– ¿Cómo surgió la idea de La Oficina de Javier García Breva?
En 2009 se aprobó la primera directiva europea de energías renovables que ya anunciaba el autoconsumo, la prioridad de las renovables y la generación distribuida como señas de identidad de un nuevo modelo energético. En las reuniones para explicar las oportunidades que abría la directiva me llegó el mensaje de un empresario que expresó con sinceridad que no les hablara más de las directivas porque su único interés era cómo ganar dinero. El ambiente contra las renovables que dejó el gobierno de Zapatero creó en la opinión pública una desconfianza sobre las energías limpias que exigía una respuesta. En 2010 un grupo de grandes amigos constituimos la Fundación Renovables para luchar contra ese estado de opinión, partiendo de una nueva visión de la energía como bien básico y universal. En 2012 se crea la Oficina de Javier García Breva como vehículo de comunicación sobre los nuevos modelos de negocio de las renovables y la eficiencia energética.
La Oficina nació por la necesidad de desarrollar un análisis estratégico, a largo plazo, para un cambio de modelo energético apoyado en los principios que comenzaban a desarrollarse en las directivas europeas, que nada tenían que ver con el concepto especulativo, cortoplacista y economicista de la energía, dominante en la política energética y en las empresas. Esta visión estratégica de la energía la concibo como un problema existencial del planeta. La interdependencia de la energía con la actividad humana es tan intensa que no se puede excluir de la ordenación del territorio ni de la planificación de los sectores difusos porque es ahí donde el derroche del consumo energético de combustibles fósiles se ha incentivado hasta tal punto que es el origen de muchos de los problemas actuales y del récord de concentración de emisiones.
– ¿Y cómo han conseguido difundir esa visión estratégica de la energía?
En primer lugar, se ha desarrollado un análisis a largo plazo de la energía en cinco dimensiones: (i) los impactos en la economía, como la demanda, la dependencia energética, las emisiones, la soberanía energética, la protección del consumidor, la geopolítica o la pobreza energética; (ii) el conocimiento, la tecnología y la innovación energéticas, a través de la maduración de las tecnologías limpias que inciden en la gestión y reducción de la demanda, como el edificio de consumo nulo, el vehículo eléctrico, el almacenamiento, las aplicaciones inteligentes, las comunidades energéticas y la microgeneración renovable, la agregación o la integración de los recursos energéticos distribuidos en el sistema eléctrico; (iii) la evolución del cambio climático y la protección de la biodiversidad; (iv) la regulación nacional y europea; (v) y la información energética.
En segundo lugar, se ordena la información interrelacionando todos los elementos para identificar las tendencias energéticas a medio y largo plazo y los modelos de negocio con un criterio que toma las normas europeas como referencia.
En tercer lugar, se transforman las tendencias energéticas en contenidos pedagógicos a través de artículos e informes que se publican en la web y en distintos medios, como Energías Renovables. En cuarto lugar, la difusión mediante la organización y participación en eventos, así como el asesoramiento a entidades interesadas en esta visión estratégica de la energía, que no abunda ni en las empresas ni en las instituciones.
– El Parlamento Europeo acaba de votar a favor de considerar el gas y la nuclear como energías verdes. ¿Qué le parece la decisión? ¿Cómo puede afectar a las ideas que subyacen en las directivas europeas de renovables y eficiencia energía?
La taxonomía sobre inversiones sostenibles que convierte en verdes al gas y la nuclear se aprobó por la Comisión Europea en 2020. Ahora el Parlamento Europeo la ha ratificado como si la agresión rusa a Ucrania no se hubiera producido y, aún peor, coincidiendo con un Consejo Europeo de Medio Ambiente que ha elevado los objetivos de renovables, eficiencia energética y emisiones de 2030 para conseguir la neutralidad climática en 2050 a través del paquete “Fit for55”.
No solo es una incoherencia que revela la hipocresía climática de las instituciones europeas, sino un acto de prevaricación de la Comisión y el Parlamento europeos que han incumplido a sabiendas las directivas y reglamentos que ellos mismos aprobaron.
Hay motivos para plantear una demanda ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea contra la taxonomía. No se puede pedir a la vez la neutralidad climática e incentivar el gas y el metano; firmar el Acuerdo de París y declarar la emergencia climática con el gas como energía de transición; prohibir la financiación de infraestructuras gasistas y etiquetarlas como verdes para que se puedan financiar con fondos europeos; acelerar los objetivos climáticos y retrasarlos subvencionando tecnologías insostenibles; proteger a los consumidores y mantener que el gas fije los precios de la electricidad; defender la soberanía de Ucrania financiando a Putin.
