Qué es lo que se van a encontrar los lectores e internautas en el informe "Entiende el mercado eléctrico". ¿Es realmente accesible para todo el mundo?
Cristóbal: “Entiende el mercado eléctrico” es un documento que intenta explicar, de la manera más clara posible, cómo funciona el mercado eléctrico, es decir, cómo se forma y quién decide el precio que pagamos en la factura de la luz. En el informe damos un repaso general a los mecanismos de mercado, los costes regulados (que incluyen, entre otros, las primas a las renovables), explicamos qué es la Tarifa de Último Recurso (TUR) que pagamos la mayoría de consumidores domésticos, cómo funcionan las subastas CESUR o por qué se ha generado el famoso déficit de tarifa. Estamos convencidos de que esta visión integral es fundamental para defenderse de enfoques parciales y críticas interesadas que a menudo salen en los medios de comunicación. Del mismo modo, esperamos que esta visión de conjunto pueda ayudar a los consumidores a desarrollar una opinión informada sobre qué medidas merece la pena apoyar para mejorar el funcionamiento del sector eléctrico.
Marta: A la hora de escribirlo siempre teníamos en mente al ciudadano de a pie como potencial lector, así que sí, esperamos haber conseguido que sea accesible a todo el mundo.
Decís en el informe que el mercado liberalizado ha oscurecido y complicado los mecanismos por los que se determinan el coste de la electricidad. ¿Por qué?
Marta: A groso modo, el importe que pagamos en nuestro recibo de electricidad tiene dos componentes que cuestan muy parecido. Es decir, la mitad de nuestra factura se debe al precio que la electricidad alcanza en el mercado y la otra mitad a los costes regulados.Para determinar este precio de mercado para cada una de las horas del año se celebran hasta 7 mercados distintos en los que todas las centrales de generación hacen sus ofertas de venta y todos los consumidores (a través de las compañías comercializadores que luego nos venden a nosotros) hacen sus ofertas de compra. Las principales críticas que se pueden hacer a este mercado son dos. En primer lugar, como todas las centrales que generan se retribuyen al precio de casación, los generadores basan sus ofertas no sólo en lo que les cuesta cada kilovatio-hora generado sino, y sobre todo, en el coste de oportunidad (una central hidroeléctrica puede dejar de producir en una hora porque tenga la esperanza de que la casación horas después será más alta) y esto, a la larga, se traduce en un incremento de la componente de mercado que acaba pagando el consumidor.
En segundo lugar, el mercado eléctrico español dista mucho de ser ideal, es marcadamente oligopólico (las grandes empresas eléctricas son capaces de influir significativamente en el precio de casación) y verticalmente integrado (la empresa “Iberdrola Generación” vende en el mismo mercado donde compra la empresa “Iberdrola Comercialización” lo que, obviamente, aumenta la influencia sobre el precio de mercado que tiene el holding dueño de ambas empresas).
Cristóbal: La verdad es que cuando por fin conseguimos entender cómo funciona actualmente el mercado eléctrico, lo complejo que es y todos los sobrecostes que conlleva al consumidor final nos preguntamos: “bueno ¿y qué estaba funcionando mal antes? ¿cuáles eran las desventajas del Marco Legal Estable que estuvo vigente en España hasta 1997?” Pues no sé, por supuesto que tenía algunas, pero ni de lejos tan graves como las que tiene el mercado actual. Si cambiamos de modelo fue sobre todo por un criterio ideológico y no tecnológico.
Marta: Por otro lado, en el otro 50% de la factura, la componente regulada, se incluyen las primas a las energías renovables pero también otros conceptos como las primas al consumo de carbón nacional, los Costes de Transición a la Competencia, hasta 2005 se incluían el coste del tratamiento de residuos nucleares y desmantelamiento de centrales, etc. En general, nos parece que la determinación del precio es considerablemente complejo y opaco. El problema es que este hecho es utilizado por algunos agentes para afirmar conclusiones muy discutibles como que “las energías renovables son las únicas culpables del déficit de tarifa”.
También indicáis que la transición al Mercado liberalizado tiene asuntos pendientes por resolver, ¿ cuáles?
Marta: Bueno, el principal asunto pendiente es el déficit de tarifa, y sobre esto se ha escrito mucho y de manera bastante demagógica últimamente. El déficit se genera cada año: los costes del sistema superan lo que pagamos los consumidores por la electricidad aumentando la deuda que tenemos con las compañías eléctricas. Como comentábamos antes, los costes engloban muchas cosas: las primas a las renovables y las primas al consumo de carbón nacional, a las centrales de ciclo combinado (mediante los pagos por capacidad) o a las centrales nucleares. Pero en el coste final de la electricidad no sólo influyen estas primas, también el precio que se alcanza en el mercado mayorista, o el sobrecoste debido a las subastas CESUR.
