Hay muchos aspectos que están convergiendo en la creación de esta nueva forma de dotarnos de electricidad: lo tradicional y lo emergente, lo físico y lo digital, lo grande y lo pequeño… ¿Qué retos supone todo ello para la operatividad de REE?
En realidad las llamadas nuevas tecnologías de generación, generación distribuida o generación no gestionable, siendo esta última la denominación que utiliza la normativa, no son en realidad nuevas en el sistema eléctrico español. De hecho están con nosotros de forma significativa desde principios de la década pasada. Hasta tal punto es así que en 2006 esa presencia ya significativa y la previsión de su imparable crecimiento nos llevó a crear el Centro de Control de Renovables (CECRE), primero en el mundo capaz de monitorizar y controlar el conjunto de la generación eólica y solar de un país.
El reto inicial que implica integrar en el sistema eléctrico esa generación de forma segura es su monitorización y control, lo que fue resuelto gracias al CECRE y a los centros de control de las empresas generadoras cuya actuación coordina el primero. Además, dado que la tecnología de esos generadores no les permite aportar al sistema los servicios que éste requiere para garantizar el suministro, tales como la regulación completa de la potencia, la frecuencia, la tensión o la contribución a la inercia del sistema, el siguiente reto es contar con el funcionamiento mínimo necesario de los generadores, llamémosle convencionales, los generadores síncronos, que se encuentran en los ciclos combinados, las centrales de carbón, las nucleares o las hidráulicas que sí proporcionan esos servicios necesarios para el sistema. En este punto conviene recordar que estos últimos generadores también son renovables, y con una virtud exclusiva, su capacidad de almacenar grandes cantidades de energía cuando son diseñados para tal fin; éstas son las centrales hidráulicas de bombeo. La coordinación de todos los actores intervinientes es otro aspecto al que hay que prestar especial atención; ahora no son unos pocos generadores, son centenares los que deben actuar de forma coordinada.
El objetivo marcado por el Gobierno es alcanzar un 74% de generación eléctrica con renovables en 2030. El futuro también se perfila con cada vez más vehículos funcionando con electricidad por nuestras ciudades y carreteras. ¿Cuánta dificultad añade todo ello a la operación del sistema?
La carga del vehículo eléctrico no supondrá por su magnitud un problema para la operación segura del sistema. En su día, cuando adquieran una entidad significativa sí que será importante tener observabilidad y controlabilidad de esas cargas (consumos) para que contribuyan a la operación segura y eficiente del sistema eléctrico. El mayor impacto de la penetración del VE se producirá en las redes de distribución, donde de requerirá su ampliación y digitalización.
¿Hasta qué punto es esencial el almacenamiento masivo de energía para lograr esa altísima participación de las renovables?
La falta de sincronía entre la disponibilidad del recurso renovable eólico y fotovoltaico, y el consumo de energía eléctrica nos lleva a la necesidad de almacenar ese recurso para que sea consumido cuando la demanda lo precise. Por ello el almacenamiento es un instrumento necesario, y lo será aún más en el futuro, desde las perspectivas de seguridad de suministro, de aprovechamiento de los recursos renovables y eficiencia económica. Un ejemplo claro de los efectos positivos del almacenamiento masivo lo constituirá el bombeo hidráulico de la central reversible de Chira-Soria, en Gran Canaria, gracias a la cual, cuando se produzca su puesta en servicio, los vertidos (pérdidas) de energía renovable se reducirán del orden de 25 puntos porcentuales y los ahorros para el sistema estarán en el entorno de los 100 M€/año.
Siguiendo con el almacenamiento, ¿cómo vislumbra el futuro de este sector? ¿Convivirán el bombeo hidráulico y el almacenamiento en baterías o terminarán imponiéndose estas últimas?
Nuestro PNIEC apunta a un nuevo contingente de 3.500 MW de bombeo y 2.500 MW de baterías en 2030. Con la tecnología actual el almacenamiento masivo de energía procedente del sistema eléctrico solamente es viable en centrales hidráulicas reversibles (bombeo). No obstante, la baterías son un valioso instrumento que complementa al bombeo hidráulico, singularmente en los sistemas eléctricos de los Territorios No Peninsulares (TNP). Allí serán muy valiosos para contribuir a la estabilidad de la frecuencia del sistema eléctrico, parámetro fundamental que mide el equilibrio entre generación y consumo, y también para maximizar el aprovechamiento de los enlaces entre islas y de estás con el sistema peninsular español.