Geopolíticamente es incongruente porque sustituir el gas ruso con más importaciones y más infraestructuras gasistas agravará la crisis energética y económica de Europa que tiene su origen en la dependencia energética y el insuficiente esfuerzo climático.
Ursula von der leyen y Kadri Simson, presidenta y comisaria de energía de la Comisión respectivamente, han obedecido a los intereses gasistas de Alemania y a los intereses de la industria nuclear de Francia. El eje franco-alemán ha demostrado a qué intereses sirve: los de los monopolios energéticos de sus países. Ángela Merkel ha dejado en herencia la dependencia de Alemania del gas ruso que se iba a duplicar con el gasoducto Nord Stream II. Francia ha de rescatar su sector nuclear de la quiebra de AREVA por defectos de fabricación en sus reactores; por eso ha nacionalizado EDF.
En España el gas es un sector rescatado por los consumidores a través de los pagos por capacidad, los CTC y los peajes que cubren todos los déficits del sistema gasista sin ningún control. Hacer, como propone el Gobierno, más gasoductos y regasificadoras sin análisis previo de demanda conducirá a una nueva sobrecapacidad, déficits y elevados precios que pagarán los consumidores.
La actual crisis energética va a suponer el fin de la era del gas que será sustituido por el almacenamiento y el hidrógeno renovable. La Comisión Europea y España harían bien en acabar con las inversiones gasistas y el hidrógeno que no sea de origen cien por cien renovable y apostar por una industria europea de almacenamiento y renovables.
África Orenga y Javier García Breva, creadores de La Oficina de Javier García Breva
– La invasión de Ucrania ha puesto patas arriba los cimientos energéticos de Occidente. ¿Con qué consecuencias? ¿Cómo nos afectará?
La invasión de Ucrania ha iniciado un cambio geopolítico global que nadie sabe cómo terminará. En una reciente entrevista, el presidente de JP Morgan, Jamie Dimon, ha rescatado el discurso contra la transición energética y la neutralidad climática. Para el primer banquero del mundo no hay alternativa a las renovables, “pero…la mejor transición es remplazar el carbón por el gas”. En España se reiteran estos días los bulos contra la eólica y seguirán contra la fotovoltaica. Es necesario combatir este retroceso de la transición energética basado en las mentiras de los monopolios energéticos y sus medios que convierten lo más barato en lo más caro y viceversa.
La dependencia energética de Europa ha alimentado la ambición de Putin. Eliminar la dependencia de los combustibles fósiles debería ser la primera política energética; por el contrario, Europa ha entendido esta crisis como una crisis de suministro y estamos cayendo en otra trampa cruel para el consumidor, como es la dependencia de EEUU. Esta crisis energética hay que entenderla como una crisis de modelo energético y aspectos como la dependencia, la eficiencia, el cambio tecnológico y el papel del consumidor activo son los que hay que abordar para enfrentarse a las amenazas de la inflación y no si el gas lo importamos de otros países. De lo contrario, la energía fósil seguirá siendo el combustible de más guerras.
La política y la economía de Europa deben salir de la insignificancia global con una nueva regulación energética y tecnológica y una visión más coherente de los compromisos climáticos para recuperar el liderazgo perdido.
– La inestabilidad que lo invade todo en los últimos meses ha exigido la toma de decisiones urgentes en política energética. ¿Qué opinión le merece la excepción ibérica para limitar el precio del gas?
El Gobierno de España trasladó en 2021 a la Comisión Europea la propuesta de poner topes al gas en los precios de la luz, modificar el mercado mayorista y limitar los beneficios extraordinarios de las eléctricas. La vicepresidenta Teresa Ribera rompió el tabú que los reguladores europeos y nacionales se habían negado a romper en décadas. Era una propuesta para proteger a los consumidores del efecto inflacionista del “pool” y avanzar en la transición energética. El Consejo Europeo de marzo la aprobó en su totalidad provocando el silencio de la oposición política y de las eléctricas y petroleras que habían acudido a Bruselas para influir contra la petición española.
Úrsula von der leyen y Kadri Simson fallaron a los consumidores. Si la Comisión Europea no hubiera tardado más de seis meses en considerar las peticiones de Teresa Ribera el control de la inflación hubiera sido más eficaz y menor el perjuicio a los consumidores. La resistencia de los países del norte, como Alemania o Países Bajos, a reformar el mercado mayorista ha hecho mucho daño a la economía europea y la oposición de los reguladores europeos a modificar las reglas del “pool” eléctrico demuestra el poder de los monopolios nacionales.