¿Cuál de todos esos costes es el responsable del déficit de tarifa? Pues, la verdad, es que lo son todos, aunque cada uno en diferente medida. Es cierto, y esto no se puede negar, que las renovables suponen un porcentaje importante de nuestra factura de la luz (alrededor de un 15% si se consideran datos desde 1998, cuando empezó la transición) pero también es cierto que aportan ventajas muy significativas al sistema. En mi opinión habría que empezar a recortar por aquellos costes que no están aportando nada.
Cristóbal: Bueno, aquí hay que puntualizar que aunque las primas a renovables suponen una parte importante de la componente regulada del coste que pagan los consumidores, también les ahorran dinero mediante lo que se conoce como “merit-order effect”: al aumentar la generación renovable, por tener costes variables muy bajos, se obtiene un precio de casación inferior al que se alcanzaría sin la producción renovable. Existen varias publicaciones científicas e informes técnicos que estiman este ahorro del mismo orden que el coste de las primas, llegando en muchos casos a superarlo, es decir, que las primas supondrían un ahorro neto a los consumidores.
Marta: Yo diría que el otro gran asunto pendiente de resolver son los Costes de Transición a la Competencia (CTCs). Cuando se lilberaliza el mercado se les reconoce el derecho a las generadoras eléctricas a recibir una compensación si el precio de mercado es inferior al que ellas tenían reconocido para garantizar su rentabilidad. Pero es que, sorprendentemente –bueno, quizás no tan sorprendentemente–, el precio que la electricidad alcanza en el mercado mayorista es mayor que el esperado, así que estas empresas obtienen beneficios extra (los famosos wind fall profits). Como se explica en el informe, las empresas se han quedado con aproximadamente 4.000 millones de euros que les tocaba pagar. Está claro que esto es un asunto pendiente a aclarar, bajo mi punto de vista, este importe debería descontarse directamente del déficit que los consumidores tenemos con estas empresas.
Cristóbal: Otro asunto pendiente de resolver con el actual funcionamiento del mercado son los sobre beneficios que hidroeléctricas y nucleares están obteniendo. En las mayoría de los casos se trata de centrales instaladas durante el Marco Legal Estable, por lo que la amortización y los beneficios los tenían asegurados. Que estas centrales en la actualidad participen del mercado les reporta unos beneficios extra altísimos por un riesgo que nunca corrieron. Una de las propuestas clave que hacemos es gravar a estas fuentes de generación para disminuir, por ejemplo, el déficit de tarifa o para incentivar instalaciones renovables.
En otro momento afirmáis que los mecanismos de mercado incluyen costes extra al consumidor. ¿Cuáles son esos costes? ¿Se podrían evitar?
Cristóbal: Cuando se plantea la liberalización del mercado, se argumenta que los precios no debe fijarlos un regulador arbitrariamente, sino que han de venir dados por mecanismos de mercado. Esto se traduce en la incorporación del “factor riesgo” en la fijación del precio que alguien debe asumir a cambio de la posibilidad de beneficios. El ejemplo más claro es el de las subastas CESUR, en las que entidades financieras asumen el riesgo de cubrir un precio fluctuante durante los próximos meses (resultado del mercado diario) para poder asegurar precios fijos a los consumidores domésticos. Esta financiarización (conseguir beneficios a través de canales financieros) del mecanismo para establecer la Tarifa de Último Recurso abre nichos de negocio puramente especulativos, que han supuesto de media rentabilidades del 12% en los últimos cuatro años.
Marta: Exacto. Lo que no parece lógico es criticar la arbitrariedad de un regulador público (que se podrá equivocar dentro de un margen, pero que en definitiva tiene que responder ante la sociedad) y sustituirlo mediante la creación de semejantes negocios a entidades financieras que no aportan físicamente nada al sistema eléctrico.
Cristóbal: Otro ejemplo es el de dar valor económico a tener mercados casados en diferentes horizontes temporales para una misma hora. Esto permite que una central con un compromiso de generación (adquirido, por ejemplo, en el mercado diario) opte en los mercados intradiarios a recomprarse la energía a un precio menor, lo que le supondría beneficios netos a cambio de no verter ni un kilovatio-hora a la red. Lo que parece ilógico para el sentido común está perfectamente aceptado en las reglas del mercado eléctrico. De hecho, no es raro observar una estrategia de generación ofertando a comprar y vender a la vez con este propósito.
La CNE ha advertido en varias ocasiones que dichos mecanismos de mercado son fácilmente manipulables. ¿También vosotros lo consideráis así?
Marta: Es un secreto a voces que unas pocas empresas integradas verticalmente acumulan cuotas superiores al 70% tanto en generación como en comercialización, lo que les permite actuar interesadamente sobre los diferentes mercados. Un ejemplo conocido es el precio de casación artificialmente bajo que se obtuvo en el mercado diario entre octubre y diciembre de 2006 para distorsionar los mercados de ajustes y de restricciones técnicas; fue el resultado de una estrategia de ofertas de una sola empresa. En cualquier caso, uno puede tener su opinión y sospechar o no que haya manipulación, pero las denuncias por parte de la CNE de manipulación del mercado diario, del mercado de restricciones técnicas y de las subastas CESUR entre otros no deben ser tomadas únicamente como una opinión, pues se trata del órgano regulador del sector.
