APPA organiza su primer Congreso de Autoconsumo en 2019, apenas unos meses después de derogado el impuesto al Sol. ¿Dónde queda a día de hoy aquella página de la historia de la fotovoltaica española?
Aquello yo creo que fue una mala decisión... una mala decisión que, sumada a la retroactividad de ciertos reales decretos que aprobó entonces el Gobierno, llegó a paralizar a todo a un sector, y perdimos cinco o seis años de oro, demasiados años. Si hay que buscarle algo positivo a todo aquello es que, como no se podía trabajar aquí, y ya había un sector con mucho conocimiento de todo tipo, pues nos vimos obligados a salir fuera e implantarnos a nivel internacional. Ahora estamos volviendo a recuperar el pulso que perdimos durante aquellos años.
¿Estaba el sector (en 2012, 2013, 2014) lo suficientemente maduro como para despegar entonces?
El sector del autoconsumo estaba preparado, lo suficientemente maduro, muy maduro, como para poder despegar tranquilamente. Había conocimiento, el módulo ya estaba bajando de precio a un buen ritmo y se podía haber implantado.
Regreso al presente. Hoy el escenario es completamente distinto. ¿Por qué?
Para empezar, ya nadie duda de las renovables, que ya se están implantando en todo el mundo, mientras que hace tan solo unos años eso no sucedía en todas partes. Segundo: tenemos mucho conocimiento técnico, y tenemos una tecnología totalmente madura. Y tercero: el autoconsumo coloca al consumidor en el centro de la toma de decisiones y lo convierte, más que ninguna otra tecnología o solución energética, en el protagonista absoluto.
De acuerdo: el autoconsumo es cada vez más popular. Pero supongo que hay "clientes" más fáciles y "clientes" más difíciles. ¿Dónde es más fácil?
Si lo miramos a nivel de rentabilidad, pues es evidente que el cliente industrial, y el gran industrial, van a ver la rentabilidad más a corto plazo. En todo caso, ahora mismo, sin subvenciones, en cualquier lugar de España podemos hablar de retornos de entre siete y diez años. Es verdad que, si vamos al cliente doméstico, la rentabilidad, si no cambias de hábitos, no es tan fácil. Pero es que en el caso del cliente doméstico en realidad estamos hablando de otra cosa, porque estamos hablando de perfiles muy concienciados con las renovables, perfiles que se llegan a convertir en sponsores del autoconsumo a escala doméstica. Porque se acaban tomando con un amigo una cerveza en el bar y le cuentan su instalación y le muestran en el móvil la app que recoge todos los datos de producción, gráficas... Se convierten en apóstoles del gran cambio. Ese es uno de los grandes valores del autoconsumo: que le cambia los hábitos al autoconsumidor, y le convierte en apóstol de esta tecnología. Por eso va a calar muy rápido en el segmento doméstico: por ese motivo, y por supuesto también porque la tecnología ya está, como he dicho antes, completamente madura (desde hace ya muchos años lo está), y el coste ya es un coste razonable.
Una vez muerto el impuesto al Sol, ¿queda alguna barrera por remover?
El tema administrativo. Hace falta homogeneizar, vía plataforma digital, las gestiones administrativas. No puede ser que el funcionario de turno te pida un papel en un pueblo (un funcionario que seguramente es muy competente pero que no ha recibido ninguna orientación, ninguna guía sobre lo que es el autoconsumo), y que en el pueblo de al lado te pidan otro. Esa es una de las primeras barreras que hay que vencer. Simplificar. Por decirlo de alguna forma, por aglutinarlo: hace falta competitividad administrativa. Otra barrera administrativa, que padecen en este caso las instalaciones con excedentes, nos la encontramos en las distribuidoras, que tampoco tienen una forma homogénea de trabajar y no son demasiado ágiles. No todas son iguales pero… vamos a dejarlo en que, en general, no son demasiado ágiles. Y luego una medida que le vendría bien al autoconsumo, sobre todo al colectivo, es la ampliación de la distancia de 500 metros al punto de generación [un autoconsumidor que quiera participar de una instalación colectiva solo puede hacerlo si la instalación está a menos de 500 metros de distancia]. Nosotros creemos que habría que elevar esa distancia hasta los mil quinientos, o dos mil metros. Eso facilitará que prosperen las comunidades energéticas, que están llamadas a triunfar gracias a (1) lo que comentaba antes, el boca a boca, el apostolado, y (2) una vez haya sido removida la barrera de la distancia, que no tiene ningún sentido científico, ni técnico.
Y, por fin, ¿subvenciones sí o no?
Yo creo que la subvención no es necesaria, pues la tecnología está más que madura. Pero sí que creo que, con las subvenciones, en primer lugar, se van a implantar más instalaciones en menos tiempo, y, en segundo lugar, el autoconsumo se va a popularizar más rápidamente. Así que estamos a favor de subvenciones siempre y cuando haya control y seguimiento.
¿Mejor entonces impulsar el autoconsumo vía desgravación fiscal, quizá?
Las desgravaciones fiscales con las que algunas comunidades incentivan el autoconsumo entre las empresas son positivas. Y lo son entre otras cosas porque incentivan a la empresa a seguir invirtiendo en su propio negocio.
• Entrevista incluida en la edición de octubre de la revista de papel Energías Renovables (ER 205)