El Consejo Europeo de marzo pidió a la Comisión un informe sobre la modificación del mercado mayorista para el mes de mayo y aún se hace esperar. Acabar con la actual metodología del “pool” eléctrico es fundamental para la transición energética. El exministro J. M. Soria, en una entrevista de 2012 aseguró que reformaría todo el sistema eléctrico excepto el mercado mayorista. El vaciado de los embalses o la reciente solicitud de juicio de la Fiscalía Anticorrupción contra Iberdrola Generación por el “artificio” en 2013 para aumentar el precio de la energía y perjudicar a los consumidores son señales que indican que el mercado mayorista no funciona, como ha acabado por reconocer Von der leyen. El “pool” es un negocio especulativo que solo beneficia a los socios que participan en él, bancos, eléctricas y petroleras, como activistas principales de la inflación. Sin modificar la metodología de conformación de precios del mercado mayorista no habrá energía barata ni control de precios; y son los factores que están alimentando una nueva crisis económica.
– Hablando de política energética, usted que ha ocupado un escaño en el Congreso de los Diputados y que ha sido director del IDAE, ¿se hace política energética en nuestro país? ¿se hacía antes?
En 2009 el exministro Miguel Sebastián definió en un real decreto a las renovables como un grave riesgo a corto plazo para el sistema eléctrico por razones técnicas y económicas e inauguró la contrarreforma que paralizó las renovables durante una década. Cuando en 2010, el entonces presidente de APPA, José María González Vélez, le presentó el primer informe sobre el impacto macroeconómico de las renovables en España, el exministro no dudó en afirmar, sin abrirlo ni leerlo, que todo lo que ahí se decía era mentira. En 2010 aplicó la retroactividad a la retribución de las instalaciones fotovoltaicas y cuando acudimos al portavoz del PP, Álvaro Nadal, para pedirle su apoyo nos manifestó que solo lo haría si el apoyo a la fotovoltaica contribuía a derribar al gobierno del PSOE.
Se ha tendido a instrumentalizar con prejuicios la política energética según los intereses de cada partido político o de las empresas que podían llegar al oído del ministro. Es la situación perfecta para los lobbies; sobre todo en un sector que tiene garantizados cada mes de enero en el BOE los ingresos de todo el año por la orden de tarifas y, además, todos los déficits del sistema se cargan automáticamente a los peajes. Es un ejemplo de libro de capitalismo concesional, perfectamente descrito en los decretos sobre el almacén de gas Castor.
Para que este esquema se mantenga es necesario que el mercado mayorista permanezca como está porque el modelo energético centralizado necesita precios altos de la energía, dependencia energética, crecimientos del consumo y de la generación centralizada, incluso renovable. La generación distribuida, las renovables a pequeña escala y la eficiencia energética son tan buen discurso como buen florero.
Todo esto es a lo que se ha enfrentado Teresa Ribera con su propuesta ante la Comisión Europea. Ha roto tabúes, pero el retraso en la trasposición de las directivas del “paquete de invierno”, los raquíticos objetivos de reducción de emisiones y los escasos avances de la transición energética en los sectores difusos indican que lo mismo que se avanza se retrocede.
– ¿Qué capacidad tienen en España las grandes empresas energéticas para influir en la toma de decisiones políticas que les afectan?
Un mercado sin competencia eleva los precios. Con un mercado eléctrico monopolizado por muy pocas empresas es imposible controlar sus impactos, como la inflación, el déficit comercial, las emisiones o la protección de los consumidores. Por el contrario, con la generación distribuida la competencia podría abrirse a millones de consumidores activos al incorporar al sistema los recursos energéticos desde el lado de la demanda y abaratar la energía.
La posición de dominio de las eléctricas es excesiva, los controles inexistentes y una jurisprudencia reacia a aplicar las directivas europeas. Al consumidor cautivo hay que sumar la falta de reguladores independientes que lleven la trasparencia a los mercados y una visión economicista de la energía, más interesada en el corto plazo y la buena salud de las grandes empresas por intereses electorales. Cuando no es así, como ha ocurrido con el tope al gas y los beneficios caídos del cielo, presionan en los medios y en las instituciones europeas contra el gobierno de su país. Hay empresas que tienen el poder de cambiar gobiernos. En el “pool” se encuentran todas y en eso están.
– ¿Qué opinión le merece el trasvase continuo de cargos políticos de distinto signo a los consejos de administración de eléctricas y petroleras?
Todos los gobiernos han consentido estas prácticas. Debería haberse regulado en la Ley 3/2013 de la CNMC, de Luis de Guindos, pero es una ley tan mala que ni siquiera ha sido derogada porque interesa a los gobiernos una salida que, como las embajadas, REE o Enagás, resuelve equilibrios internos en los partidos y tratos de favor a las empresas. Hay tantas complicidades que permanecerá por mucho tiempo. Sin embargo, en los temas de energía poco se habla de los fichajes de abogados del Estado que conocen las leyes como nadie y que ayudan a las empresas en sus demandas contra las normas de los gobiernos que no les favorecen. Esto tampoco se debería permitir.
