La Asociación de Empresas de Energías Renovables (APPA) fue fundada en 1987, o sea, que acaba de cumplir 30 años. ¿Dónde estaba José Miguel Villarig en esa fecha?
Yo ya trabajaba en el Grupo Samca, en el que continúo. En realidad he desarrollado toda mi vida profesional en él. En aquel momento yo gerenciaba en Salamanca las inversiones del Grupo en el sector de la minería metálica. Éramos productores de mineral: de estaño, de wolframio, de tántalo y de niobio. Aquella etapa fue feliz, me casé en Salamanca, allí nacieron mis hijos.
Ha pasado mucho tiempo desde entonces. Villarig se convierte en presidente de Molinos del Ebro en 1995, tiempo de pioneros de la eólica española; llegan después Molinos del Jalón y Renovables Samca; y, algunos centenares de megavatios de potencia después [el Grupo cuenta actualmente con 350 megas de potencia instalada y en operación], allá por el año 2012, el pionero de la eólica que empezó en la mina es elegido presidente de APPA, la Asociación de Empresas de Energías Renovables. ¿Cuáles han sido los tres grandes hitos –tres, por ejemplo- de la historia de estos treinta años?
Bueno, para empezar, un poquito antes de 1987, antes de que naciera APPA, me parece importante destacar la Ley 82 de 1980 sobre Conservación de Energía, que fomentó la minihidráulica y supuso un primer empujón para el sector [los fundadores de APPA fueron precisamente cinco “minicentraleros”]. Una vez dentro de la horquilla 1987-2017, yo destacaría sobre todo la Ley 54 de 1997, que apostaba en España por todas las energías renovables y que fue pionera en toda Europa. Recordemos que aquella Ley fijaba como objetivo que las fuentes de energía renovable cubriesen un 12% de la demanda total de España para el año 2010.
El segundo gran hito, por seguir con lo legislativo, lo constituye la actual Directiva europea de Energías Renovables, de 2009, que fija como objetivo una cuota del 20% de energía procedente de fuentes renovables en el consumo final bruto de energía de la UE en 2020. Pero, además, yo destacaría también, a la hora de hablar de hitos, algo en lo que España fue pionera como país. Me refiero a cómo fuimos capaces de… acordar o admitir las exigencias que nos ponían Red Eléctrica de España y el Ministerio para seguir incrementando la penetración de renovables.
¿Exigencias?
Sí, con ocho mil megavatios eólicos instalados [año 2004] hubo gente que vino a decir que ya no cabía más potencia en el sistema. En aquel marco, Red Eléctrica de España y el Ministerio establecieron una serie de exigencias –sobre predicción de recurso y producción, reactiva, huecos de tensión, el establecimiento de centros de control- que nos obligó a afinar muchísimo la tecnología. Y, al final, el cumplimiento de todas esas exigencias, que eran razonables, nos permitió dar un gran salto en la integración de potencia renovable en el sistema. Hemos sido modelo a escala mundial, y el Centro de Control de Energías Renovables que tiene Red Eléctrica de España es hoy visitado por gente de todo el mundo. Ese es un hito Marca España en la historia de la eólica mundial. Y yo creo que eso tenemos que resaltarlo.
¿Cuál ha sido el mayor acierto de APPA a lo largo de estos treinta años?
Probablemente la reivindicación de un discurso renovable global, que destaca la complementariedad de todas las tecnologías a las que representamos. Además, hemos intentado defender e impulsar este sector siempre desde la moderación, tratando de evitar, siempre –insisto-, sesgos partidistas. Y hemos apostado, también siempre, por la visión a largo plazo y los consensos amplios, algo a lo que nos obligamos habida cuenta de nuestra condición de asociación multitecnológica, y seguramente también por nuestra vocación: queremos ser el paraguas de todas las tecnologías. Sí, reivindicar ese mensaje de globalidad, que destaca la complementariedad entre tecnologías renovables… Quizá ese sea nuestro mayor acierto.
¿Y el peor error... o la derrota más amarga?
El no haber sabido neutralizar la atomización del sector, el no haber sido capaces de mantener una mayor unidad de interlocución. Y hay que reconocer que ahí tenemos nuestra parte de responsabilidad, pero desde luego no toda.
¿Cuáles son las líneas maestras del discurso de APPA en materia de crítica a la política energética española?
