestionabilidad: o bien subastas específicas para renovables gestionables o bien que un elemento de ponderación de esa subasta sea la gestionabilidad, es decir, abandonar la idea de “la renovable solo vierte y ya está”, e incorporar esas obligaciones de gestionabilidad a la propia subasta.
En todo caso, ¿para cuándo?
Hay un compromiso para convocarlas desde el 19 hasta el 30 y se ha hablado de un mínimo de 3.000 megavatios al año. En todo caso, estamos todavía terminando de diseñarlas. La idea es parecernos lo máximo posible a otros países que están haciendo subastas. De cualquier manera, insisto: el compromiso es empezar esa senda en el 19 y estamos trabajando muy duro para que pueda ser así.
¿Cuál es el modelo de balance neto por el que va a apostar el Gobierno?
En el Real Decreto-ley de octubre tiene un nombre muy largo: “mecanismos de compensación simplificada entre déficits de los autoconsumidores y excedentes”. La idea es compensar; no que yo haga negocio, que sobredimensione y tenga facturas de la luz negativas.
¿Compensar en kilovatios?
Todo está aún por definir, pero la propuesta que hacemos es compensar kilovatios. Probablemente no sea un kilovatio que sale por otro que entra. Igual son tres que salen por uno que entra, o dos por uno. De lo que se trata es de que eso sea un ahorro en tu factura de la luz.
¿Está asesorando el IDAE en materia de recuperación de concesiones hidroeléctricas?
El IDAE tiene centrales hidroeléctricas propias y otras que ha financiado. Y estamos trabajando con el Ministerio en todo el proceso de reflexión: qué papel tiene que jugar la hidráulica (porque tiene una ventaja frente a otras tecnologías renovables, y es que es mucho más gestionable); hasta qué punto se pone esa gestionabilidad al servicio de la integración de renovables; si eso va ligado o no con quién es el propietario, el titular. En todo caso, es importante que se mire de qué manera la hidráulica puede tener, como una de sus principales funciones, la integración de renovables. En cuanto al tema de las concesiones, la idea es, como mínimo, como mínimo [lo repite, no es errata], evitar situaciones de inseguridad allí donde termina una concesión. Y me consta que el Ministerio está trabajando en ello, para regularlo de la manera más óptima.
No hemos tocado las renovables térmicas. ¿Algún mensaje para el sector de la biomasa?
Una parte de la demanda térmica se tendrá que electrificar, pero la biomasa juega un papel fundamental. La biomasa te da una solución a un problema de gestión de lo que sería un residuo, pero que tú puedes convertir en un recurso. Hablo por ejemplo de los excedentes de biomasa forestal o de los restos agrícolas. Y todo eso además tiene su repercusión a nivel de vertebración del territorio, de mantener puestos de trabajo en el ámbito rural, de evitar problemas de despoblación. La biomasa tiene una serie de valores añadidos, más allá de su valor puramente energético, que también hay que tener en cuenta. Me comentaban los compañeros del Ministerio que en debates sobre transición justa también ha salido de forma muy clara que la biomasa parece que puede desempeñar un papel clave en aquellas comunidades en las que hasta ahora la clave era el carbón (u otras tecnologías). Sí, la biomasa es clave para mantener actividad o recuperar actividad en esos entornos.
Más concretamente, ¿proyecta el IDAE subvencionar por ejemplo la adquisición de estufas o calderas de biomasa?
Justamente ahora estamos estudiándolo. Tenemos un presupuesto procedente de fondos Feder, fondos que hasta ahora se han ejecutado más en la parte de eficiencia energética y no tanto en la parte de renovables, y precisamente estamos ahora definiendo cuáles son las líneas a las que tendríamos que destinarlo. Tiene que haber una parte para renovables eléctricas, pero también una parte para renovables térmicas. Habrá que ver también si tiene sentido que entremos nosotros allí donde están trabajando las comunidades autónomas o, por el contrario, tiene más sentido que vayamos a proyectos… quizá más grandes, donde las comunidades autónomas no pueden llegar. Estamos analizando todo eso: tanto el presupuesto como todo lo demás.
¿Qué pregunta debería haber hecho… y no he hecho?
[Groizard se ríe un instante para apuntar, muy directo, a continuación]. Un tema controvertido y que solo voy a plantear: fiscalidad. Es uno de esos temas que se politizan artificialmente mucho, además. La fiscalidad es una herramienta fundamental para mandar señales en el sentido correcto. Y es algo que tenemos que abordar. De hecho, Bruselas nos toca la puerta a España muchas veces diciendo “tenéis menos fiscalidad ambiental que otros países”. Yo creo que, sin elevar el nivel de impuestos que se pagan en general –vaya eso por delante-, pero penalizando más lo que más contamina y menos lo que menos contamina… pues creo que podemos lograr un sistema más justo para todo el mundo, y que además ayude a la gente.
En España teníamos el impuesto al Sol, como un ejemplo muy perverso, y lo hemos derogado, de acuerdo, pero es que eso era de Perogrullo, y somos conscientes de que todavía queda mucho por hacer. Tenemos desgravaciones fiscales por mil historias, y habría que intentar enfocar eso de la mejor manera. Pero, insisto, sin politizar ese debate artificialmente. Lo que hace falta es un debate sensato. Sí, esa sería otra de las prioridades.