– Muchas veces se refiere a la eficiencia energética como la gran olvidada. ¿Qué habría que hacer para darle la relevancia que merece?
La eficiencia energética es una fuente de energía por derecho propio. La eficiencia energética ha de participar en los mercados energéticos de oferta y capacidad junto con el resto de fuentes y en igualdad de condiciones. Se cuantifica en la capacidad de energía flexible que puede aportar al sistema a través de los instrumentos de eficiencia energética, como el autoconsumo, las comunidades energéticas, el almacenamiento, la recarga de vehículos eléctricos, la rehabilitación energética de edificios, los contadores inteligentes, etc. que se establecen en las directivas europeas como tecnologías limpias para reducir la demanda con el control del consumidor.
El potencial de la eficiencia energética en Europa fue estimado por el Instituto Fraunhofer en el 67% del consumo actual. La Comisión Europea, en sus recomendaciones, ha desplegado un catálogo de medidas de eficiencia en todos los sectores de actividad que nadie está aplicando. Ha sido la Agencia Internacional de la Energía la única que ha señalado que la crisis de suministro de Rusia que sufrirá Europa este año solo se puede afrontar con medidas obligatorias de eficiencia energética.
Todos los reguladores han ignorado la eficiencia energética porque al suponer menos facturación para las eléctricas y menos ingresos para el sistema eléctrico podría crear déficits de tarifa; por el contrario, la mayor capacidad flexible que aportan los recursos desde la demanda ahorra inversiones y aportan estabilidad a las redes. La visión de la eficiencia como coste y no como activo ha alejado a empresas y consumidores de los instrumentos de eficiencia energética y han retrasado en décadas el cumplimiento de las directivas europeas que regulan los modelos de negocio basados en la reducción de la demanda en los mismos centros de consumo.
Solo se avanzará en la eficiencia energética cuando sus objetivos y medidas dejen de ser indicativas y sean obligatorias para los gobiernos. La Unión Europea y España han aprobado planes y medidas de eficiencia energética claramente insuficientes ante la escalada de los precios energéticos. La eficiencia energética exige colocar al consumidor y cliente activo en el centro del sistema; pero eso es hablar ya de otro modelo energético.
14 titulares
No ha sido fácil elegir un titular para esta entrevista, en la que Javier García Breva habla sin tapujos. Aquí una muestra:
– La visión estratégica de la energía la concibo como un problema existencial del planeta
– La taxonomía verde del gas y la nuclear no solo es una incoherencia que revela la hipocresía climática de las instituciones europeas, sino un acto de prevaricación
– Hay motivos para plantear una demanda ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea contra la taxonomía
– Francia ha de rescatar su sector nuclear de la quiebra de AREVA por defectos de fabricación en sus reactores; por eso ha nacionalizado EDF
– Europa ha entendido esta crisis del gas como una crisis de suministro y estamos cayendo en otra trampa cruel para el consumidor, como es la dependencia de EEUU
– Con la excepción ibérica Teresa Ribera rompió el tabú que los reguladores europeos y nacionales se habían negado a romper en décadas
– La resistencia de los países del norte, como Alemania o Países Bajos, a reformar el mercado mayorista ha hecho mucho daño a la economía europea
– El ‘pool’ es un negocio especulativo que solo beneficia a los socios que participan en él, bancos, eléctricas y petroleras, como activistas principales de la inflación
– Cuando en 2010, el presidente de APPA, José María González Vélez, presentó al ministro Miguel Sebastián el primer informe sobre el impacto macroeconómico de las renovables en España, no dudó en afirmar, sin abrirlo ni leerlo, que todo lo que ahí se decía era mentira
– Cuando acudimos al portavoz del PP, Álvaro Nadal, para pedirle su apoyo nos manifestó que solo lo haría si el apoyo a la fotovoltaica contribuía a derribar al gobierno del PSOE
– La posición de dominio de las eléctricas es excesiva, los controles inexistentes y una jurisprudencia reacia a aplicar las directivas europeas. Al consumidor cautivo hay que sumar la falta de reguladores independientes
– En los temas de energía poco se habla de los fichajes de abogados del Estado que conocen las leyes como nadie y que ayudan a las empresas en sus demandas contra las normas de los gobiernos que no les favorecen
– El potencial de la eficiencia energética en Europa fue estimado por el Instituto Fraunhofer en el 67% del consumo actual
– La crisis de suministro de Rusia que sufrirá Europa este año solo se puede afrontar con medidas obligatorias de eficiencia energética