La improvisación y la falta de planificación. Ese es el mayor error de la política energética española desde hace años: la continua improvisación, políticas de acelerón y frenazo. Esto es nefasto: para las empresas, para los trabajadores y para el sector en general.
La planificación es imprescindible. Flexible y revisable, porque las cosas cambian, pero imprescindible. Estamos padeciendo demasiadas enmiendas a la totalidad: demasiada regulación, demasiados papeles. Falta reflexión.
Esa es un poco nuestra lectura, la lectura de APPA. Yo creo que el Gobierno debe planificar de un modo coherente y, a ser posible, con acuerdos amplios. Ello nos quitaría de en medio todas estas incertidumbres.
Mariano Rajoy fue investido presidente del Gobierno en diciembre de 2011. José Miguel Villarig fue elegido presidente de APPA seis meses después. ¿Cómo ha sido la relación que ha mantenido APPA con el Gobierno durante estos seis años?
Vamos a ver… Con el anterior secretario de Estado [Alberto Nadal], la relación no era fácil. Cierto es que hubo un primer momento en el que sí escuchaba nuestros planteamientos, pero, luego, el Gobierno fue ya más a su aire. En todo caso, a finales de 2011, es cierto que el déficit es bestial: 27.000 millones de euros, deuda que al parecer nosotros, los consumidores, tenemos con el sistema eléctrico, ¿no?
Bueno, pues yo digo que este planteamiento no se ha dado nunca en ningún lugar del mundo. Entiendo que haya deuda, pero no comparto esa escenificación de que el consumidor le debe al sistema no sé cuántos miles de millones de euros. El sistema estaba quebrado, y nosotros entendíamos que había que tomar medidas. APPA le transmitió al Gobierno su opinión, pero creo que el Gobierno no profundizó lo suficiente en el problema como para conocer cuáles eran verdaderamente sus causas.
¿Y cuáles eran las causas del déficit?
Pues, en última instancia, las causas eran que el Gobierno había reconocido unos costes [en el sistema eléctrico] y había decidido no repercutirlos en el consumidor.
[Grosso modo: (1) el Ejecutivo Aznar cambia en 1997 la legislación del sector; (2) el cambio afecta a las empresas eléctricas, que aseguran que van a perder ciertas inversiones y/o ingresos como consecuencia de ese cambio regulatorio; y (3) el Gobierno reconoce –decide reconocer- una deuda, algo así como una indemnización, a ciertas empresas. Reconoce (un coste, deuda o indemnización, elija el lector), pero no repercute ese coste en la factura, sino que lo va acumulando como deuda. Aparte del reconocimiento de ese coste (esa deuda), hay otros reconocimientos de otros costes (otras deudas) que se han ido acumulando junto al anterior hasta alcanzar esos 27.000 millones de euros. Sobre el particular es muy interesante el informe «El coste real de la energía. Estudio de los pagos ilegítimos al sector eléctrico español 1998-2013», del Observatorio de la Deuda en la Globalización].
Pues el Gobierno dijo en 2011 que la culpa del déficit la tenían las renovables…
El Gobierno hizo una reforma para acabar con el déficit –ese dijo que era su objetivo- y las energías renovables han sido las grandes damnificadas de esa reforma, el chivo expiatorio. ¿Había que hacer ajustes en 2011? Pues seguramente. Pero es que nosotros no somos los causantes del déficit de tarifa. Eso lo hemos demostrado ya un montón de veces en nuestros Estudios sobre el Impacto Macroeconómico de las Energías Renovables en España [el balance que publica APPA sobre la actividad que desarrolla el sector cada año].
En 2005, por ejemplo, el déficit de tarifa superó los 4.000 millones de euros [M€]. Pues bien, ese año, todas las primas de todas las tecnologías renovables no llegaron siquiera a los 800 millones. ¿Quién causó pues el déficit? En 2008, el déficit supera los 6.300 millones de euros, y ese año las primas no llegan ni a los 2.500. Si realmente había que aplicar ajustes… pues habría que haber tenido en cuenta por ejemplo aquellas tecnologías que ya estaban amortizadas, tecnologías que ya llevaban 20 ó 25 años trabajando [en alusión a la hidráulica y la nuclear].
Entonces, ¿quiénes son los responsables del déficit?
