¿Qué estudia un inventor; o qué estudió Juan Bornay?
No se estudia, la mente es creativa y despierta. Las ideas surgen de darle vueltas a cómo dar solución a necesidades que hay en el ambiente. Lo que ayuda al desarrollo del aerogenerador es la experiencia adquirida trabajando con los alternadores de los coches en talleres mecánicos. Esa experiencia y una mente inquieta y creativa dan como resultado Bornay.
¿Cuándo y dónde ve el primer molino?
Antiguamente había unos molinos que se fabricaban en Francia. Estaban en la zona de Albacete y eran dinamos que producían energía. Y esos equipos son los que despertaron mi curiosidad para comenzar a crear un aerogenerador.
¿Cómo surge la idea de fabricar un primer aerogenerador? ¿Por qué? ¿Por qué no fabricar la luz con un compresor de gasóil, si era usted mecánico?
La idea surge porque el campo de mi entorno se estaba quedando vacío por falta de energía. Existían generadores diésel, pero eso no era adecuado para vivir. La gente quería tener una radio, quería tener luz y el desarrollo de un aerogenerador fue la creatividad de poder llevar luz a esos lugares. Una de esas casas del entorno rural vacío era la casa de mis abuelos. La idea de un aerogenerador surgió porque en la zona de Castalla hay, en general, mucho viento, y pensé que había que aprove- char el viento. Un motor mecánico hace ruido y necesita mucho mantenimiento. Y lo que yo quería era un sistema que recogiera la energía del Sol o del viento en equipos que no fueran ruidosos y que tuvieran un mantenimiento lo más sencillo posible.
¿Quién le enseñó a fabricar molinos? ¿Qué leyó, cómo buscó información?
A partir de los alternadores de los coches fui perfilando ideas para desarrollar el alternador del aerogenerador. La información era escasa. No existía internet. Castalla estaba aislado. Y fue la técnica de ensayo-acierto, ensayo-error, la que provocó el desarrollo de las primeras unidades.
¿Cómo materializa su primer aerogenerador? ¿Cuándo lo construye, y cómo? ¿En cuánto tiempo?
Construir el primer aerogenerador me llevó casi dos años. Los años 1968-1969. Y lo construyo con restos de alternadores de automóvil que modifico.
¿Cuándo se da cuenta de que es posible ganarse la vida fabricando aerogeneradores?
Cuando comprobé que la máquina funcionaba bien. Montamos el primero para un amigo y los tres siguientes para conocidos y vimos que la gente tenía interés por ellos. Eso fue un indicador de que nos podríamos ganar la vida con ellos. En aquella época no existían los paneles solares, así que fueron unas cuantas circunstancias las que determinaron el poder fabricar aerogeneradores y poder vivir de ello. Posteriormente, cuando llegaron los paneles solares, se hizo cierta publicidad engañosa sobre cómo se cargaban con las luces de un coche o la potencia que podían soportar, mayor de lo que realmente podían, y eso provocó una ralentización de la penetración en el mercado de los aerogeneradores. Pero la fe en que lo que habíamos construido era bueno y útil es lo que hizo superar todos estos obstáculos. Lo que escuchaba en esa época de boom fotovoltaico era un poco cuento chino, porque técnicamente sabía que lo que se comentaba no era cierto y que eso, alguna vez, se daría la vuelta.
¿Cómo es posible empezar en Castalla y acabar en la Antártida, en Miami y en Tanzania? ¿Cómo y cuándo empieza a internacionalizarse Bornay?
Sobre 1980, a raíz de una exposición en Zaragoza, donde unos argentinos se interesaron por el producto, por los aerogeneradores. Este es el comienzo de la exportación para Bornay. Eso, unido a mi carácter viajero, siempre ávido por conocer otras culturas y otras posibilidades, han favorecido la exportación de Bornay. Ser radioaficionado también ha jugado a favor de la salida al exterior de los productos de Bornay. Porque a principios de los años 70, cuando se funda la empresa, ya comienzo a hablar con poblaciones lejanas como Tanzania o el Congo a través de las ondas de la radio. Un día hablo con personas del Congo y me comentan que van a ir a Bilbao porque estudiaban allí, y pasaron a visitarme. A partir de ahí surgieron proyectos que se enmarcan dentro de las políticas de Responsabilidad Social de la empresa, puesto que se les ayudó mucho. Estos y otros fueron contactos lejanos que se hicieron a través de la radio.
¿Sabe cuál es el aerogenerador (de los que ha fabricado Bornay) que más tiempo lleva operando?
En la zona de Bihar hay todavía uno de 300 W. Pero hay que tener en cuenta que la tecnología ha avanzado mucho, sobre todo en lo que a la electrónica se refiere, por lo que esas líneas de producción antiguas se han sustituido por equipos mejorados electrónicamente. Pero, vamos, que un Bornay puede durar 50, 60, 70 años.... haciendo los mantenimientos adecuados.
¿Cuál ha sido el momento más duro de estos cincuenta años?
La separación de los socios de la empresa en el año 2005. Mi hermano pequeño estuvo a mi lado durante mucho tiempo. Aunque yo inicié la empresa, él fue mi socio durante años y me acompañó en todas mis andaduras, hasta que hubo que profesionalizar la empresa y ahí comenzaron los malentendidos, que terminaron en una ruptura total, tanto en el plano profesional, como en el plano personal. Este fue, sin duda, el momento más duro en estos 50 años.
¿Alguna asignatura pendiente?
Ninguna, la verdad... Estoy muy satisfecho, porque planté no solo la semilla, sino el árbol, y ese árbol ha crecido, ha dado sus frutos y la empresa está, hoy, en manos de la segunda generación. Lamentablemente, he visto caer a todos los fabricantes de aerogeneradores que se han presentado como mejores que nosotros y con mejor producto y, sin embargo, al cabo de algunos años han abandonado el mercado. Me siento muy orgulloso de poder seguir construyendo mi sueño de fabricar energía con la fuerza del viento.