– En 35 años Dinamarca se ha comprometido a que toda la energía que consuma sea de origen renovable. ¿Cómo lo hará?
En primer lugar decir que este objetivo, fijado por el Parlamento danés en 2011 con el apoyo de más del 90% de los parlamentarios, es un desafío enorme. El primer paso fue el Plan Energético 2012-2020, al que seguirán sucesivos planes hasta 2050 que irán desarrollando la estrategia adaptándola a los desarrollos tecnológicos y al cumplimiento o no de los objetivos parciales de los planes anteriores.
La estrategia se basa en varios bloques. Por un lado, el incremento del ahorro energético. El objetivo fijado en el plan 2012-2020 es reducir el consumo en un 12% en 2020 en relación a 2006. Otro bloque propone aumentar el peso de la electricidad en el sector energético mediante redes inteligentes; incrementar las renovables puramente eléctricas (eólica, solar…); y consolidar el vehículo eléctrico y los sistemas de almacenamiento de electricidad. En 2020 el 33% de la energía y el 60% de la electricidad consumidas en el país deben ser de origen renovable. El último bloque plantea un aumento de la bioenergía como sustituto natural de los combustibles fósiles en las grandes plantas térmicas, plantas de cogeneración industriales y de district heating, así como en los gasoductos que cruzan el país, en el sector residencial y, por supuesto, en el sector del transporte. Por ejemplo, a partir del año 2017 estará prohibido instalar calderas de gasoil en Dinamarca.
– La bioenergía jugará entonces un papel importante.
Sin lugar a dudas la bioenergía será una pieza clave para realizar esta transición. Las universidades de Copenhagen y Aarhus realizaron un estudio en 2012 sobre cómo aumentar la producción autóctona de biomasa para asegurar la existencia de recurso suficiente y no depender de importaciones. Dinamarca es el segundo mayor importador de pellets de Europa en valores absolutos, con más de 2,2 millones de toneladas en 2013, por detrás del Reino Unido.
Los principales recursos autóctonos para la producción de bioenergía son la paja de cereal, los residuos agroindustriales y los residuos urbanos. Por ejemplo se ha preparado un plan específico para que el nivel de tratamiento de las deyecciones ganaderas en plantas de biogás pase del 7% actual al 50% en 2020. De hecho se están construyendo varias grandes plantas centralizadas, y la mayor planta del mundo de biogás agro-ganadero se encuentra ya en funcionamiento en Maabjerg.
Y de cara al futuro, se está invirtiendo mucho en desarrollar el concepto de biorrefinería combinando diferentes tecnologías como el biogás, los biocombustibles de segunda generación, la gasificación y la combustión de biomasa y residuos para ofrecer instalaciones sostenibles tanto económica como medioambientalmente. Precisamente en Maabjerg se está proyectando construir una planta de bioetanol de paja en un terreno adyacente a la mencionada planta de biogás.
– ¿Por qué Dinamarca sabe aprovechar los recursos que le ofrece la biomasa y el biogás?
Creo que es una combinación entre obligación y sentido común. El gobierno marca unos objetivos, un marco estable e incentivos para el desarrollo de las tecnologías que aprovechan los recursos renovables de que dispone el país. Luego ya es el mercado el que se encarga de poner a cada uno en su sitio. Unas tecnologías sobreviven, como por ejemplo la combustión de paja, astillas y pellets, el biogás y el aprovechamiento de la energía térmica en sistemas de calefacción urbanos. Otras no lo han conseguido, y otras están a punto de llegar al estadio de comercialización, por ejemplo la producción de bioetanol de 2ª generación a partir de paja de cereal o la gasificación.
Otra clave importante es el apoyo constante a la I+D en el sector energético. El Estado ha destinado durante los últimos tres años 1.000 millones de euros a cofinanciar proyectos de desarrollo de nuevas tecnologías en el sector energético, así como a la mejora de procesos y tecnologías existentes.
– ¿Tiene España un potencial de aprovechamiento similar? ¿Se está haciendo? ¿Por qué, o por qué no? ¿Dónde están las claves?
España es uno de los países con mayor potencial de bioenergía de Europa. Dispone de un gran sector forestal que debiera generar miles de toneladas de recurso, un sector agro-ganadero muy rico con multitud de cultivos leñosos y herbáceos, así como una de las mayores y más variadas cabañas ganaderas de Europa. Los residuos de todos estos sectores primarios, así como de las industrias agroalimentarias, son aprovechables para la generación de energía. Por ejemplo en biogás se podrían desarrollar muchas más instalaciones de las que existen en la actualidad. Cada vez que se queman rastrojos en el margen de un campo se están perdiendo kilocalorías de energía y se está aumentando el riesgo de incendios.
Sin lugar a dudas se están haciendo cosas en España en el campo de la biomasa, pero creo que el nivel de aprovechamiento actual es muy inferior al que debiera ser. A mi entender se han perdido oportunidades únicas en los años de bonanza económica que disfrutamos durante buena parte de la década pasada, que podrían haber situado a España a la cabeza del desarrollo de la bioeconomía, e incluso haber contribuido a atenuar el impacto de la crisis.
Algo que se ha aprendido en Dinamarca es que para que las energías renovables se desarrollen adecuadamente es imprescindible el apoyo decidido y constante de la administración, cosa que en España en general, y especialmente en el caso de la bioenergía, no ha sucedido. En Dinamarca la energía es uno de los temas que acostumbra a requerir amplios consensos, precisamente por la necesidad de dotar de un marco estable y seguro a los actores. Eso no significa que las propuestas e iniciativas no se discutan acaloradamente, ni que no se generen debates en los medios y la opinión pública, pero eso no impide llegar a amplios acuerdos de Estado.
Sin embargo, actualmente España se encuentra, en cierta manera, en una situación de privilegio: dispone del recurso, tiene la necesidad de aumentar la cuota renovable en su mix energético a medio y largo plazo, existen fuentes de financiación y hay países de su entorno, como Dinamarca, que tienen años de experiencia en la implementación a escala real de muchas de las tecnologías aplicables.
– ¿Cómo estará Dinamarca representada en la feria de Expobiomasa 2015? ¿Qué pueden encontrar los visitantes?
Estará representada con más de 20 empresas. Algunas participarán en el stand de Dinamarca y otras con sus propios stands. Y lo harán ofreciendo equipos y tecnologías para toda la cadena de valor de la bioenergía, como se dice popularmente “del campo o del bosque al radiador”; todos los sectores de la bioenergía (biomasa, biogás y biocombustibles); y a todas las escalas, desde grandes plantas de cogeneración hasta calderas para casas unifamiliares.
Mención especial merece la presencia de los proveedores de equipos y sistemas para las redes centralizadas de calefacción, que parece ser que durante los últimos años se ha ido convirtiendo en un segmento en crecimiento.
Finalmente quisiera hacer una reflexión sobre dos aspectos importantes cuando se diseña una planta energética en Dinamarca:
• El correcto dimensionamiento: no es cuestión de ajustarse a la capacidad máxima posible para recibir el máximo subsidio o a la prima, sino que el dimensionamiento se debe hacer en base a la disponibilidad del recurso y a la demanda de la producción, siempre teniendo en cuenta el efecto de las economías de escala, muy relevante precisamente en la bioenergía.
• El “ciclo de vida”: la vida útil y calidad de los equipos es fundamental al diseñar una planta energética. Lo que en el año 0 parece caro, puede resultar barato en una perspectiva de 25, 30 ó 50 años de operación de la planta.