El precio de la energía tiene demasiados sumandos que no tienen nada que ver con el coste de la energía. Ese precio incluye políticas sociales –como el bono social [ayudas para quienes no pueden pagar la factura]-, políticas industriales –como la interrumpibilidad [ayudas a industrias con gran consumo de electricidad]-, políticas de vertebración del territorio, como las ayudas extrapeninsulares, que han llegado a alcanzar los 1.800 millones de euros en un año para Baleares, Canarias, Ceuta y Melilla.
[Estas ayudas han sido diseñadas para que los ciudadanos de aquellos territorios paguen su electricidad al mismo precio que en la península; en los territorios aislados, el coste de generar electricidad es mucho más elevado, por motivos técnicos y logísticos, que en territorios más amplios, interconectados y/o accesibles].
Nosotros desde luego no nos oponemos a la vertebración territorial, como no nos oponemos, ni mucho menos, a las políticas sociales. Pero… claro… meter esto en el recibo de la luz es un modo de confundir a la opinión pública. Y la consecuencia de meter todo eso en el recibo es, además, que al final ese recibo sale alto, muy alto, y luego voy y no lo repercuto, y luego me fijo en uno de los componentes de ese recibo –las energías renovables- y ya tengo un chivo expiatorio.
Desde APPA llevamos mucho tiempo repitiendo que hay que barrer de los costes del sistema aquello que no tiene nada que ver, porque si no estamos confundiendo a la opinión pública. Ahora mismo en el recibo de la luz, solo el 35% del total es coste eléctrico. Lo demás son todas estas cosas y otras, como la fiscalidad: tenemos un impuesto a la producción eléctrica, directamente, del 7%; otros por compensaciones a las comunidades autónomas, casi un 5%; y, por fin, el 21% de IVA.
El Gobierno Rajoy, tras un quinquenio de parón, ha abierto la espita de las subastas, y más de ocho mil megavatios han sido adjudicados en los últimos meses: 200 de biomasa, 3.909 fotovoltaicos y 4.500 eólicos. ¿Qué opina APPA de cómo se han hecho las subastas?
Pues se han hecho sin una planificación. Impresentable. Se ha ignorado a algunas tecnologías renovables; se ha ignorado así la complementariedad que hay entre ellas. Se ha ignorado la madurez de los proyectos, lo cual es otro ítem capital. Y claro, adjudicar las subastas en base a un aval financiero, sin saber dónde vas a ubicar tu parque eólico, cómo lo vas a desarrollar… pues va a dar muchos problemas. Además, haber sacado una potencia tan tremenda de golpe… pues vamos a pasar de la nada a experimentar una cierta indigestión. Y a encarecer costes, claro.
¿Y por qué se van a encarecer costes?
Tenemos más de 4.000 megavatios a instalar en dos años. Y todos van a necesitar a la vez de una grúa o de una empresa que les suministre hormigón. La demanda incrementa el precio. El plazo además es muy corto. Y los promotores ponen a los vendedores de máquinas infinidad de condiciones, porque no quieren correr el riesgo de perder los avales. ¿Y qué es lo que va a pasar, aparte de que pagaremos un sobreprecio? Pues que las máquinas a instalar, muchas, vendrán del exterior, porque la capacidad de producción aquí es limitada, y no va a crecer en un plazo tan corto. ¿Y dónde van a fabricar esas máquinas? Pues no lo sé.
¿Cómo debía haberse hecho?
Vuelvo a lo mismo: planifica, dime qué vas a hacer de aquí a 2020, al 30, al 50. Hubiese sido mucho mejor para todos que a esa misma cantidad de potencia adjudicada no se le hubiese puesto como plazo el 31 de diciembre del 19, fecha en que tienes que estar conectado porque, si entonces no lo estás, pues pierdes los avales, avales de 60.000 euros por megavatio… ¿Qué habría pasado si planteas que esto se instala en los próximos cuatro o cinco años? Pues que das estabilidad al sector, das certeza a los desarrollos, afianzas la industria. Y, así, abaratas. También habría que haberse preguntado dónde se van a instalar los megavatios. Porque no es lo mismo instalar el 40% de la potencia en una comunidad autónoma que repartir la potencia entre varias comunidades que tienen proyectos maduros y parques perfectamente válidos. Hubiese sido mejor premiar la madurez de proyectos. Tenemos algunos promotores que llevan seis años madurando sus proyectos, es decir, que ya han hecho todo tipo de tramitaciones… y en la subasta eso no vale para nada. En la subasta prima solo el precio –el precio y si tienes un aval- y da igual dónde quieras montar tu proyecto, da igual qué quieras montar… Esto no es serio. Acabo como empecé: necesitamos planificación.