Cristóbal: Nos sorprendió mucho leer de un académico experto en el tema que, en esta implantación de mercados liberalizados en Europa, los Estados están incentivados a mantener mercados oligopólicos que permitan la creación de “campeones nacionales” capaces de competir y adquirir nichos de mercado en otros mercados extranjeros (cuando no absorber directamente otras empresas). Creemos que es exactamente lo mismo que ha sucedido en otros sectores como el de la construcción. Desde esta perspectiva, la liberalización del mercado eléctrico estaría encubriendo la “musculación financiera” de esas empresas mediante la transferencia de dinero público (con el correspondiente sobrecoste a la sociedad) hacia empresas privadas llamadas a competir en un escenario global. Esta visión ayuda a entender la pasividad durante estos catorce años para corregir el régimen oligopólico o para permitir la deriva que ha llevado el déficit tarifario.
Vuestro informe arroja también unas cuantas cifras interesantes…
Cristóbal: La verdad es que durante la fase de documentación hemos descubierto algunas cifras sorprendentes. La que más, las elevadas rentabilidades que las subastas CESUR han supuesto a entidades financieras. Como ya hemos dicho, de media ha sido del 12%, pero es que en algunos ejercicios superó el 30%, llegando incluso en el primer cuatrimestre del 2010 a la escandalosa cifra del 54%.
Marta: Otro dato muy curioso es el de la evolución del precio de la electricidad previo a la liberalización: el funcionamiento bajo el Marco Legal Estable supuso de media un descenso anual del 2% de la tarifa eléctrica.
El último capítulo lleva el sugerente título de "Las siete falacias del mercado eléctrico español. Muy brevemente, ¿cuáles son esas falacias?
Cristóbal: Bueno, una de las principales falacias que denunciamos en nuestro informe es la que tiene que ver con el coste de la energía en función de la fuente de generación. Continuamente se nos repite que “las renovables son caras pero la nuclear es barata”. Esta afirmación se basa en que, mientras que las renovables reciben primas, la nuclear hace ofertas en el mercado mayorista a precios muy bajos. Pero es que, haciendo un análisis un poco más profundo se ve como esto en realidad no es cierto. Por un lado, ya hemos comentado anteriormente como las primas a las renovables son compensadas prácticamente en su totalidad por el ahorro que producen al disminuir el precio de casación en el mercado. Pero es que por otro la idea de que la nuclear sea barata porque oferta a precios bajos es rotundamente falsa. En primer lugar la nuclear oferta a precios bajos principalmente porque no es regulable, es decir, no puede disminuir su producción en función de la demanda y debe, por lo tanto, vender todos los kilovatios-hora que genere en cada momento. Además no podemos olvidar que las centrales nucleares han sido amortizadas gracias a las condiciones económicas que se les reconocieron durante el Marco Legal Estable y ahora mediante el acceso al mercado están obteniendo cuantiosos sobre beneficios. Por último, no podemos olvidar que la energía nuclear no interioriza muchos de sus costes: hasta 2005, es decir durante la mayor parte de la vida útil de las centrales nucleares españolas, el tratamiento de los residuos nucleares y el desmantelamiento de las centrales fue costeado por los consumidores eléctricos.
Marta: Sí, y aunque desde 2005 los Planes Generales de Residuos Radiactivos los costeen las propias nucleares estos sólo presupuestan dicho tratamiento hasta 2070. Nadie sabe quién va a pagar a partir de ese año. Y el dinero para el ATC (Almacén Temporal Centralizado) sale del presupuesto general del Estado, tampoco lo costean las centrales nucleares.
Cristóbal: De todas formas, la mayor subvención encubierta a esta fuente de energía es la limitación de la responsabilidad civil en caso de accidente a 700 millones de euros. Algunos estudios señalan como el precio de la energía de origen nuclear se duplicaría si pagasen el coste real de sus seguros.
Marta: El informe acaba con 7 falacias pero a mí me gustaría destacar especialmente la primera. En mi opinión, es necesario que, en lugar de dar por hecho que el libre mercado es la mejor forma de gestionar el sistema eléctrico, repensemos esta idea. Porque, en el supuesto caso de que el mercado consiguiese minimizar el coste de la electricidad (y parece claro que no es así) ¿debe ser este el único objetivo del sistema eléctrico? ¿No deberíamos tener como objetivo también reducir las emisiones de CO2? ¿O garantizar el acceso a la electricidad de todos los ciudadanos a corto, medio y largo plazo? ¿Quizás utilizar nuestros recursos de manera lo más sensata posible y aumentar nuestra soberanía energética? Yo creo que en estos tiempos que corren, tenemos que reflexionar sobre estas cuestiones y pensar en cambiar nuestro modelo de generación eléctrica hacia un sistema que garantice no solo la sostenibilidad económica sino también la sostenibilidad ambiental y social del mismo.
El informe se puede descargar desde la página:
www.observaelmercadoelectrico.net