La generación distribuida y el autoconsumo, ¿de qué manera influyen en la operatividad del sistema? ¿Qué están haciendo en REE para garantizar el correcto funcionamiento del sistema eléctrico con la participación cada vez mayor de estas modalidades?
Se trata de generadores y consumos como otros del sistema, nada especialmente novedoso, así que al igual que sucedió con la generación eólica y fotovoltaica, una vez que el operador del sistema disponga de observabilidad y, en su caso, controlabilidad de ellos, la integración de esos contingentes no supondrá ningún problema para la garantía de suministro. Trabajamos para que ambas capacidades, de las que también es preciso que dispongan los distribuidores, se implementen como instrumentos necesarios para garantizar su integración segura y, por ende, su mayor desarrollo.
¿Va a seguir siendo necesario contar con las interconexiones para asegurarnos de tener una electricidad fiable y segura en todo momento? En este sentido, ¿cree que habrá una tercera interconexión con Marruecos?
La interconexiones, que pueden ser consideradas como un ”almacenamiento exterior”, se justificarán en tanto que contribuyan a la garantía de suministro, la integración de energías renovables y a la reducción de los costes de la electricidad. Todo ello forma parte de los correspondientes Análisis Coste/Beneficio (CBA), cuyo resultado positivo es condición necesaria para que la interconexiones sean planificadas tanto en el ámbito europeo como nacional. La potencial tercera interconexión con Marruecos estará sujeta a ese mismo análisis. Resulta claro que poseyendo las tres virtudes mencionadas, las interconexiones son un instrumento valioso para incrementar la competitividad de nuestra economía.
Y el mecanismo de interrumpiblidad, ¿va a seguir teniendo sentido en este nuevo escenario energético?
La normativa europea es enormemente restrictiva en cuanto a la autorización de mecanismos de ese tipo. El Gobierno dentro del marco que establece dicha normativa será quien determine su posible encaje en el futuro.
La digitalización de las redes y el internet de las cosas son otros aspectos cada vez más determinantes. ¿De qué forma ayuda y mejora la operatividad del sistema todo ello? ¿Cómo está avanzando REE en este terreno?
Hemos estado a la vanguardia en la digitalización de la redes y en el control del sistema; una prueba de ello es el CECRE, referido anteriormente, los centros control de las empresas generadoras y la alta tasa de disponibilidad de las redes de transporte y distribución. La digitalización de la red de transporte y de las redes de distribución ya es una realidad en el sistema eléctrico español que seguirá ocupando una parte importante de nuestra actividad para maximizar la utilización de los recursos existentes. Entre ellos se encontrarán los potenciales proveedores de servicios de balance para el sistema tales como los pequeños consumidores mediante el IoT. En el futuro, con un alto porcentaje de generación no gestionable, todo recurso para lograr el equilibrio carga-generación será importante; es ahí donde el IoT puede jugar un papel significativo.
¿Cómo imagina el sistema eléctrico español en diez años? ¿Y en 2050, la fecha marcada para ser completamente neutros en emisiones de CO2?
En España, de facto, la transición energética comenzó a principios de esta década cuando eólica y fotovoltaica comenzaron a convertirse en agentes relevantes del sistema eléctrico. Por ello, dentro de 10 años no habrá cualitativamente grandes cambios, pero sí los habrá cuantitativamente porque la componente de generación renovable no gestionable – la hidráulica no entra en ese grupo- será muy importante. Esto implica que, al tiempo, se habrá reducido la potencia síncrona disponible. Como consecuencia, garantizar el suministro será más mucho más complejo que en la actualidad, pero posible si hacemos las cosas bien dotándonos de los recursos de gestión y flexibilidad necesarios.
La fecha de 2050 nos marca un reto extraordinario para cuyo logro son precisos desarrollos tecnológicos que aún no existen en el ámbito eléctrico, en tanto que la sustitución completa de la generación térmica sin que se vea afectada la garantía de suministro solamente la puede realizar una de las actuales fuentes de energía renovable: la generación hidráulica. Pero, lamentablemente, no tenemos ni la potencia ni la energía hidráulica suficientes para realizar esa sustitución. Siendo así, solamente cuando la tecnología dote a la generación eólica y fotovoltaica de las capacidades técnicas de los generadores síncronos y dispongamos del almacenamiento suficiente podremos utilizar exclusivamente fuentes renovables en el sistema eléctrico ... O cuando logremos contar con una fuente energética distinta de las anteriores pero igualmente libre de emisiones que haga funcionar al ya famoso generador síncrono.
Esta entrevista se puede leer también en el número de junio de Energías Renovables (ER202)