¿Estarán todos esos megavatios instalados en tiempo y forma?
Yo creo que la gente que ha ido a una subasta y está arriesgando 60.000 euros por megavatio… pues digo yo que su intención será hacerlo. Pero… al no haberse priorizado aquellos proyectos que sí están muy maduros, al encontrarte con proyectos que, en el momento de resultar adjudicatarios, no sabían dónde iban a ir… Porque la subasta ha adjudicado potencia, no proyectos concretos… Imagino la presión para tramitar esto en tiempo y forma, en las administraciones que les toque, y lo que supone a nivel de productores, y a nivel de hormigonados, de grúas… Es hacer todo a matacaballo para luego…
Tres preguntas genéricas para acabar. Una: ¿hacen falta interconexiones en una península de 56 millones de habitantes… o no hacen falta?
El tener un mercado único de la energía es un objetivo europeo. Y para ello es necesario mallar el territorio y, por supuesto, son necesarias las interconexiones. Pero nosotros venimos manifestando a nuestro Ministerio que, siendo necesario, debemos hacerlo de un modo inteligente. Y sin improvisar. Y yo diría que lo primero es estar en igual de condiciones que los demás, o sea, que lo primero sería armonizar la fiscalidad, que hoy nos penaliza un 7% respecto a los vecinos europeos [el impuesto a la generación eléctrica]. Un eólico español, por ejemplo, es un 7% más caro que un francés. ¿Es eso justo? También deberíamos pensar en que se favorezca la exportación de renovables, sector en el que tenemos que ser ambiciosos, por nuestros privilegiados recursos naturales. Y, a partir de ellos, deberíamos aprovechar para industrializarnos en este sector, generando empleo fijo y de calidad. Si no potenciamos la exportación renovable… estaremos fallando. Porque comprar gas para exportar kilovatios de gas…
Dos: ¿cómo podrían evitarse esas continuas subidas del precio de la electricidad a las que parecemos condenados?
Habrá que seguir favoreciendo las renovables, que está claro que son depresoras del precio del mercado; y luego habrá que apostar por la electrificación del transporte y la gestión de la demanda, que podrían ayudar a aplanar la curva de demanda. Cuando aparezca el almacenamiento -y hablo de batería y coche eléctrico- también vamos a notar un alivio. Y también se abrirán unas posibilidades tremendas de lanzar renovables. Esto no va a suceder de hoy para mañana, pero, en los próximos diez o quince años, eso va a ser lo que va a revolucionar las renovables. De todos modos, insisto, solo un 35% de la factura es coste de energía. Lo demás son los impuestos, y los costes que están en el sistema. Para evitar futuras subidas… limpiemos el recibo de aquello que no tiene que ver estrictamente con lo eléctrico.
Y tres: ¿cuándo será España –el sistema eléctrico nacional- 100% renovable?
La transición, desde un mix robusto y diversificado como el que tenemos a uno más descarbonizado debe hacerse ordenadamente. Y definir claramente quién debe salir para que entre la potencia que no sea contaminante. Esa sería la premisa número uno. Para mí lo importante es tener una planificación que marque esa senda. Y, una vez más, huir de ocurrencias. A mí me gustaría saber qué senda se plantea para 2020, 2030 y 2050. Y aquí recalcaría que lo importante es hacerlo bien: aprovechar este reto para desarrollar industria en este sector nuestro de las renovables, en el que somos privilegiados en recursos y líderes en tecnología. Podemos asentar una industria tremenda sobre esos enormes recursos; una industria boyante, con un futuro espléndido por delante, y que maneja un producto bueno, el kilovatio hora. Desde luego, no debemos nunca perder el horizonte: hay que ser competitivos económica y medioambientalmente. Y trabajar en el largo plazo. ¿Cuándo seremos 100% renovables? Pues habrá que ir viendo. Hay que tener siempre en cuenta que los costes son los costes, y que todo lo que hagamos en renovables nos va a ayudar a reducir dependencia energética, que es, sin duda, el gran castigo que tenemos.
Bajo estas líneas, de izquierda a derecha, Rafael Mateo, presidente ejecutivo de Acciona Energía; José Miguel Villarig; José López-Tafall, presidente de la Asociación Empresarial Eólica entre los años 2013 y 2015; y Santiago Gómez, presidente de la sección Eólica de APPA, en la cena del 30º Aniversario de la fundación de la Asociación de Empresas de Energías Renovables.
Una a una, todas las tecnologías
Le pido un par de frases para cada tecnología, porque no hay más espacio sobre el papel [esta entrevista apareció en la edición de noviembre de ER], y esto es lo que me cuenta Villarig, el presidente de la patronal del gremio renovable.
Geotermia
España cuenta con recurso –geotermia de alta entalpía- fundamentalmente en las islas, y por eso habría que apostar allí por él. La geotermia de baja entalpía tiene sin embargo mucho más recorrido. Y será clave para conseguir los objetivos de la Directiva de Eficiencia Energética en Edificios y en los futuros edificios de consumo casi nulo.
Fotovoltaica
Las mejoras tecnológicas y el abaratamiento de sus costes la han convertido en una tecnología competitiva. La energía solar fotovoltaica (FV) está llamada, junto a la eólica, a liderar la implantación de potencia renovable. Porque –insisto-, hoy es competitiva en el mercado eléctrico, tanto en España como a nivel mundial.
Minieólica
Aún precisa de ayudas (a la I+D, por ejemplo) para que los procesos se industrialicen, se automaticen, y, de esta forma, reduzca drásticamente su coste. Hibrida perfectamente con la FV. En ese sentido, su despegue puede venir de la mano del autoconsumo. Si a ello le añadimos también el abaratamiento de las baterías… creo que daremos un salto importante.
Biomasa
La biomasa va a servir para sustituir potencia fósil y nuclear. Porque, en la transición energética que vamos a vivir, la aportación de potencia firme y gestionable –y eso lo da la biomasa- será clave. Por eso hay que fomentar su expansión desde ya. Lo que no puede ocurrir es que hagamos subastas solo pensando en el coste de generación del kilovatio hora [se adjudica la potencia al más barato] y no en las cualidades de cada tecnología: la biomasa aporta potencia firme y eso no puede hacerlo todo el mundo.
Biocarburantes
Nuestra industria, que ha llevado a cabo importantes inversiones, necesita de mayor protección respecto a importaciones masivas de materias primas no elaboradas, importaciones que nos están poniendo contras las cuerdas demasiadas veces y que, en más de una ocasión, lamentablemente, nos han conducido al cierre.
Minihidráulica
La reforma eléctrica de 2013 estableció que las minihidráulicas debían generar un mínimo de electricidad por año so pena de multa. El texto de la norma podría haber incluido un “excepto si cursa causa mayor”, pero no lo hizo. Ahora la sequía –causa mayor- no solo va a impedir a estas instalaciones alcanzar ese mínimo, sino que, además, podría desencadenar toda una ola de multas. APPA pide al Gobierno sensibilidad.
Eólica
Se ha desarrollado de modo ejemplar y hoy es competitiva. Además, somos un país con un potencial tremendo, pero no lo estamos haciendo bien. Las subastas no han tenido en cuenta la madurez de los proyectos. Ha primado el precio y el aval. Y esto no es serio. Todo lo contrario: es un desarrollo mal hecho, que al final va a salir caro.
Termosolar
Otra tecnología que nos permite disponer de potencia firme, con un grado de gestionabilidad alto, y que, con la hibridación con biomasa, puede ser un aliado para otras fuentes renovables. El descenso de costes que ha conseguido hace prever un futuro interesante, en el que además estamos bien situados, pues somos líderes tecnológicos, no por lo hecho estos últimos años, sino porque llevamos veintitantos años trabajando en la Plataforma Solar de Almería. [La PSA pasa por ser uno de los centros de I+D en termosolar más importantes del mundo].
Energías marinas
España tiene varios centros de ensayo de dispositivos marinos que nos convierten en referente europeo. Hemos desarrollado una importante labor de I+D+i. Y estamos ganando posiciones. El presidente de la sección de Energías Marinas de APPA, Francisco García, acaba de integrarse en la Junta Directiva de Ocean Energy Europe, la asociación europea de energías oceánicas.